domingo, 13 de agosto de 2017

Misión, visión y demás bla, bla corporativo

Hace muchos años, en mis tiempos de estudiante (aunque a decir verdad he estudiado toda mi vida) me resultaban confusas las definiciones de misión y visión, me costaba trabajo diferenciarlas, y por más que me las explicaban una y otra vez terminaba confundiéndolas.

Con el paso del tiempo, la confusión creció, porque en la mayor parte de los casos las veía como una lista de buenas intenciones, una especie como de compromiso con el “buenismo”: queremos ser buenos, queremos ser los mejores, queremos ser los líderes, etc. y los planes de futuro sin indicadores concretos.

Fue hasta que por ayudarle a un buen amigo a reenfocar los esfuerzos de su organización comencé a interesarme con mayor profundidad en el tema. En esa ocasión, lo primero que me mostro con mucho orgullo mi amigo fue su misión, que por cierto la tenía en un marco muy bonito en la entrada de la empresa. Sin embargo cuando fui entrevistando a sus empleados claves para delinear el futuro ninguno de ellos tenía clara “su” misión, todos tenían una visión del futuro distinta y priorizaban distinto el propósito de la organización. Todos trabajaban en el mismo lugar pero todos tenían un plan diferente, con prioridades diferentes y referencias diferentes; no estaban alineados con un mismo plan.

Creo que nos hemos confundido, y usamos ciertas palabras en el argot empresarial que están desgastadas. Por ejemplo la palabra estrategia como ya lo mencionaba hace algunos meses en este mismo espacio en el post estrategia-un-concepto-prostituido.html; hoy existe un abuso de la palabra estrategia, cuando quieren mencionar que algo es importante le ponen el apellido de “estratégico” como si eso lo hiciera mejor o más relevante. De la misma forma los términos de misión y visión están bastante manoseados.

En realidad, muchos de estos términos se han convertido en clichés que cada vez nos dicen menos y terminan por confundir a muchas personas, y lo que es peor, las empresas le dedican demasiado tiempo a esos temas que no aportan valor. He visto muchas empresas consultoras dedicándole tiempo valioso a definir declaraciones que tranquilizan las conciencias de dueños y directivos pero que no tienen ningún valor práctico, ni inspiran sus acciones, ni nada.

Justo cuando me encontraba perdido me “tropecé” con un video (misión empresarial Heberto Taracena), de un exitoso y joven empresario Heberto Taracena, y que desde mi punto de vista ilustra de forma genial lo que debe ser una misión. Dice Heberto; la misión es “el dolor que le resuelves al mundo”; si eso no esta claro, todo lo demás se vuelve un pantano de conceptos que luego son difíciles de aterrizar.

También me ha pasado, con cierta frecuencia, que en las empresas se confunden las reuniones de planeación con la elaboración de un Excel que tiene una serie de supuestos que pocas veces se cumplen pero que terminan por tranquilizar las conciencias de muchos directivos. En el fondo buscan un número al que seguramente puedan llegar para que no se comprometan demasiado; de la misma forma, juntas directivas con mucha ambición que quieren ver un numero con un gran crecimiento aunque no tengan las bases de “como” llegar a él. Un ejercicio en el que todos se engañan; se trata del típico ejercicio en el que surgen muchos millonarios en Excel.

Por todas estas razones he intentado (para mi, no para contradecir a nadie) el cambiar el concepto de misión por el concepto de “propósito”, en primer lugar definiéndolo como “ nuestra razón de ser” inspirado en ese “dolor” que le resolvemos al mundo. Ese es nuestro propósito: nuestra razón de ser, es la forma particular en la que le resolvemos un dolor a un segmento de clientes en particular. Se trata de nuestro “para qué”; esta es la primera etapa, la que inspira lo demás.

Si existe un propósito claro, lo demás será revisar los “cómos” porque las estrategias deben concretarse en acciones puntuales de las que se espera un resultado, el cuál se puede medir a través de métricas.

Cuando el propósito, las acciones concretas, las metas y las métricas están claras, es importante hacer un alto en el camino y poder mirarse un poco más hacia el futuro, así esta la visión Bien decía el gran Joan Ginebra, la estrategia no es la que se determina como resultado de presiones el entorno como lo haría un esquema porteriano, la estrategia es elección del líder en función de lo que tiene y lo que quiere lograr.

Esa elección de futuro para la empresa debe concretarse en una propuesta de valor que resuelve ese dolor que tiene nuestro cliente objetivo, de tal forma que seamos únicos y mejores en algo, sino seremos uno más y lo que es común no tiene estrategia.

Dejémonos ya de tanta palabrería barata que lo que hace es sobre complicar la labor directiva, como decía mi abuelo: “para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo”. También decía Einstein: Si no eres capaz de explicarlo con simplicidad, en realidad no lo has entendido bien.

¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

2 comentarios:

  1. Define un MODELO de Negocios Contestas ¿Como incrementamos el valor para accionistas y clientes (internos y externos)?
    Y ponte a implementar tus programas en forma empírica midiendo indicadores ANTICIPADOS.

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    1. De acuerdo contigo en que el modelo debe centrarse en la generación de valor para todos, sin embargo, es un concepto que la principal dificultad esta en la definición de los cómo, por esta razón antes de entrarle a los programas de forma empírica es conveniente tener una primera versión preliminar del modelo donde construyas tus principales hipótesis y construir prototipos que te permitan hacer tus pruebas empíricas y validar tus hipótesis

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