Mucho se ha escrito en los libros
y enseñado en las escuelas de negocios sobre el tema de liderazgo, la vieja
discusión sobre si el liderazgo forma parte de nuestras capacidades innatas o
es una capacidad que podemos aprender con el tiempo. Desde mi punto de vista, los
líderes tienen ambas: una capacidad innata que perfeccionan con el tiempo y que
lo utilizan en ciertas circunstancias para impulsar a las organizaciones al
logro de objetivos, aún con la ayuda de otros procedimientos que “le echan una
mano al liderazgo”: los procedimientos de avance.
El liderazgo no siempre va de la
mano con la eficacia. Se puede ser un buen director general aún sin capacidades
de liderazgo, así como también se puede ser líder y dirigir mal. Esta situación
obliga un ejercicio de autoanálisis y de disciplina; el autoanálisis para reconocer
si realmente tenemos cualidades innatas de líder o debemos buscar algunas otras
herramientas que puedan ayudarnos a lograr los objetivos cuando necesitamos
dirigir a otras personas, y de la misma forma disciplinarnos a buscar otras herramientas
aún cuando nos reconozcamos en nosotros cualidades de liderazgo.
Si vamos a la esencia de un líder
encontraremos características que provocan que otras personas los sigan, que
ponen su confianza en ellos:
1)
Genera inspiración.
2)
Me propone cosas valiosas
3)
Quiere mi bien
4)
Va por delante
Cuando una persona nos genera
inspiración es porque lleva nuestra voluntad a superar nuestras limitaciones
personales, nos hace creer y pensar que si es posible lograr cosas que de otra
manera, su grandiosidad nos hubiera aplastado. El líder es aquel que nos hace
creer que son posibles cosas que nosotros creíamos lejanas, si no imposibles,
al menos fuera de nuestro alcance.
El líder no siempre nos plantea
cosas fáciles, para esas no lo necesitamos, podemos solos, pero las plantea
como algo grande que vale la pena buscar, además se pone por delante, para
dejarnos ver que si es posible, y que si algo sale mal ahí estará él para
acompañarnos. De esta forma el líder nos hace crecer como personas, nos lleva a
instancias más allá de las que nosotros mismos pensábamos llegar.
Cuando ayuda a una organización tener
una dirección con liderazgo, y cuando ayuda también a la organización que
cuando los liderazgos no están en la cima de la organización se vayan conduciendo
de tal forma en sintonía con las ideas de la cabeza, para que logren orientar
hacia los mismos objetivos a toda la organización, de otra forma se podrá
genera una crisis.
Un director no siempre es líder,
pero un líder siempre dirige. En términos marítimos podríamos decir que un
pirata tal vez podrá ser un marinero, pero un marinero difícilmente será un
pirata.
Cuando se reconoce falta de
cualidades innatas para el liderazgo siempre es útil recordar esas herramientas
que ayudan a “impulsar” la organización a que las cosas sucedan, hablamos de
los procedimientos de avance, que entre
los más importantes están:
1)
Precisar
2)
Enseñar
3)
Ayudar
4)
Medir
5)
Castigar
6)
Premiar
Estas “ayudas” permiten que se
pueda dirigir la organización aún cuando el liderazgo no sea algo natural en
nosotros y también ayudan mucho cuando se tiene una dosis de liderazgo, nunca
sobran. Sin embargo es una relación inversamente proporcional: entre menos
liderazgo se tenga y se reconozca no tenerlo más necesarios serán estos
procedimientos de avance.
Luego entonces, ¿el liderazgo es
requisito para emprender?, ya habíamos comentado en otra ocasión que el emprendedor
tiene entre sus atributos una capacidad para manejar el riesgo y la
incertidumbre a una escala mayor que el resto de las personas y sucede también
que el líder va por delante y toma riesgos que los demás no toman, por esta
razón podríamos decir que suele suceder que el emprendedor tiene dotes de
liderazgo, porque logra convencer a otros de una realidad que todavía no se ve,
los enamora con un sueño, y los sueños siempre tienen algo de fantasía.
Ser líder supone tener una
capacidad de compromiso más allá de lo ordinario, de correr riesgos, aún cuando
el futuro sea incierto, pero lo grande del objetivo hace que podamos soñar y
convencernos de que es posible, algo así como soñar despiertos.
El mundo ha cambiado, requiere nuevos líderes que entiendan la realidad de la persona humana, pero que también entiendan los nuevos tiempos. Necesitamos descubrir aquellos jóvenes en los que la mayor aspiración en su vida no sea la de ser un buen funcionario, o lograr un buen empleo, debemos ayudarlos a pensar cosas grandes, si en el camino sus decisiones y la vida los lleva por otros caminos, que sean capaces de convertirse en los que mejores en cualquier actividad en la que se ocupen, no se puede aspirar a menos.
El mundo ha cambiado, requiere nuevos líderes que entiendan la realidad de la persona humana, pero que también entiendan los nuevos tiempos. Necesitamos descubrir aquellos jóvenes en los que la mayor aspiración en su vida no sea la de ser un buen funcionario, o lograr un buen empleo, debemos ayudarlos a pensar cosas grandes, si en el camino sus decisiones y la vida los lleva por otros caminos, que sean capaces de convertirse en los que mejores en cualquier actividad en la que se ocupen, no se puede aspirar a menos.
No puedo dejar de recordar a mi
maestro Joan Ginebra, a quien dedico especialmente estas líneas. Ayer 24 de
agosto del 2012 tuve la oportunidad de saludarlo y ver la valentía con la que acompaña
a su esposa que enfrenta una grave enfermedad. Su enseñanza y su ejemplo, me
ayudaron en más de una ocasión a llegar más allá de lo que me creía capaz. En
especial con su estupendo libro: EL LIDERAZGO Y LA ACCION. Ginebra, J. Mc Graw
Hill, México 1994.
Jorge Peralta
@japeraltag
www.innovaciondisruptiva.mx
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