Dentro de muy poco tiempo, el
trabajo profesional ya no será como lo conocemos ahora. Serán pocos los formatos
en los que una persona se contrata en exclusiva para una empresa con un horario
fijo y un sueldo fijo. Las quincenas como tal tenderán a desaparecer.
Trabajo como tal habrá mucho,
siempre hay problemas que resolver, pero empleos, tal y como los conocemos
ahora se van a transformar.
La competencia profesional cada vez
será mayor, personas que estén sobre preparadas para las labores que demande el
mercado también, de tal forma que solo los mejores o los que se puedan vender
mejor serán los que tengan mejor ingreso.
Ese nuevo profesional será su
propio jefe, pondrá sus propios horarios, elegirá sus vacaciones, tendrá su
propio plan de retiro, sus propias “prestaciones”. Pero ese nuevo profesional
deberá prepararse para ese escenario, deberá contar con algunos atributos que
lo hagan no solo mejor, sino también diferente, tal vez podríamos decir hasta
único.
Todos tenemos la experiencia de aquel
compañero que sacaba estupendas calificaciones (10, 100 o sobresaliente) estaba
siempre en el cuadro de honor, lo cual está muy bien, pero que pasados los años
tuvo una vida profesional más bien gris, ordinaria. También recordamos a aquel
compañero, simpático, listo, ocurrente, con calificaciones buenas pero no
comparadas con los sobresalientes del caso anterior, que con el paso del tiempo
se convirtió en un profesional exitoso.
No es esta una invitación a la
mediocridad en los estudios sino a darse cuenta que existen otras cosas, que
hay otro tipo de conocimiento que no va directamente relacionado con la inteligencia
como suele conocerse sino con otro tipo de “inteligencia”. No es suficiente
tener una inteligencia sobresaliente para lograr el éxito profesional. Lo que
realmente hará la diferencia será el trabajo duro que pongas en construir tus
capacidades y en ponerlas a juego contantemente porque el trabajo en si mismo
te hace perfeccionarte y mejorar día con día.
Antes había hacendados y peones,
patrones y obreros, gerentes y empleados, en el futuro solo habrá profesionales
del alto nivel o profesionales estándar. Esos profesionales de alto nivel serán
emprendedores si o si, porque tendrán que construir una propuesta de valor
atractiva que les atraiga clientes, que los contraten por un proyecto o que los
contraten por la mayor parte de su tiempo disponible, de una u otra forma serán
profesionales con marca personal trabajando para ellos mismos, ya sea en una
empresa o bien trabajando por cuenta propia.
Los profesionales de alto nivel
serán aquellos profesionales con marca personal que se forman constantemente
para ser una referencia en su materia, que van ganando en prestigio por la
buena experiencia que van logrando con sus clientes, porque van generando un trabajo
valioso y escaso, que la gente va reconociendo por su buen hacer, que va
generando una “buena fama” de prestigio, de clientes que lo recomiendan, de
mucha gente que lo conoce y que sabe a qué se dedica.
Un profesional de marca personal
se vuelve poco a poco una figura pública, que comunica de forma constante
información valiosa en redes sociales, que publica con cierta frecuencia ideas
que a los demás les pueden ser útiles, que de vez en cuando se pueda dar el
tiempo para transmitir a los demás sus conocimientos, ya sea en reuniones con
jóvenes o en alguna escuela que pueda abrirle sus puertas.
Las personas que logran
desarrollar las capacidades para ser un profesional de marca personal terminan
siendo muy felices porque se dedican a lo que más les gusta, que
afortunadamente coincide con aquello para lo que son muy buenos.
Hoy la esperanza de vida es mayor
y por lo tanto tendremos más tiempo para construir y disfrutar de esa actividad
profesional que será no solo un medio para obtener recursos económicos sino
también una forma de darse a los demás y ayudarles a ser mejores personas.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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