sábado, 29 de septiembre de 2012

Serás pobre si sólo trabajas por dinero

El trabajo profesional es una actividad a la que le dedicamos buena parte de nuestras vidas, es nuestra fuente de ingresos, nuestra herramienta de autoafirmación, un espacio para crecer personalmente, nuestra fuente de aprendizaje, camino para ganar en virtudes, etc.

Prácticamente entre 1/3 y ½ de nuestras 24 hrs diarias las dedicamos a trabajar, así que más vale que sea un tiempo que nos haga crecer, porque de otra manera solamente será un camino para la frustración.

No todas las personas tienen posibilidad de disfrutar su actividad profesional, algunos solamente trabajan como medio de subsistencia pero viven “buscando las 6” es decir esperando que su horario de trabajo termine para realmente hacer lo que les gusta, sus hobbies, o sólo llegar a su casa a descargar sus frustraciones.

¿Cuál sería entonces el ideal del trabajo profesional?  Desde mi punto de vista, el ideal es desarrollar una actividad profesional que te apasione o al menos que te genere un genuino interés y que te permita crecer en el plano económico y personal.

Parece fácil pero no lo es tanto, para muchas personas su actividad profesional solamente es un medio para lograr beneficio económico, pero lo sufren; y para otras, al no ser capaces de construir una alternativa de ingresos con lo que le gusta hacer, buscan otras salidas. Lo mejor sería lograr que en aquellas cosas que más te gustan encontrar un camino para generar ingresos.

Algunos elementos concretos que podrías considerar para enriquecer la labor profesional serían los siguientes:

1)      Tener objetivos valiosos. Ponerse metas altas obliga a la persona crecer, a esforzarse, a no resignarse con una medianía para ir cumpliendo meramente el requisito.

2)      Capacidad de decisión. Tener posibilidades de decidir sobre el futuro es algo que hace crecer a las personas, por la capacidad de análisis y síntesis que implica, y la responsabilidad que implican las consecuencias de la decisión.

3)      Excelencia. Tratar de ser mejor siempre, con un verdadero esfuerzo por hacer siempre lo mejor posible dentro de las posibilidades reales sin detenerse demasiado en el esfuerzo que implica. Trabajar con rigor, con exigencia, cumpliendo siempre con los estándares que se requieren en el sector, si es posible excederse.

4)      Trascender. Cuando te pones objetivos valiosos, tomas decisiones que ponen en juego tus capacidades, tratas de hacerlo mejor que nadie y pones generosidad en tu labor, casi siempre logras beneficios y consigues involucrar a otras personas para transmitir tu pasión y entusiasmo, logrando como consecuencia que tus ideas y logros trasciendan a otras personas.

En ciertos ambientes pareciera que los factores de decisión sobre la actividad profesional pasan primordialmente por el aspecto económico, supeditando  todos los demás aspectos al económico; sin embargo, muchas veces no se disfruta la actividad profesional, se sufre.

A muchos jóvenes no se les anima a desarrollar sus talentos porque se les aconseja a dedicarse a cosas en las que hay mucha demanda laboral, cuando sus talentos son adecuados para las artes o las humanidades. Tal vez el camino debería ser el inverso, cuando una persona disfruta lo que hace y trata de ser el mejor en su categoría muy probablemente tenga éxito porque logrará inspirar a los demás.

El aspecto económico siempre es importante, porque es nuestro medio de generación de recursos, sin embargo dejar la perspectiva del trabajo sólo como una fuente de dinero es una visión demasiado pobre. Dedicamos tanto tiempo a trabajar que debe ser un instrumento fundamental de desarrollo personal, de aportar a la sociedad y de ser cada vez mejores personas.

Si nos preocupáramos un poco más por ser felices dedicándonos a lo que más nos gusta, tratando de ser los mejores y aportando a los demás generando inspiración, probablemente también podríamos ganar más dinero, pero seguramente, sin duda alguna, seremos más felices.

Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup

domingo, 23 de septiembre de 2012

5 pasos para innovar en mercados maduros



Hace días coincidí en el avión de regreso a mi ciudad con una persona que conocí hace unos años en Londres con motivo de un viaje de estudio. El regresaba a México después de sus estudios doctorales en aquel país. Después de los saludos iniciales, me pidió que me moviera a un asiento contiguo al suyo de tal forma que pudiéramos platicar de los temas en los que ambos desarrollábamos nuestra actividad profesional.

