sábado, 15 de junio de 2013

El cambio y el hambre

Una de las consecuencias del avance del conocimiento es que la actividad profesional se vaya especializando. Algunas personas profundizan tanto en alguna de las áreas del conocimiento que se vuelven verdaderos expertos en sus disciplinas, sin embargo es frecuente encontrar “expertos” que saben todo sobre “sus” temas pero casi nada sobre otras cosas.

La diversidad de áreas del saber también ha provocado que la colaboración sea requerida para avanzar, difícilmente una persona, por capaz que sea y salvo excepciones, generar valor por si misma en forma aislada.

En las organizaciones sucede algo similar,  en la medida en la que van haciendo y van madurando maduras, el trabajo se va dividiendo y las personas van participando sólo de una parte del proceso productivo y no sobre el modelo de negocio completo. En contraste, en un startup o en una empresa pequeña los principales procesos de negocio son compartidos por las personas que trabajan ahí, casi todos saben todo de todo, principalmente porque no hay otros brazos; dejando para después o para nunca aquellas cosas que no son prioritarias, al menos en apariencia.

Cuando una persona se va alimentando con conocimiento sobre cierto tema, va construyendo un andamiaje conceptual que la lleva a tener un marco de referencia y como consecuencia va alimentando su visión sobre la realidad con el contexto que la rodea. Sin embargo, cuando esa inmersión en cierto ambiente se prolonga por un largo tiempo, la persona va generando rutinas y procedimientos mentales que lo llevan por el camino seguro en el contexto presente y va perdiendo poco a poco flexibilidad frente al cambio.

Por otra parte, los contextos cada vez son más temporales, la velocidad del cambio ha crecido prácticamente en todos los mercados, en todas las áreas del saber y la caducidad de los parámetros conocidos cada vez es más breve. En estos tiempos, lo único permanente es el cambio; como dice la sabiduría popular: “lo único seguro en esta vida son la muerte y los impuestos”.

Sea que trabajes para una empresa o seas un emprendedor, el entorno esta cambiando a una gran velocidad que te planteará grandes oportunidades y que sólo serán aprovechadas por aquellas personas que tengan la visión y el valor para lograrlas.

¿Cómo prepararnos mejor para este cambio constante? ¿Qué pasa con ese conocimiento que si permanece y cómo diferenciarlo de lo que sólo es pasajero?

La mente humana es una herramienta poderosa que Dios ha dado al hombre lo que le permite una gran capacidad de observación para conocer su entorno y una gran capacidad de adaptación para sobrevivir en cualquier circunstancia. El hombre esta capacitado para el cambio, pero es una cualidad que perdemos si dejamos de ejercitarla.
Como decía mi abuelo: “mientras no se nos quite esa mala costumbre de comer tres veces al día, será algo que tenemos que resolver”. De esta forma, se vuelve clave no perder el hambre; luego entonces, tal vez en tu caso, estaremos hablando del “hambre” que se genera intelectualmente, con los deseos de triunfo, de superarse, de ponerse metas grandes. Sin esa “hambre”, la persona se mete por caminos de comodidad que la llevan a no tener deseos de superación, entra en al zona de confort.

Los cambios tecnológicos y en los mercados exigen mantenerse vigente, conservando del tiempo pasado todas aquellas cosas que permanecen, aquellas que van relacionadas con los valores de la persona, que son su misma esencia, sin embargo será necesario estar alerta para cambiar todas aquellas cosas que el paso del nos va planteando como retos para mantenernos vigentes.

Nos hemos admirado de lo que ha pasado en nuestro mundo en los últimos 20 años, los próximos 20 serán los más apasionantes de la historia, no sólo por lo que objetivamente suceda, sino porque serán los años en los que tú y yo podemos ser protagonistas y no espectadores.

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

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