sábado, 19 de enero de 2013

¡No me alcanza el tiempo!


Es común que los emprendedores dejemos asuntos pendientes cada día, que no sean suficientes las 12, 14 o 16 horas que dedicamos diariamente a nuestras actividades profesionales.

Es verdad que comenzar una nueva empresa es demandante, pero podemos escudarnos en esa realidad y al mismo tiempo dejar que se introduzca en nuestra agenda el vicio del desorden.

No se trata de poner horarios que se deban cumplir a rajatabla, pero si ponerle una agenda a nuestro día que nos lleve a balancear no solamente las actividades profesionales sino también aquellas otras que son necesarias para otros aspectos de nuestra vida como puede ser el tiempo destinado al deporte, a la familia, a la vida social, al descanso, etc. Estar prevenidos contra el workoholismo también resulta necesario, no siempre trabajar más horas nos hace más productivos.

La raíz principal de esta problemática suele estar en la forma en la que asignamos prioridades, decidir qué debemos hacer y en qué momento hacerlo. Si nos encontramos en una etapa en la que estamos construyendo un equipo de trabajo con gente joven que todavía está en proceso de formación, se vuelve un asunto de vital importancia para ellos, para nosotros y para todos los que nos rodean.

Vivir la virtud del orden, no resulta un tema menor porque detrás de ella esta nuestra eficacia en muchas de las tareas que debemos realizar, consiste en hacer lo que debemos hacer y estar plenamente en lo que hacemos. Debemos dar espacio para que todos los asuntos quepan y sólo tenemos 24 hrs al día, en el que también es requerido dormir.

Es usual que el multi-tasking se vuelva algo común en los emprendedores, son tantas las tareas que debemos realizar y tan poco el tiempo con el que contamos que inconscientemente hacemos varias tareas al mismo tiempo, como responder correos en juntas, etc. Hacerlo una vez resulta necesario, pero hacerlo siempre va generando hábitos que no resultan del todo favorables para nuestro desempeño, más aún cuando tratamos a otras personas o debemos resolver asuntos que requieren toda nuestra atención, justo para terminar la actividad en el tiempo previsto y que el resultado sea favorable a la primera, evitando re trabajos y pérdida de tiempo.

Los emprendedores no tenemos margen de maniobra, muchas veces porque tenemos muchas tareas que todavía no son delegables o porque no tenemos la estructura necesaria para sacar todos los pendientes, sin embargo podemos caer en la tentación de extrapolar esa dinámica a los demás aspectos de nuestra vida: no tener tiempo libre, descuidar nuestras relaciones personales, no descansar lo suficiente, hacer ineficaz el trabajo de los demás porque les hacemos perder el tiempo al no vivir la puntualidad, no prestar atención por estar metidos en otros asuntos, estar conectado eternamente al correo o a los chats para responder en todo momento lo que nos requieran, no escuchar porque estamos con nuestra atención dispersa, etc.

Es posible que en ciertos momentos trabajar al tope sea requerido, suele suceder en los inicios, pero permanecer a largo plazo con esa dinámica terminará por cansarnos y hacernos muy ineficaces al querer improvisar cuando deberíamos prepararnos más para una reunión a riesgo de que los demás se den cuenta de que no estamos haciendo nuestro trabajo bien, dejando un precedente para que el resto de la organización comience a tener los mismos descuidos y aquella nueva empresa adquiera vicios que no la dejarán convertirse en la mejor de su campo, y lo que es peor: pagar el precio de perder el liderazgo del equipo.

Cuidar los horarios requiere disciplina, y requiere el convencimiento de que vivir el orden no es de psicópatas o de señores del siglo pasado, sino es el principio de aprovechar mejor las horas, de hacer más productivo nuestro día. Llevar una agenda, compartirla con los demás para que podamos trabajar en equipo, saber cumplir las citas y los compromisos, tomarse el tiempo debido para los traslados, no darle más tiempo a las pláticas sin sentido o a llamadas innecesarias, podrá el ser el principio de poner cada cosa en su sitio.

Es necesario incluir en la agenda temas relevantes como:
1) Exigirnos un horario amplio para cubrir todas las necesidades.
2) Descansar lo necesario, cada organismo es distinto y necesita un número específico de horas para dormir.
3) Darnos tiempo libre para hacer deporte y otras actividades de esparcimiento y socializar, etc.
4) Necesario rescatar algunas horas para estudiar, prepararnos, asistir a un curso, etc., de otra forma caerás rápidamente en la obsolescencia.
5) Tiempo para tu familia y los seres queridos. Tiempo de calidad y también en cantidad, ambos son absolutamente necesarios
6) Tiempo para los demás. Ayudar a un amigo, visitar a un hermano, atender un compromiso familiar, etc.
7) Tiempo para enriquecer el alma: para convivir con la naturaleza, el arte y todo aquello que alimente tu espíritu. Si eres creyente date tiempo para tu trato personal con Dios.

El tema de verdadero fondo será contar con un criterio claro para priorizar nuestras actividades, definir cuáles son aquellas que son importantes para nosotros y para la empresa, cuales son claves en las operaciones de negocio y cuáles pueden esperar para un mejor momento; aprender a decir “no muchas gracias, en esta ocasión no podré acompañarte pero nos mantenemos en contacto para la siguiente invitación”.

Sin caer por otro lado en la falta de flexibilidad y cambiar de planes cuando así sea requerido, cuidar los tiempos: comenzar a la hora y acabar a la hora nos permitirá aprovechar mejor hasta el último minuto del día para estar disponible en los demás aspectos de nuestra vida que casi siempre resultan ser más importantes que nuestra propia actividad profesional.

Si no sabes exigirte a ti mismo será difícil que sostengas un crecimiento profesional que te exigirá siempre mantenerte en la mejor forma física y mentalmente. Aprovechar el tiempo es el arte de saber cuándo trabajar y cuándo dejar de hacerlo para dejar espacio a cosas más importantes.

Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup

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