Un
buen mentor siempre tiene huellas de sus batallas, cicatrices que han adquirido
durante su camino, y cuando esas cicatrices van acompañadas de un revés
económico, el aprendizaje es mayor: “el aprendizaje es proporcional al dinero
que pierdes”.
Hoy
tuve la fortuna de trabajar en un taller para mentores en una importante
escuela de negocios mexicana. Es un reto poco común; trabajar con emprendedores
que tienen su cabeza puesta en un proyecto es algo más frecuente a mi actividad
profesional, pero trabajar con mentores de emprendedores es completamente
diferente, se requiere de una preparación distinta con otras bases, con otras
herramientas que como dice la sabiduría popular: “entre gitanos no se leen las
cartas”.
Cuando
estas ante un grupo de gente más joven, con la cabeza puesta su proyecto, tu
aportación les puede dar un contexto distinto y el sólo hecho de interactuar
con ellos ya les ofrece una perspectiva distinta de su proyecto, lo cual
favorece, de una u otra forma la percepción de valor. Pero trabajar con
mentores que justo hacen lo mismo que tu puede ofrecerles no resulta fácil, es
algo así como “enseñarle el Padre Nuestro al Señor Cura”.
Fue
una gran experiencia preparar al taller y reflexionar con ellos sobre su rol de
mentores y comenzamos dividiendo el contenido en tres grandes bloques:
1)
El ecosistema emprendedor
2)
Los proyectos con posibilidades de escalabilidad
3)
Los emprendedores de alto impacto.
Los
mentores deben conocer el terreno en el que se desarrolla su batalla, las armas
con las que se irá a la guerra y los soldados con los que se cuenta.
¿Cuál
es el rol del mentor?
El
mentor es ese personaje con un poco más de experiencia que nosotros que nos
aporta objetividad y trata de complementar los aspectos más débiles de nuestra
personalidad y competencias.
Todos
necesitamos en algún momento de nuestra vida un mentor que tenga ciertas
cicatrices fruto de sus propias guerras, que nos ayude a no tropezarnos con los
mismos errores que ellos. Si bien nadie experimenta en cabeza ajena, el respeto
y admiración que nos merecen, nos pone las luces preventivas en aquellos temas
en los cuales conviene pedir consejo porque su decisión involucra decisiones más
complejas e importantes.
Esos
mentores también te pueden ofrecer su red de contactos para incrementar tu
propia red, además de aportar muchas veces las canas y las cicatrices del
camino que incrementan la credibilidad del emprendedor y el proyecto. Aquel
viejo dicho de “dime con quien andas y te diré quien eres” se aplica
directamente en los mentores.
Emprender es una actividad que necesariamente
se transita en soledad, aún cuando tengas socios o mentores que arrimen el
hombro, los momentos de verdad cuando fundas una startup aparecen irremediablemente,
aquellas veces que tienes que decidir aún sin datos, el rumbo que debes tomar.
Es por esos momentos de soledad que requieres un mentor, para que pueda ser una
luz en el camino, no para determinar tu decisión pero si para informarla y
sobre todo para pedir prestado valor, cuando es necesario y no lo tienes.
Las
principales aportaciones de un mentor o un grupo de mentores en la etapa
temprana de una empresa podrían ser los siguientes:
1)
Experiencia y conocimiento
2)
Red de contactos
3)
Independencia de puntos de vista distintos al
nuestro
4)
Talento
5)
Nuevas ideas o nuevos enfoques
6)
Credibilidad ante terceros
Si
tienes el deber de ser mentor, estás ante la gran oportunidad de prepararte
para ello y ser una ayuda eficaz; si eres un emprendedor conviene no enfrentar
en soledad la ya de por si difícil tarea de emprender.
Si
te haces de una buena y valiosa compañía estarás tomando una buena decisión.
Saber rodearse habla bien del talento y humildad de un emprendedor, siempre
necesarias para llegar lejos.
Jorge
Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
Muy bueno, sobretodo en la parte que hay que saber rodearse de gente que aporte y sobretodo querer emprender un negocio.
ResponderEliminarMuchas gracias Toño, te mando un fuerte abrazo!
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