sábado, 25 de febrero de 2012

FORMANDO EMPRENDEDORES SE GENERA DESARROLLO

De acuerdo con el último censo de población realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2010, los mexicanos hemos rebasado los 112 millones, con lo cual México se ubica en el lugar #11 en la lista de los países más poblados del mundo. En términos del tamaño de nuestra economía, que tiene un valor de  1,567 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB), estamos ubicados en la misma posición. Sin embargo, cuando hablamos del PIB per cápita del país, nuestra posición desciende al lugar número 84, con un valor de 8,143 dólares anuales, monto menor que el de otras economías de similar desarrollo.

 Mucho se ha discutido en México sobre la pobreza y la desigualdad social; han surgido especialistas que nos explican con detalle la pobreza y las causas de su agravamiento. Durante muchos años la migración hacia Estados Unidos fue una alternativa para aquellos que no encontraban en México oportunidades de desarrollo respondiendo a la incapacidad de generar empleos que permitieran una vida digna. El endurecimiento de las leyes migratorias de Estados Unidos que ha vuelto más difícil emigrar a ese país y la falta de una política económica que aproveche el bono demográfico, entre otras, ha puesto en evidencia la poca capacidad para generar empleos suficientes  ¿Qué ha pasado en México que no hemos generado las oportunidades para los mexicanos?

 No obstante, en los últimos 20 años la economía mexicana ha experimentado un crecimiento del PIB per cápita. A pesar de las crisis económicas –por ejemplo, en la crisis de 1995 el PIB per cápita disminuyó en 7% lo que significó un retroceso aproximado de 30 años–, este indicador sí ha aumentado aunque no en la proporción que sería deseable para México. Esto da la sensación de que “vamos lento” y que no tiene un impacto favorable en la cotidianidad de la mayor parte de la población. A diferencia de países como Brasil, Corea o India que han logrado imprimir un dinamismo en su economía por encima del de México.

Figura 1. Crecimiento del PIB mexicano en comparación con otros países[1]

Incluso si hablamos de los últimos 50 años, se puede decir que el país ha evolucionado de manera positiva. Por ejemplo, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), entre el año 2000 y 2008, la pobreza alimentaria se redujo en 5.9 puntos porcentuales, lo cual equivale a 4.2 millones de personas en situación de pobreza alimentaria.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO) la esperanza de vida en México durante la década de los años 30, era de 35 años para las mujeres y de 33 años para los hombres, y esta cifra se incrementó, para el año 2010, a 78 años para las mujeres y 73 años para los hombres.[2]

 A pesar de estos rezagos, la sociedad mexicana pasó de ser una sociedad relativamente pobre a una sociedad con cada vez más y mejores satisfactores, incluyendo aquellos que transforman la forma de vivir y elevan la esperanza de vida al nacer.

 Si bien durante los años 70 y 80, el país estuvo sorteando periódicas crisis económicas en las que se vieron dañados el crecimiento económico, el desarrollo de las personas y la movilidad social, en la última década estas crisis se han agudizado y con ellas la brecha entre pobres y ricos. La convivencia entre la gente de escasos recursos y los estratos más favorecidos en la dinámica económica ha provocado tensiones en la sociedad que se han agravado en los últimos años, incubando un germen de descomposición social que a su vez ha degenerado en violencia, el crecimiento de la economía informal, el narcotráfico y otras formas de delincuencia organizada.

 También es un hecho que no todos los mexicanos tienen las mismas oportunidades para lograr la movilidad social, lo que provoca que las brechas entre las clases sociales se vayan agrandando. Otros factores que influyen en el crecimiento de dichas brechas son los cambios estructurales, cambios tecnológicos y el desarrollo de la economía del conocimiento. La gran pregunta es: ¿se podrá ir a un ritmo más acelerado? Y, si es esto posible, ¿cómo?

¿De qué tamaño es la necesidad?

Hoy, México cuenta con casi 80 millones de personas en edad laboral (mayores de 14 años), de las cuales el 94% está ocupado en alguna actividad económica y presentan los siguientes niveles de escolaridad: estudios superiores 18%; bachillerato 17%; secundaria 32% y primaria o menos 33 porciento.

