Justo hace poco más de un año, me
encontré en la disyuntiva de encauzar mi vida profesional. No fue una decisión
sencilla, recomenzar a los 25 o recién llegado a los 40´s y con muchas más
responsabilidades tiene sus momentos de incertidumbre. En ese momento, hacer un
recuento de los últimos años fue importante para hacer un pequeño balance:
aciertos, fracasos, logros y metas incumplidas; ¡¿Cuántos deseos que
permanecían ahí, sin haberlos alcanzado?!
Reconocerse como emprendedor resulta
relativamente sencillo cuando volteas hacia atrás y te descubres, queriendo
siempre cambiar las cosas, acomodarlas, ir por más, sin descanso y sin
cansancio. Cuando las metas son altas, el esfuerzo necesario no se ve como un
impedimento, es más bien un acicate para avanzar. Si esto se hace una vez por
la ilusión de comenzar con algo, parece natural, pero cuando esta actitud se
tiene una y otra vez, año tras año, sin importar si se trata de un empleo, un
encargo, una iniciativa tuya, de otro, etc. lo más probable es que tengas el
perfil de un emprendedor.
Cuando mucha gente piensa en
emprender, ve por un lado las dificultades, la incertidumbre, el riesgo, etc.
pero también ve las ventajas de ser tu propio jefe, de poner las reglas, de
ponerle “tu estilo” personal. Sin embargo, detrás de estas cosas, que por
supuesto son ciertas, hay una decisión que involucra muchos aspectos de tu
vida, de las personas que te rodean, de los que te quieren y también, por qué
no decirlo de los que no confían en ti.
¿Para qué emprender? Yo siempre
he pensado, aunque difiero de varios autores, que ser emprendedor tiene un
contenido importante de vocación profesional, en el siglo XVII se les llamada
piratas, en el siglo XX revolucionarios y en el siglo XXI se les dice emprendedores,
en resumen: personas insatisfechas con una parte de la realidad en la que viven
y se empeñan en cambiarla a un escenario mejor aún cuando sea una labor ardua y
prolongada.
Las motivaciones para emprender
pueden ser distintas, algunos lo hacen por motivos más mundanos como lo es el
beneficio económico, en otros casos por motivos más humanos sacar adelante a la
familia, otros por bienes más trascendentes como por ejemplo llevar agua al
pueblo y otros por motivos sobrenaturales como por ejemplo los fundadores de
las órdenes religiosas. Todos ellos coinciden en querer cambiar su entorno no
importando las dificultades con las que se encuentren y todos ellos con madera
para hacerlo, su vocación profesional.
Ya en otras notas hemos
profundizado sobre las características deseables en el emprendedor, pero solo
para mencionarlas brevemente diríamos que son: capacidad de riesgo, buen manejo
ante la incertidumbre, alta capacidad de trabajo, una buena dosis de liderazgo,
capacidad para trabajar en equipo, automotivado y sentido de negocio: ¿saber
dónde está el dinero?
Todas estas características son
necesarias, pero ¿Qué es lo que nos lleva a emprender?, ¿Qué es lo que nos
lleva a tomar la decisión?, ¿Cuál es el motor que hay detrás? Las respuestas
serán muchas, como por ejemplo: Hacer dinero, resolver una problemática social,
abrir un negocio que cambie el mundo, fama, no tener jefe, deseos de ser
exitoso, quedarse sin empleo,etc.
Tal vez te sirva lo que me dijo
una de mis hijas, el día que les anuncié en la comida familiar sabatina, que
comenzaría una nueva empresa y que había tomado la decisión de dejar mi
ocupación de ese entonces como directivo en una institución: “¿papá te vas a
quedar sin trabajo?” mi respuesta fue sencilla, obteniendo como resultado una
sonrisa de aprobación y duda al mismo tiempo: “trabajo si tenemos, lo que no
tenemos es un empleo”.
Una de las ventajas de ser
emprendedor, es que aún cuando no tengas horario y trabajes medio día (de 8am a
8pm en el mejor de los casos, 12 hrs es medio día) puedes ir acomodando las
cosas, para llegar algunos días con luz a casa y participar más de cotidianidad
familiar; también puedes tomarte unas vacaciones más largas para convivir con
ellos, este ha sido la primera vez en 15 años de matrimonio que tomamos unas vacaciones
de dos semanas. Es posible mucho más convivencia en algunos días si te lo
propones y te sabes organizar.
Todo tiene su
precio, hay momentos en lo que se sacrifica un salario fijo, prestaciones y
nivel de vida, sin embargo como dice la frase: “Ser un emprendedor es vivir unos años como otros nunca
no lo harían, para intentar vivir el resto de tu vida como otros nunca podrían”
La convicción de hacer algo
valioso para los demás, de cambiar al mundo resolviendo necesidades de otros,
ganando amigos, gratitud, dinero y al mismo tiempo mejor persona, es el motor
más poderoso para tomar y mantenerse en la decisión de emprender; para ser
congruente con una vocación profesional y para ser muy feliz.
EL día de hoy, se cumple un año de haber comenzado esta nueva aventura, un año de darle muchas gracias a Dios, un año de muchos logros y de mucho trabajo, que sin mucha gente valiosa que ha colaborado en ello no sería posible, y que sin mi familia cerca no habría con quien compartirlo.
EL día de hoy, se cumple un año de haber comenzado esta nueva aventura, un año de darle muchas gracias a Dios, un año de muchos logros y de mucho trabajo, que sin mucha gente valiosa que ha colaborado en ello no sería posible, y que sin mi familia cerca no habría con quien compartirlo.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
Gracias por compartir tus reflexiones. El entrepreneurship sin duda es una condición humana que implica ciertos rasgos de liderazgo de un nivel muy alto, que sin duda son cada vez mas necesarios para triunfar/sobrevivir en un ambiente globalizado de negocios. Yo soy de los que creen que el entrepreneurship es necesario tanto en la gran empresa, con empleados motivados y dispuestos a la trascedencia, que son llamados Intrapreneurs, como también en la actividad independiente, en el hombre-empresa, que tu acá describes. Así que creo al final del día te estas adelantando, a nivel personal, a una tendencia mundial.
ResponderEliminarFelicidades por tu primer aniversario!