Sus primeros comentarios fueron de quejas sobre la forma en la que en nuestros países se daba el desarrollo tecnológico y de cómo no existía una vinculación robusta entre las empresas y el mundo académico y de cómo las empresas latinoamericanas no invertían en I+D+i.
Al explicarle el tipo de empresas en las que desarrollaba modelos de innovación y ver que la mayoría estaba en mercados maduros, su respuesta inmediata fue: “eso no es innovación porque no parte de un desarrollo tecnológico, eso es más bien un plan de mejora”. Yo me sonreí, y le comenté que lo más importante para mis clientes era crecer, ganar más dinero y tener más elementos para que sus empresas en el largo plazo contaran con ventajas competitivas sostenibles que les permitiera sostenerse con éxito en mercados competidor; si eso era innovación bienvenido y si no lo era también.
Después de esa reunión me quede un tanto inquieto, sobre si el buscar mejoras incrementales y continuistas con los mismos productos y servicios actuales es algo así como pactar con la mediocridad y en realidad se debería buscar ideas nuevas en los que se construya una innovación verdaderamente disruptiva. Mi conclusión es que ambos caminos son correctos y que no son mutuamente excluyentes, que el verdadero secreto está en la forma en la que fomentemos que ambas se den en nuestra organización, cada una en el tiempo en el que se debe dar, porque para construir la facturación del futuro se debe mantener la facturación de hoy!!!
Para que ambos tipos de innovación sean posibles, es necesario que en la empresa exista el ambiente adecuado para que las personas puedan innovar, principalmente aquellas personas que tienen perfil emprendedor (dentro de una empresa o en su startup) y que están dispuestas a correr el riesgo de opinar, de pensar, de proponer ideas con potencial que hagan salir a la empresa de la zona de confort y la ayuden a construir el futuro. Es necesario desatar el talento oculto de los colaboradores que muchas veces tienen miedo de opinar, de intentarlo, es una gran oportunidad de construir valor.
No se trata de convertir a la empresa en una organización caótica, donde todos intenten lo que se les ocurre, pero también permitir cierto grado de autonomía que abra la posibilidad de que las personas aporten su creatividad sin temor a cometer errores. Sin ello será muy difícil innovar, tanto la innovación incremental, como aquella que cambia radicalmente nuestro foco de negocio actual.

Emprendiendo de nuevo en empresas ya existentes.

En ocasiones comenzar de cero resulta menos complejo que redireccionar una organización que ya está funcionando. Romper con usos y costumbres no es nada fácil y más aún cuando te vas acercando a la “edad de los nuncas”: nunca se había quejado el cliente, nunca me había fallado, nunca me había pasado, etc.  Conforme va pasando el tiempo vamos tomando costumbres que después es muy difícil cambiar: “el hombre es un animal de costumbres”.

La estupenda metodología desarrollada por Steve Blank para el descubrimiento y desarrollo de clientes “Customer Development” puede ser aplicada tanto para startups como para empresas que ya están funcionando, pero para una empresa funcionando no puedes cambiar de cliente sin dejar de facturar mañana y pasado y la semana próxima!! Entonces ¿cómo aprovechar todo lo bueno que tiene el negocio actual y pasarse en él para construir el nuevo modelo?

Tal vez el primer paso será construir un “mapa” de la situación actual y comenzar el “método del repartimiento”:

1)      ¿Cómo está repartida tu facturación?, ¿con qué clientes haces la venta?, ¿quiénes son?, ¿en qué sectores están?, ¿quiénes son sus clientes?, ¿los tienes agrupados en segmentos para analizarlos con más profundidad?

2)      ¿Cómo está repartido tu margen? ¿cuál es el % con el que contribuye cada segmento al margen total?

3)      ¿Cómo están repartidas tus capacidades instaladas? ¿Dónde están mis recursos escasos en mi capacidad instalada y cuanto se ocupa de ellos en cada segmento?

4)      ¿Cómo demanda recursos cada segmento en función de los tiempos de cobro a clientes y pago a proveedores?

Segundo paso, entender quien es el cliente. Esta serie de preguntas nos permitirá entender con mayor profundidad, con quien hacemos negocio, quienes son nuestros clientes y comenzar a explorar con mayor profundad ¿Cuáles son las razones para que estos clientes nos compren? Ya que también con ello estaremos entendiendo las razones de No compra, de los que no nos compran.

El tercer paso es entender contra quien competimos, si hay otros que están en el gusto de nuestros No clientes porque tienen una solución más adecuada para ELLOS de lo que nosotros podemos ofrecer, o bien no más adecuada pero SI más conocida que la nuestra.

Justo el cuarto paso será reflexionar sobre cuál de los segmentos atendidos tiene más atractividad en función de su tamaño y el nivel de competencia y decidir cuáles serán aquellos que nos interesen más y que tratemos de diseñar nuestra oferta para ellos, aún cuando esa elección nos lleve  a renunciar a otros.

El quinto paso será, echar a andar la maquinaria de nuestros colaboradores,  en primera instancia explicarles como estamos compitiendo, porque algunos segmentos nos prefieren, porqué otros no y entender en qué segmentos nos conviene más competir, para cuales sectores estamos mejor “diseñados” y que esto nos lleve a plantearnos cuáles son los segmentos en los que nos vamos a concentrar.

