Dar de comer al hambriento, es
una obra de misericordia, pero más aún sería no sólo darle de comer sino
enseñarle a ganarse el pan, pero eso no es fácil, es un camino más largo, y
aunque más útil requiere un esfuerzo que muchos no están dispuesto a hacer.
Las manifestaciones de la pobreza
son muchas, no solo es el hambre, lo es también la salud y el acceso a la
educación. Tal vez por eso la ONU desde hacer años ha propuesto un índice para
medir el grado de “bienestar” en las naciones ya no solo con el PIB sino con un
instrumento más completo que además del PIB incluye otras variables; lo ha
denominado Índice de Desarrollo Humano.
El índice de desarrollo humano está
conformado por tres variables:
1)
PIB per-cápita. Medida que permite determinar la
generación de riqueza per-cápita
2)
Acceso a
la salud. Medida en base a la longevidad y esperanza de vida al nacer.
3)
Acceso a la educación. Medida por la tasa de
alfabetización y los grados de escolaridad.
Es evidente que México ha
progresado en los últimos años, pero otras naciones lo han hecho más rápido,
vamos lento.
Los programas contra la pobreza
no lograrán su principal objetivo transformador sino generan las capacidades en
la sociedad para que ella misma logre darse el bienestar que necesita, no puede
esperar a que el gobierno de turno pueda resolver sus problemas, ellos mismos
deben comenzar por resolverlos.
Los emprendedores sociales son
personas con el mismo perfil emprendedor pero que no buscan con su iniciativa
la mayor rentabilidad posible, sino que ésta es condicionada a solucionar un
problema social. Más que rentabilidad, su principal objetivo es resolver el problema
al que están enfocados y en función de ello buscar las alternativas para su
sustentabilidad.
Al igual que cualquier otra iniciativa
emprendedora, los emprendedores sociales busca una idea innovadora que busque cambiar
patrones que impactan negativamente a una sociedad. Los emprendedores sociales
no organizan marchas y plantones buscando que el gobierno les resuelva sus
problemas, activamente se organizan con otras personas para lograr cambiar una
realidad pidiendo ayuda a sus alternativas no soluciones fáciles.
Organizaciones como Ashoka,
Iniciativa México, Promotora Social México, etc. son algunos ejemplos de organizaciones
que se dedican a dar apoyo a esta clase de emprendedores.
¡Cuantas cosas faltan por hacer
en nuestros países! Algunas podrán resolverse desde iniciativas sociales, muchas
otras desde la perspectiva de nuevas empresas, ambas resolviendo tantos
problemas y tantas necesidades no cubiertas. Sin embargo, hace falta darle un
giro a la mentalidad: la gente joven necesita inspiración suficiente para
meterse por terrenos que no llevan precisamente a la comodidad pero si a la
trascendencia de lograr que nuestras comunidades sean cada vez menos
dependientes de subsidios y apoyos, o bien pedir que éstos lleguen cuando tendrán
un impacto multiplicador. Será necesario reenfocar esos apoyos que se pierden
en un gasto que soluciona el hoy, pero que estropea la posibilidad de
crecimiento futuro sostenible.
Miguel Hidalgo, Morelos, y tantos
otros héroes de nuestra independencia también tenían el perfil de todo
emprendedor social. El objetivo era grandioso y aunque los recursos eran
escasos, pusieron en juego todo su talento. Cuando los objetivos son grandes,
las personas valiosas, ponen todo su talento para lograrlo. Cuando hay
determinación, talento y motivos que inspiren, las dificultades siempre pueden
superarse.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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