Mucho se ha discutido sobre si
las diferencias entre innovar y mejorar. Muchas personas piensan que cualquier
mejora es una innovación, y muchos científicos o académicos piensan que la
innovación siempre está fundamentada en un desarrollo científico que ha llegado
hasta el mercado. Son dos extremos de una realidad.
La gente común no buscamos innovar
solo porque una mañana nos levantamos con espíritu innovador, más bien pensamos
en una idea que resuelve una problemática particular de un grupo de personas
particular, solo entonces las ideas podrán convertirse en proyectos reales.
Todo proceso de cambio genera una resistencia en las personas, es un hecho que
forma parte de la naturaleza humana, sin embargo los cambios son necesarios, de
otra forma nuestra sociedad estaría paralizada, sin avances.
Nuestra sociedad se encuentra
ávida de cosas nuevas, de soluciones a problemáticas que no se han logrado
resolver, o simplemente los consumidores se encuentran necesitados de productos
o servicios que los cautiven, que los inspiren o que al menos tengan la posibilidad
de hacerlos “diferentes” a los demás al tener el último adelanto tecnológico o
de otro tipo, ¡pero lo último!; de otra forma no nos podríamos explicar, por
ejemplo, que al momento del lanzamiento del iphone 5, ya tuviera dos millones
de unidades vendidas; seguramente muchas de ellas de propietarios de iphone 4S,
el más nuevo antes del 5 y a menos de un año de su lanzamiento.
Las empresas, luego entonces, siempre
buscan la forma de mantenerse vigentes con sus clientes, de darles algo mejor o
algo “diferente” que lo que
ofrece un competidor y eso implica la necesidad de innovar, de explorar terrenos
desconocidos de buscar alternativas para ponerse adelante, de ser distinto. Sin
embargo esta actitud implica riesgos, implica la incertidumbre de intentar
cosas que los demás no están haciendo, y que no siempre resultarán exitosas.
Creo que cuando una persona se
adentra en terrenos desconocidos en la solución de un problema concreto es
cuando está realmente innovando, lo cual implica el riesgo de equivocarse, de
fallar, la posibilidad de perder dinero; es ahí cuando entra ese reflejo de
buscar seguridades, de buscar mejores prácticas de otros, que nos digan si
alguien más ya lo probó y le fue bien. El resultado será que podremos avanzar
pero terminaremos haciendo lo que otros hacen.
La innovación requiere siempre
cierto grado de incertidumbre, más allá si los cambios o los ajustes que se
hagan al proceso, al producto o al modelo de negocio se alejen o no de lo
existente, entre más grandes sean las metas que queremos alcanzar mayor será la incertidumbre en la que te
encuentres y por lo tanto se asume un riesgo mayor con las decisiones. El
campeón bateador del Beisbol de las Grandes Ligas tiene un promedio de bateo de
casi .500 es decir que de cada vez que se para en la caja de bateo solo le pega
a la mitad de sus posibilidades, pero siempre intenta conectar aún con el
riesgo de salir ponchado porque siempre se mantiene la incertidumbre del
lanzamiento que le harán.
Si las decisiones que se toman están
orientadas a lograr solo algunas mejoras, estaremos corriendo algo de riesgo
pero con muy poca incertidumbre, es decir seguiremos en el camino intentando
hacerlo mejor cada día, lo cual no está mal, al contrario ¡es loable!, sin embargo
eso no es innovar, y lo más seguro es que nuestros competidores sigan la misma
lógica: un poco de riesgo con baja
incertidumbre para no perder lo que se tiene.
Cuando una empresa decide invertir
una cantidad importante de recursos en un nuevo equipo que logre hacer más
eficientes sus procesos, estará asumiendo un riesgo por la cantidad invertida,
pero una incertidumbre muy acotada porque seguirá básicamente en los mismos
procesos. Sin embargo cuando una empresa cambiará completamente de proceso para
incorporar a oferta una nueva gama de productos que resultarán diferenciadores
son lo que hay en el mercado, no solo asume el riesgo de la inversión sino
también la incertidumbre de un nuevo mercado o un nuevo target.
Las organizaciones exitosas y maduras
son las más proclives a no correr riesgos, o si estos se corren que sea con la
menor incertidumbre posible. Pero es algo que pasa en las grandes
organizaciones y también en las pequeñas, es un tema más de la visión que tengan
las personas que las dirigen, pero qué difícil es cambiar en el éxito, ¡si todo
va muy bien para que cambiar!
Hoy la innovación se ha puesto de
moda, todo mundo dice que esta innovando, pero no más allá de lo que nos genere
incertidumbre, riesgos altos y los saque de la zona de confort. Muchas empresas
se aferran al cliente, cuando no lograrán su fidelidad si no son capaces de
generarle constantemente satisfacciones valiosas.
La innovación siempre provoca
incertidumbre, pero no innovar es la mejor forma de meterse por caminos de una
muerte lenta pero segura.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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