domingo, 11 de marzo de 2018

¡Ama la incomodidad, no huyas de ella!

Es usual que en tiempos de cambio queramos asegurar lo que en el pasado nos ha funcionado bien, a repetir las mejores prácticas a retomar lo que nos ha dado buenos resultados. Sin embargo, un resultado empresarial tiene muchas variables combinadas, tanto externas como internas.

Por ejemplo, en una época de recesión económica el impulso al consumo se limita, pero ante una crisis de abasto, el consumo crecer artificialmente por temor; ese tipo de ejemplos nada tienen que ver con nuestros procesos internos sino con el entorno y su afectación al comportamiento de los clientes. Lo mismo sucede de forma interna, las personas que atienden clientes pueden tener un día difícil en casa y ser menos amables que de costumbre, o bien nuestro vendedor estrella tiene una incapacidad médica y no podrá realizar su tarea como usualmente lo venía haciendo. Como se puede ver el resultado de la gestión de una organización tiene una gran cantidad de variables que se combinan y no siempre son bien identificadas.

Querer controlar desde un tablero con datos del pasado nos podría dar luces del desempeño de las variables críticas, ¡pero después de que sucedan!  y proponer cambios no suele ser tan ágil, sobre todo cuando se mueven variables que no tenemos contraladas.

Así que junto con los tableros de control se requiere de una mirada más aguda de quien dirige, que le permita observar casi en forma simultánea la ejecución y el descubrimiento. El tablero le sirve a quien dirige para la ejecución, pero requiere un nuevo tablero para el descubrimiento, pero no con datos del pasado sino con indicios de lo que va viendo en el camino, captando señales que los demás no verán con facilidad porque se necesita una "retina" experta para que esas señales serán traducidas a insights.

Sin embargo, esa posición incómoda a muchos directivos les molesta, quisieran tener todo bajo control, no nos sentimos cómodos con la incertidumbre, pero en la realidad ya estamos inmersos en ella, querámoslo o no. Vivimos en una realidad con mercados cambiantes, tan cambiantes que los ciclos de vida de los productos se han acortado, las temporadas tradicionales del consumo se han borrado, nos movemos a una velocidad de vértigo.

Buscar la incomodidad de forma voluntaria te pone mentalmente más preparado para pensar, para descubrir, para leer antes que los demás hacia donde van las tendencias. Cada uno debe estar metido en su negocio y no esperar a que en una reunión del sector nos entreguen un estudio de mercado que cuando lo tengamos impreso en nuestro escritorio ya iremos mucho muy tarde. Necesitamos lo que nos demás no han visto todavía, lo que nuestros clientes todavía no se atreven a descubrir que necesitan y que podemos ir por delante si nos ponemos en sus zapatos.

Necesitamos ser empáticos con nuestros clientes, debemos conocer lo que pasa en otros mercados, debemos conocer quien nos puede sustituir en el gusto de cualquier cliente, o los que nos pueden “robar” a cualquiera de nuestros colaboradores. ¡Debemos estar alertas! ¡incomodos!!! Porque cuando te acomodas y comienzas a pensar en el confort y en cómo trabajar menos las oportunidades pasan de largo y sin avisar.

Así que el mejor “mood” cuando te toda dirigir una organización es permanecer incómodo para estar alerta y dar pasos antes que nadie. Sé muy bien que a muchos Millenialns este post los va a incomodar, porque buscan de forma permanente y con esmero la comodidad, disfrutar el camino; yo les diría disfrútenlo, pero no desde la comodidad sino desde la incomodidad, acostúmbrense a vivir incómodos y encuéntrenle el sabor disfrutando de ella.

Ya lo decía Shakespeare: "Dulces son los frutos de la adversidad", así como genialmente Karla Souza lo cita en una famosa  Charla TED del 2015.

Animate a ponerte metas grandes, la incomodidad es un buen camino.


Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab


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