Visitar por segunda ocasión el
Silicón Valley fue motivo de reflexión y aprendizaje. En días pasados platicaba
con Miguel Casillas, líder de SV Links (www.sklinks.org)
y un gran promotor de conectar comunidades emprendedoras de Latinoamérica en el
Silicón Valley sobre si se podía replicar o no el ecosistema de Silicón Valley.
Lo mismo hice con Jorge Zavala, líder de Techba en California (www.techba.org) y justo días después lanzaba
su libro en el que profundizaba en el tema.
Silicon Valley, atracción de
talento, capital, iniciativas, un lugar envidiable en mucho sentidos. El PIB de
ese valle es mayor que el que genera México en su conjunto y ni qué decir de
los demás países latinoamericanos.
Fue oportunidad para ver también
a otros mexicanos destacados que son ahora importantes directivos en Twitter,
Skype, etc. y a otros, los menos, encabezando sus startups. ¿Será que la única
oportunidad que tenemos los mexicanos que queremos transformar en muchos sentidos
a nuestro país será solamente emigrando al Silicon Valley? No se trata de un
cuestionamiento que reste méritos a nadie, todos han hecho una gran labor que
habla de su talento, del gran sacrificio que han hecho al emigrar para buscar
sus anhelos y su generosidad en compartir sus experiencias; tampoco de un
nacionalismo absurdo que lleve a no valorar todo lo que nuestros compatriotas
logran en esos mercados, pero ¿será la única salida?
Parece que cuando una empresa
quiere ser global, el nombre del juego hoy en día, tanto por la velocidad con
la que se construyen y desarrollan las ideas, así como por la disponibilidad
del capital de riesgo, se llama Silicon Valley. Es evidente que existen muchas
otras oportunidades que tal vez pueden comenzar en otras regiones y llegar en
otro momento al Silicon Valley, ejemplos hay varios: Facebook, Skype, Grupon, webuy, por mencionar
algunos, que nacieron fuera de éste valle pero que su crecimiento global lo han
logrado desde California.
Por otra parte, a pesar de sus
grandes ventajas, no todas las empresas que llegan a Silicon Valley triunfan,
por cada historia de éxito hay muchas decenas de fracasos. ¿Entonces cuál es la
clave? Tal vez se podría pensar que la clave está en ser el mejores en lo que haces,
sin distinción de actividad económica, pensar global, compararse contra los
mejores del mundo en cualquier disciplina, más aún, no siempre se puede ser el
mejor en todo, pero si podrás esforzarte en ser distinto, en tener una
personalidad propia y en encontrar muchos problemas existentes en nuestras
sociedades que no han sido resueltos, ya instalados en esa lógica entonces si
pensar en Silicon Valley, para venir a desarrollar y crecer la idea acá o a
buscar contactos y relaciones para explotarla lo más posible, desde acá o desde
cualquier lugar del mundo.
Pensar global, no es solamente
hablar inglés, es pensar que actualmente compites contra todo el mundo y que tienes
que ser distinto, resolviendo alguna problemática de mejor forma de lo que
cualquiera lo puede hacer. Pero esa mentalidad ¿Dónde se aprende?, seguramente
no en nuestro sistema educativo ni tampoco en la vida pública, posiblemente en
algunas de nuestras familias y en muchos ambientes en los que se busca la
excelencia. En México, y parece que es algo común en todo Latinoamérica, parece
que nos auto saboteamos al no tener confianza en nosotros mismos, es común
escuchar mejores comentarios de nuestros países de extranjeros que de
connacionales, lo cual es muy triste, pero muy real.
Mientras no sepamos reflexionar
sobre tantas oportunidades que tenemos al resolver tantos problemas de nuestra
sociedad y sepamos pensar en grande con largo plazo, pensando en la próxima
generación y no sólo en los negocios del próximo sexenio, y eso quien lo hará,
si se van todos los buenos mexicanos, ¿quien se quedará? ¿Quién continuará con
el cambio?
Hay mucho por hacer, en todas las
regiones de México para impulsar el desarrollo de nuevas empresas que tengan un
impacto importante en la generación de riqueza y de empleo, existe mucho talento
y también muchas oportunidades, lo demás lo podremos conseguir de muchos
mexicanos exitosos que hoy no se atreven a compartir lo que tienen para que
nazcan nuevos empresarios o bien de los que nos tomaron la delantera en Silicon
Valley pero que generosamente nos comparten su visión, su ejemplo y la red de
su ecosistema emprendedor para conectarnos con ellos, y a través de ellos con
el mundo.
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