sábado, 27 de abril de 2013

Seguridad y Reto, dos caras de una moneda


Hace algunos días reflexionaba sobre el proceso mental que sigue un director o un emprendedor para explicarle a su equipo sobre la necesidad de hacer un cambio en su organización o en su forma de actuar. Entre más profundo sea el cambio requerido mayor será la incertidumbre que provoque en las personas y en el equipo, trayendo como consecuencia la necesidad de una guía especial que pueda orientar correctamente disminuyendo los impactos que la incertidumbre provoca en las personas.

La incertidumbre es la inseguridad que se tiene sobre el futuro. En si misma no tiene una connotación positiva o negativa, sin embargo, el no tener control sobre nuestro futuro genera una sensación de inquietud que en algunos casos provocar una inseguridad que termina por paralizar a las personas. La incertidumbre violenta  nuestra necesidad de seguridad.

Una de las características que tienen los emprendedores es justamente el manejo que le dan a la incertidumbre porque en ese camino profesional, son mucho más grandes las variables que están fuera de control que aquellas de las que se tiene certeza. Tal vez la “única” certeza que tiene un emprendedor es que lo único seguro es la muerte,  los impuestos ( esta versión es cierta a partir de 2013 con la facturación electrónica) y su deseo de trascender.

En el caso de las personas que dirigen una organización que requiere un proceso de cambio sucede algo similar. Tomar la decisión de iniciar un proceso de cambio no es un asunto menor, la competencia en todos los mercados es tan grande y tan cruda que el cambio se ha vuelto la única constante porque de otra forma salir del mercado es un riesgo mayor, pero este cambio genera miedo. El miedo a salir de nuestra zona de confort el algo propio de la naturaleza humana, así somos y así seremos.

Existe otra necesidad, que al igual que la seguridad, forma parte de nuestra naturaleza, esta es la necesidad de reto. Esta necesidad es el motor que mantiene en forma nuestra vida, que nos mantiene vivos, mentalmente activos y que es capaz de ayudarnos a superar cualquier limitación física. En la medida que vamos construyendo la necesidad de seguridad, vamos limitando nuestra capacidad de reto y eso va disminuyendo nuestras capacidades para enfrentar lo desconocido.

La clave para una persona madura es que vaya equilibrando la seguridad y el reto para que vayan apareciendo en su comportamiento la prudencia y la audacia, que no son virtudes contradictorias sino dos facetas de una personalidad que sabe en que momento avanzar hacia lo desconocido y en que momento disfrutar todo lo que tiene.

La persona madura va poniendo retos en la medida en la que la comodidad no le impide cumplir sus sueños, porque una persona madura se caracteriza por su energía para construir su propio sueño y así no terminar construyendo el sueño de alguien más.

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup

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