La
mayor parte de las nuevas metodologías para el desarrollo de modelos de negocio
están centradas en el cliente, ya que es evidente que de ello depende del éxito
de la nueva empresa. El grave defecto de los Business Plan tradicionales, es que
se construían un sin fin de hipótesis que no se validaban y que terminaban con
una propuesta de valor diseñada poniendo los ojos en las capacidades del
emprendedor y no poniendo los ojos en los gustos del cliente, que es
supuestamente a quien queremos satisfacer.
Sin
embargo, no siempre es fácil determinar que es lo que ese cliente necesita y
quiere, en ocasiones resulta hasta perjudicial preguntarle, sobre todo si se
trata de productos y servicios novedosos que en su etapa inicial generen ciertas
incertidumbres. Seguramente habrás escuchado la anécdota que cuando se diseñaba
el primer automóvil le preguntaban a ciertas personas si preferían el “nuevo
invento” o los caballos y la preferencia se inclinó hacia éstos últimos.
El
deseo de todo emprendedor es encontrar “aquello” que resuelva un dolor o que
satisfaga un placer muy apreciado por los clientes, que hasta ese el momento no
tenga una mejor alternativa que la que él propone. Sin embargo antes habrá que
dimensionar correctamente si esa “necesidad” o “placer” que se quiera
satisfacer es verdaderamente importante como para pensar que detrás de nuestra
idea hay una verdadera oportunidad. Para ello será necesario encontrar,
identificar y profundizar sobre ese que queremos servir: “el cliente”
Ya
no son suficientes las segmentaciones clásicas con orientación
sociodemográfica, como por ejemplo: “adultos jóvenes entre 18 y 35 años de un
segmento socioeconómico C+ y C, que viven en poblaciones urbanas”. Esta
segmentación dice mucho, pero en realidad dice poco. Necesitamos ir más allá, a
temas que difícilmente vendrán en la información de los Institutos Nacionales
de Estadística, necesitamos ir directamente a las razones que mueven a un
cliente a preferir ciertos productos o servicios porque van más allá de
resolver su necesidad aparente, sino que son capaces de engancharlos y generar
una adopción más allá de la simple transacción.
Para
profundizar en el tema, puede ser de mucha utilidad una herramienta que forma
parte de la metodología publicada en el estupendo libro Business Model
Generation, fruto del esfuerzo de muchas personas encabezadas por Alex
Osterwalder. Se trata del mapa de empatía.
“Empatía,
es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o
incluso lo que puede estar pensando” (Ana Muñoz, About.com Guide) luego
entonces un mapa de empatía es una herramienta para meterse “dentro del
cliente” y entender las razones últimas de su decisión de compra. Cómo decía
Alejandro Fernández Villa, el viejo profesor del IPADE: “tener claro porque te
compran los que te compran y porque no te compran los que no te compran”. Tal
vez, cuando el análisis se hace partiendo de una realidad conocida en una
empresa en funcionamiento pueda ser más lógico, pero hacerlo con una idea, con
una idea que todavía no tiene un modelo de negocio detrás puede ser un tema más
complejo.
Para
hacer el ejercicio de “meterse dentro del cliente”, Alex Osterwader nos ofrece
una herramienta que se llama “Mapa de Empatía”. Te lleva de la mano para
preguntarte y ponerte en los zapatos del cliente para:
1)
¿Qué es lo que el cliente percibe?
a. Sus
alternativas de compra.
b. Su
percepción de nuestra oferta.
c. Su
percepción de sus necesidades y gustos
2)
¿Qué es lo que el cliente escucha?
a. Sus
influencias
b. Sus
canales de comunicación para conocer su entorno
c. La
gente que le rodea y le comenta sobre alternativas
3)
¿Qué es lo que el cliente piensa y siente?
a. ¿Dónde
pone sus aspiraciones?
b. ¿Cuáles
son aquellas cosas que realmente lo mueven?
c. ¿Qué
es lo que realmente le importa, aún cuando no lo diga?
4)
¿Qué es lo que dice y hace?
a. ¿Cuál
es su comportamiento en el consumo de ciertos satisfactores?
b. ¿Qué
dice después de utilizarlos o disfrutarlos?
c. ¿Cuál
es su actitud en público?
5)
¿Qué es lo que le duele?
a. ¿Cuáles
son sus principales frustraciones?
b. ¿Qué
le impide lograr lo que busca?
c. ¿Cuáles
son los riesgos que no quiere tomar?
6)
¿Qué es lo que realmente desea lograr?
a. ¿Cómo
mide el éxito?
b. ¿Qué
es lo que quiere alcanzar?
c.
¿Qué medios usa para lograrlo?
Siempre
existe un riesgo en hacer hipótesis sobre las motivaciones de compra de un
cliente y siempre tendremos posibilidad de error, sin embargo utilizar esta
herramienta nos pondrá más cerca de la realidad de nuestro cliente potencial y
nos permitirá validar, de una forma más eficaz, enfrentándonos con una
realidad.
Nunca
he visto un plan de negocios donde las proyecciones financieras digan que van a
perder, pero si he visto más de un emprendedor que asumió muchas suposiciones
como ciertas de un cliente que sólo existía en su imaginación.
Tienes un muy buen post aquí. Felicidades.
ResponderEliminarBuen artículo! Gracias por compartirlo. Éxitos.
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