Aún
cuando la vida del emprendedor esta rodeada de cierto glamour y en ocasiones se
convierte en algo aspiracional para muchas personas, no se trata de un camino
cómodo, en ocasiones tiene sus momentos duros, principalmente cuando los
resultados son como los esperabas, situación que puede provocar que llegue el
desánimo.
Cuando
llegue ese momento debes estar preparado mentalmente para no dejarte llevar por
los escenarios extremos, nada puede estar tan mal como para no tener remedio,
así como no caer en la tentación no restarle importancia a las crisis.
Tal
vez ese momento sea adecuado para la reflexión, entender que no es posible
mantener estirada la cuerda en todo momento, que es la oportunidad para hacer
un alto en el camino, rectificar lo que sea necesario y cuestionarnos si somos
felices con lo que hacemos, si la ruta elegida es la correcta.
Será
un momento oportuno para recordar algunos elementos esenciales y volver a las
bases:
1)
Reflexionar sobre lo que te motivó a emprender, recordar lo mucho que disfrutas
con lo que haces y el impacto que tiene tu actividad en muchas otras personas,
no sólo desde la perspectiva económica sino también en esa cuota de optimismo
que ofrecer a los que están a tu alrededor.
2) “El
jardín del vecino siempre es más verde”; evita comparaciones, no te llevan a
nada, cada quien tiene su historia, llena de éxitos y fracasos, pero lo
verdaderamente importante es lo feliz que estés contigo mismo, saborea lo que
has conseguido y no pierdas la confianza de que con esfuerzo lograras tarde que
temprano lo que te has propuesto sino dejas de luchar.
3)
Es momento de huir de los pesimistas y de las voces “prudentes” de que no
corras más riesgos de que busques algo seguro y también resistir la presión por
el “nivel de vida”, siempre podrás ir al menos un poco más allá de lo que
piensas; persevera, la paciencia lo alcanza todo.
4)
Momento para revisar tus gastos y ver todas aquellas cosas que no son
necesarias e intentar prescindir de
ellas, te darás cuenta de que a lo largo del tiempo te has ido llenando de
cosas superfluas y de cosas que no ocupas, momento de aplicarte la metodología
Lean, regresar al principio.
5)
Métele velocidad a todas aquellas cosas que sabes que debes hacer y que por algún
motivo estas postergando y que la crisis interna te lleva a retrasar más allá
de lo necesario.
No
será la última vez, entrar en crisis será algo periódico y conviene estar
preparado mentalmente para cuando llegue, las crisis te llevan a replantear la forma
de hacer las cosas, es un examen constante que te hará rectificar el camino
.
El
plan siempre debe estar sujeto a cambio, lo que no te puedes cuestionar es el
camino que has decidido seguir, tu meta, aún cuando los resultados no sean los que
esperabas en este momento. El nombre del juego es la perseverancia.
Jorge
Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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