Cada vez es mayor la cobertura de la educación superior, pero todavía se observa una cantidad importante de personas que no cuentan con una formación académica que les permita tener herramientas para obtener empleos mejor remunerados. Por otro lado,  también es otra realidad que hoy contar con estudios superiores no es una garantía de tener un empleo, y el tener un empleo actualmente tampoco significa que sea bien remunerado.

En México hay actualmente 2.5 millones de estudiantes en instituciones de educación superior aproximadamente, de los cuales se incorporan al mercado laboral cerca de 500 mil cada año. Asimismo, existen aproximadamente 3.9 millones de estudiantes a nivel bachillerato de los cuales cerca de 800 mil cada año no ingresan a la universidad. Si se suman los egresados de estudios superiores (500 mil) más los egresados de bachillerato que ya no continúan sus estudios en la universidad, (800 mil) se necesitarán cada año cerca de 1.3 millones de empleos, sin tomar en cuenta los rezagos de años anteriores.

El año 2010, de acuerdo con información de la Secretaria del Trabajo, se generaron 750 mil nuevos empleos formales, un logro sin precedentes, sin embargo parece insignificante al contrastarlo con la necesidad existente.

Y, las otras 550 mil personas que no se incorporaron al mercado laboral, ¿a qué se dedicarán?; ¿quién debe generar estos empleos (no solamente es el deber formal, sino el deber moral)?; ¿no serán aquellos, los que tengan mayor capacidad y esa vocación profesional, los que deben buscar la forma no sólo de conseguir empleo, sino además dar empleo a otros?;¿cuál es el perfil de los egresados de las instituciones de mayor prestigio en México?; ¿a qué se dedican cuando egresan?; ¿cuántos de ellos deciden fundar nuevas empresas que generen el desarrollo económico e impulsen el desarrollo de nuevos empleos?

 Muchos empresarios se han formado en “la calle” y no en las universidades, sin embargo, las experiencias en otros países demuestran que el alto contenido de innovación y tecnología que tienen los modelos de negocio actuales requieren una forma distinta de operar. Esa innovación y desarrollo tecnológico ya se está generando en las universidades mexicanas, pero falta un Ecosistema de Innovación y Emprendimiento que los vincule de forma eficaz al mercado, con las empresas, con los emprendedores y con los inversionistas.

Emprendedores del cambio, ¿cuál será su origen o dónde se formarán? ¿Será posible que ya estén entre nosotros los Bill Gates o los Steve Jobs mexicanos, o que ya hayan nacido los nuevos Carlos Slim, Lorenzo Servitje o Lorenzo Zambrano?; somos 112 millones de mexicanos, de los cuales requerimos muchos emprendedores innovadores que puedan lograr una justa distribución de la riqueza, la autosuficiencia alimentaria y en general la justicia social, durante los próximos años.

 Mi experiencia en algunos comités de fondos de capital privado que invierten en nuevas empresas me lleva a comprobar, no sin tristeza, que la mayoría de los emprendedores que se acercan a estas alternativas de financiamiento ¡son mexicanos que estudiaron en el extranjero!, ¿qué está pasando en México?, ¿será necesario hacer algo distinto para preparar nuevos emprendedores que puedan transformar al país?

¿Cuál es el rol de las instituciones de educación superior en México en la formación de emprendedores?, ¿están diseñados los planes de estudios para lograrlo?, ¿cuentan con los medios?, ¿asumen esta responsabilidad?

 México necesita alternativas de solución que partan de la sociedad. Ya no podemos esperar, cada seis años, una solución “casi divina” que reconstruya el país y encauce todos nuestros esfuerzos. México necesita más organización e inteligencia en muchos líderes de su sociedad más que un caudillo que nos proponga un camino nuevo. La responsabilidad y tarea de ponerse de acuerdo es de todos los actores involucrados, la clave será la generación de empresas de alto valor que permita detonar el crecimiento económico necesario en nuestro país.




[1] Fuente: Estimación propia con información del World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional
[2] Consulta realizada en el sitio web del Consejo Nacional de Población (CONAPO) el 5 de julio de 2011: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=P

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