Cada
vez nos damos cuenta, que en la medida en la que nos vamos haciendo mayores
nuestros traumas aumentan limitando nuestras capacidades de soñar, de crecer,
de triunfar.
Ayer
presencié por televisión una dolora derrota de la Selección Mexicana de Futbol.
Ahí se encontraban algunos que fueron ganadores de la medalla de oro en los
juegos olímpicos, algunos campeones mundiales sub-17 en 2005 y del mundial sub
17 en 2011.
La
pregunta que he intentado responderme desde ayer es: ¿Qué les pasó? ¿Porque
razón la mentalidad ganadora en sus etapas de primera juventud con el paso del
tiempo se ha perdido y se transformado en miedo y mediocridad? Queda claro que
capacidades técnicas no les faltan, que es un problema de mentalidad.
En
la medida en la que van pasando los años las ilusiones se pierden, los miedos
llegan, los compromisos condicionan, el temor al fracaso crece. Dejamos de
atrevernos a cosas imposibles, dejamos de soñar y las pendientes nos parecen
más empinadas e imposibles. Pareciera que todos nacemos con un gran potencial y
en el camino algo se pierde.
Tal
vez al llegar a la edad adulta deberíamos recordar algunas características de
nuestra etapa infantil para que recordemos y retomemos algunas de las cosas que
has perdido:
1.-
Observa. Ten ganas de conocer, se curioso, pon atención a lo que sucede, no
pierdas la capacidad de asombro, no te dejes llevar por la pereza mental del
que cree saberlo todo.
2.-
Cuestiona. No te conformes con lo aparente, ve a más, pregunta el porqué de
todo, busca la raíz y causa de las cosas, no te conformes con respuestas
obvias.
3.-
Pregunta. Cada que algo no te quede claro o no sepas responderte debes
preguntar y ser inteligente para preguntar lo adecuado a las personas
adecuadas.
4.-
Aprende. Abierto a todo, sin prejuicios para después discriminar lo que te
sirve y lo que no te sirve.
5.-
Diviértete. No te tomes tan en serio todo, trata de disfrutar el aprendizaje,
no pierdas los deseos de explorar y divertirte en el camino.
6.-
Superar rápido los errores. Siempre habrá errores y equivocaciones, lo
importante será tener la humildad para darte cuenta rápido, sin terquear y
apresurar el paso para avanzar y darle vuelta a la página.
Cuando
un niño pequeño se cae, causa ternura y después de unas lágrimas, un “curita”
lo cura todo y a la que sigue. Cuando un adulto se cae, generará risa,
probablemente se rompa algo y además del daño físico se daña su orgullo, lo
cual no sana con un “curita”.
Los
niños saben preguntar, pedir consejo, poner los medios, pedir perdón, perdonarse
a si mismos, salir adelante con una sonrisa en la boca, saben comenzar y
recomenzar
Ojalá
podamos ser lo suficientemente niños por siempre, viviendo lo mejor posible
estos 6 puntos, eso nos ayudará a ser más felices y lograr nuestros objetivos.
Si somos campeones cuando somos niños podemos cultivar esas capacidades para
ser campeones en la edad adulta.
Jorge
Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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