viernes, 28 de marzo de 2014

ATERRIZANDO TUS IDEAS, PASAR A LA ACCIÓN

En las últimas semanas he participado de algunos encuentros con algunas instituciones académicas, con el objetivo de revisar sus planes de estudios con los que pretenden desarrollar competencias emprendedoras en sus egresados. En la mayor parte de ellos se entiende el desarrollo de competencias emprendedoras independientemente de si sus egresados fundarán empresas o saldrán a la búsqueda de un empleo. Visto de esta forma, el desarrollo de competencias emprendedoras faculta a los alumnos para ser factores de cambio en las organizaciones en las que se desarrollen profesionalmente y construir una “cultura emprendedora”

Parece que la mayor parte de las instituciones académicas orientan sus esfuerzos a desarrollar: liderazgo, trabajo en equipo, solución de problemas, innovación, creatividad, Responsabilidad social, calidad, agente de cambio, etc. ¿Habrá alguien al que le disguste alguna de ellas? Naturalmente que no, todas ellas serían deseables en cualquier profesional que quiera “hacer que las cosas sucedan”, que los lleve a pasar de la “idea a la acción”.

Todo parece estupendo, sin embargo, al revisarlo con mas detalle, he llegado a la conclusión de que se observa el “fenómeno” de la innovación y el emprendimiento, como se observan otros “fenómenos” como la pobreza, la desnutrición, el desarrollo, etc. Son temas que los estudian con lentes de “economistas”, grandes cifras, grandes teorías, casos de éxito lejanos, y muchas, muchas palabras sobre el deber ser.

Hace algunos años, conocí a Shailendra Vyakarman ( @ShaiVyakarman) reconocido profesor de entrepreneurship de la Universidad de Cambridge  en la que me explicó una sutil diferencia en el espíritu con el que se forma emprendedores; decía: “una es la enseñanza sobre el emprendimiento y otra es la enseñanza para emprender; la primera se enseña en las aulas, la segunda se aprende emprendiendo”. Después de esa platica, no pude quitarme esas ideas de la cabeza, el único camino que me quedó fue el de comenzar, convencido de que la única forma de emprender era sencilla: ¡había que comenzar!

Al igual que otras actividades humanas ¡hay cosas que solamente se aprenden practicándolas! A nadie se la ha ocurrido aprender a nadar a través de un video de YouTube, es necesario entrar a la alberca. De la misma forma sucede con profesiones tan complejas como los médicos cirujanos, necesitan utilizar su bisturí, aún cuando sea solo con cadáveres, porque de otra forma serán “cirujanos de libro”. Exactamente sucede igual con los emprendedores: salen a validar sus ideas y se enfrentan con lo complejo de la realidad o serán “emprendedores” que saben sobre emprendimiento lo que han aprendido en los libros, pero que nunca han puesto en riesgo un peso.

Ante este escenario sería importante provocar un movimiento para impulsar a la acción, para enseñar a emprender, a todos aquellos que tengan esa vocación profesional, emprendiendo, validando, arriesgando al menos su tiempo y los pocos pesos que consigan por ahí, de otra forma serán cuando mucho unos buenos analistas, emprendedores de café, o personas cultas que saben de un tema pero que no lo han vivido.

Emprender es una actividad profesional que requiere maestría, y también conocimientos profundos que se orientan más a la acción que a la especulación. Se podría decir que es algo parecido a dominar un instrumento musical, se requiere una buena base de conocimiento teórico, pero también muchas horas de esfuerzo y de práctica. Son pocas las historias de éxito de un emprendimiento que sale a la primera como fruto de un talento innato de su fundador; en la mayor parte de los casos cada éxito va precedido de varios fracasos. Sólo se aprende a emprender, emprendiendo, intentando, acertando y a veces fracasando, todo ello va formando parte del bagaje que todo emprendedor necesita.

La principal dificultad que enfrentan las personas que profesionalmente se enfocan a la enseñanza sobre temas emprendedores es compararlo con cualquier ciencia. El conocimiento científico se fundamenta en certezas comprobadas que van dando base epistemológica al conocimiento. En contraparte, el emprendimiento, al ser una disciplina orientada a la acción esta lejos de las certezas, ya que al menos en sus primeras etapas, se gira alrededor de hipótesis en el terreno de la incertidumbre. Enseñar sobre incertidumbre y no sobre certezas, tiene un grado de dificultad porque el grado de abstracción es mayor

Si quieres emprender de verdad debes aterrizar, concretar, poner manos a la obra, convertir tus ideas en proyectos concretos, que se puedan medir, que se puedan tocar y que logren cambiar la vida de muchas personas. Si tienes que enseñar sobre temas emprendedores, se puede enseñar aprendiendo con ellos, siguiendo sus procesos, viviendo la experiencia de caminar por terrenos inciertos tratando de hacerse preguntas inteligentes y validando en el terreno de la realidad.

La única forma de emprender es emprendiendo. ¿Tu que opinas?


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