Una
de las consecuencias del avance del conocimiento es que la actividad
profesional se vaya especializando. Algunas personas profundizan tanto en
alguna de las áreas del conocimiento que se vuelven verdaderos expertos en sus
disciplinas, sin embargo es frecuente encontrar “expertos” que saben todo sobre
“sus” temas pero casi nada sobre otras cosas.
La
diversidad de áreas del saber también ha provocado que la colaboración sea
requerida para avanzar, difícilmente una persona, por capaz que sea y salvo
excepciones, generar valor por si misma en forma aislada.
En las
organizaciones sucede algo similar, en la
medida en la que van haciendo y van madurando maduras, el trabajo se va
dividiendo y las personas van participando sólo de una parte del proceso
productivo y no sobre el modelo de negocio completo. En contraste, en un
startup o en una empresa pequeña los principales procesos de negocio son
compartidos por las personas que trabajan ahí, casi todos saben todo de todo,
principalmente porque no hay otros brazos; dejando para después o para nunca
aquellas cosas que no son prioritarias, al menos en apariencia.
Cuando
una persona se va alimentando con conocimiento sobre cierto tema, va
construyendo un andamiaje conceptual que la lleva a tener un marco de
referencia y como consecuencia va alimentando su visión sobre la realidad con
el contexto que la rodea. Sin embargo, cuando esa inmersión en cierto ambiente
se prolonga por un largo tiempo, la persona va generando rutinas y procedimientos
mentales que lo llevan por el camino seguro en el contexto presente y va
perdiendo poco a poco flexibilidad frente al cambio.
Por
otra parte, los contextos cada vez son más temporales, la velocidad del cambio
ha crecido prácticamente en todos los mercados, en todas las áreas del saber y
la caducidad de los parámetros conocidos cada vez es más breve. En estos
tiempos, lo único permanente es el cambio; como dice la sabiduría popular: “lo
único seguro en esta vida son la muerte y los impuestos”.
Sea
que trabajes para una empresa o seas un emprendedor, el entorno esta cambiando
a una gran velocidad que te planteará grandes oportunidades y que sólo serán
aprovechadas por aquellas personas que tengan la visión y el valor para
lograrlas.
¿Cómo
prepararnos mejor para este cambio constante? ¿Qué pasa con ese conocimiento
que si permanece y cómo diferenciarlo de lo que sólo es pasajero?
La
mente humana es una herramienta poderosa que Dios ha dado al hombre lo que le
permite una gran capacidad de observación para conocer su entorno y una gran
capacidad de adaptación para sobrevivir en cualquier circunstancia. El hombre
esta capacitado para el cambio, pero es una cualidad que perdemos si dejamos de
ejercitarla.
Como
decía mi abuelo: “mientras no se nos quite esa mala costumbre de comer tres
veces al día, será algo que tenemos que resolver”. De esta forma, se vuelve
clave no perder el hambre; luego entonces, tal vez en tu caso, estaremos
hablando del “hambre” que se genera intelectualmente, con los deseos de
triunfo, de superarse, de ponerse metas grandes. Sin esa “hambre”, la persona
se mete por caminos de comodidad que la llevan a no tener deseos de superación,
entra en al zona de confort.
Los
cambios tecnológicos y en los mercados exigen mantenerse vigente, conservando
del tiempo pasado todas aquellas cosas que permanecen, aquellas que van
relacionadas con los valores de la persona, que son su misma esencia, sin
embargo será necesario estar alerta para cambiar todas aquellas cosas que el
paso del nos va planteando como retos para mantenernos vigentes.
Nos
hemos admirado de lo que ha pasado en nuestro mundo en los últimos 20 años, los
próximos 20 serán los más apasionantes de la historia, no sólo por lo que
objetivamente suceda, sino porque serán los años en los que tú y yo podemos ser
protagonistas y no espectadores.
Jorge
Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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