domingo, 28 de enero de 2018

¿Y la innovación? Para cuando tengamos tiempo

Todos hemos sentido esa falta de foco en lo que hacemos y la tendencia al multitasking. Nos hemos vuelto celosos del tiempo y del estar conectados 24 horas; es difícil enfocarnos en una actividad al 100% por la gran cantidad de distractores que nos lleva a distraernos.

Por otra parte, es innegable que la operación diaria consume la mayor parte de nuestro tiempo, y cuando nos metemos a la operación diaria nuestro cerebro se pone en “mood” de ejecución y la mayor parte de nuestros procesos creativos los dedicamos a entender cómo operar mejor, como ser más eficiente, como obtener mejores resultados. Este foco en la ejecución posibilita que la organización vaya dando pasos hacia adelante perfeccionando nuestra funcionalidad.

Cuando ejecutamos mejor no cuestionamos el diseño de lo que hacemos, atendemos más el cómo que al qué. Para ponerse en disposición de cuestionar el diseño de la oferta necesitamos otro “mood” para nuestro cerebro, el que corresponde al descubrimiento. Para lograr descubrir dónde existen nuevos problemas por resolver o nuevas oportunidades por aprovechar necesitamos alejarnos de la operación porque se trata de actividades de naturaleza distinta.

Para la ejecución necesito datos, conocimiento sobre mis capacidades y mis recursos existentes y necesito foco en como operar mejor, comparando con nuestras métricas. Estas reuniones conviene que sean periódicas para mantener la tensión en la organización.

Para el descubrimiento, necesito la mente limpia de problemáticas de la operación para profundizar en problemas no resueltos y que me lleven a cuestionar el diseño de la oferta o el diseño del modelo operativo, es decir cuestionarme el qué y no el cómo.

Los que tienen el rol de liderazgo necesitan tiempo para pensar y descubrir nuevos rumbos, nuevos horizontes, nuevas oportunidades; tiempo para “perderse” con actividades en apariencia no productivas que permitan socializar los planes, las ideas, las preocupaciones, para tratar de “ver” el futuro.

¿Cada cuándo hacerlo? Pues suele ser útil destinar dos o tres horas por semana, un día al mes, una semana por semestre. Tiempo para estudiar, para la reflexión, para evaluar metas, para cuestionarse todo, para reinventarlo todo y repensar aquellas cosas en las que se podrían descubrir.

Si no te das esos tiempos, lo más probable es que tu mente comience a empequeñecerse, a meterse en zonas de confort, en zonas de pensamiento lineal que te llevarán a una saturación y aburrimiento, comenzarás a meterte en las rutinas que son la criptonita de tu creatividad y pensamiento lateral.

Periódicamente necesitas de ese tiempo para ponerse en “mood” de descubrir, pensar es gratis, no lo olvides. No hacerlo es comenzar la ruta de la muerte lenta, para ti y para la organización. Si no le das prioridad a pensar en el futuro, éste te alcanzará y acabaras sin cambiar nada, sin proponer nada, lo que terminará por meterte en caminos de mediocridad.

El peor aliado para innovar es cuando estás teniendo éxito, pero es el mejor momento para comenzar, no te esperes a que las cosas vayan mal porque la transformación te puede agarrar con los dedos en la puerta. Necesitas de 3 a 4 horas a la semana para innovar, sino comenzarás la ruta de la muerte lenta.

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

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