Esta elección permitirá descifrar cuáles son los problemas no atendidos del segmento elegido, o bien cuales de esos problemas los podemos resolverlos de mejor forma que los competidores, ¡ahí estará la oportunidad!

En la medida en que profundicemos en el conocimiento del cliente elegido podrán surgir ideas de cómo resolver sus problemas, de otra forma continuaremos con el grave riesgo de ofrecer al mercado productos o servicios que a nadie le importan.

Lo más valioso en esta instancia será tener claro el cliente, y analizar tantas oportunidades que podemos aprovechar al resolver problemáticas que nuestro cliente elegido tiene. Preparar propuestas para revisar de la mano de nuestro cliente, si tenemos posibilidades de éxito o no, con la seguridad de que si tenemos en la mano al cliente, tarde que temprano encontraremos algo valioso.

Estos cinco pasos nos servirán para tomar la decisión sobre el rumbo, a partir de ahí habrá que ejecutar con maestría, un emprendedor podrá hacerlo pero implicará un proceso de reflexión y decisión igual de importante y complejo que la elección de rumbo.


Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 15 de septiembre de 2012

Los Emprendedores Sociales, cambiando al mundo

En países como México y seguramente en muchos otros que se encuentran en vías de desarrollo, la sociedad espera mucho de la política social del gobierno en turno. Los apoyos a la pobreza son un síntoma de la preocupación que gobierno y sociedad tienen por este mal y el deseo de revertir esa situación, que por mucho es de los grandes males de nuestro tiempo.

Dar de comer al hambriento, es una obra de misericordia, pero más aún sería no sólo darle de comer sino enseñarle a ganarse el pan, pero eso no es fácil, es un camino más largo, y aunque más útil requiere un esfuerzo que muchos no están dispuesto a hacer.

Las manifestaciones de la pobreza son muchas, no solo es el hambre, lo es también la salud y el acceso a la educación. Tal vez por eso la ONU desde hacer años ha propuesto un índice para medir el grado de “bienestar” en las naciones ya no solo con el PIB sino con un instrumento más completo que además del PIB incluye otras variables; lo ha denominado Índice de Desarrollo Humano.

El índice de desarrollo humano está conformado por tres variables:

1)      PIB per-cápita. Medida que permite determinar la generación de riqueza per-cápita

2)       Acceso a la salud. Medida en base a la longevidad y esperanza de vida al nacer.

3)      Acceso a la educación. Medida por la tasa de alfabetización y los grados de escolaridad.

Es evidente que México ha progresado en los últimos años, pero otras naciones lo han hecho más rápido, vamos lento.

Países como Corea que tenían un nivel de vida muy por debajo de México en 40 años se han transformado a una velocidad mucho mayor.

Los programas contra la pobreza no lograrán su principal objetivo transformador sino generan las capacidades en la sociedad para que ella misma logre darse el bienestar que necesita, no puede esperar a que el gobierno de turno pueda resolver sus problemas, ellos mismos deben comenzar por resolverlos.

Los emprendedores sociales son personas con el mismo perfil emprendedor pero que no buscan con su iniciativa la mayor rentabilidad posible, sino que ésta es condicionada a solucionar un problema social. Más que rentabilidad, su principal objetivo es resolver el problema al que están enfocados y en función de ello buscar las alternativas para su sustentabilidad.

Al igual que cualquier otra iniciativa emprendedora, los emprendedores sociales busca una idea innovadora que busque cambiar patrones que impactan negativamente a una sociedad. Los emprendedores sociales no organizan marchas y plantones buscando que el gobierno les resuelva sus problemas, activamente se organizan con otras personas para lograr cambiar una realidad pidiendo ayuda a sus alternativas no soluciones fáciles.

Organizaciones como Ashoka, Iniciativa México, Promotora Social México, etc. son algunos ejemplos de organizaciones que se dedican a dar apoyo a esta clase de emprendedores.

¡Cuantas cosas faltan por hacer en nuestros países! Algunas podrán resolverse desde iniciativas sociales, muchas otras desde la perspectiva de nuevas empresas, ambas resolviendo tantos problemas y tantas necesidades no cubiertas. Sin embargo, hace falta darle un giro a la mentalidad: la gente joven necesita inspiración suficiente para meterse por terrenos que no llevan precisamente a la comodidad pero si a la trascendencia de lograr que nuestras comunidades sean cada vez menos dependientes de subsidios y apoyos, o bien pedir que éstos lleguen cuando tendrán un impacto multiplicador. Será necesario reenfocar esos apoyos que se pierden en un gasto que soluciona el hoy, pero que estropea la posibilidad de crecimiento futuro sostenible.

Miguel Hidalgo, Morelos, y tantos otros héroes de nuestra independencia también tenían el perfil de todo emprendedor social. El objetivo era grandioso y aunque los recursos eran escasos, pusieron en juego todo su talento. Cuando los objetivos son grandes, las personas valiosas, ponen todo su talento para lograrlo. Cuando hay determinación, talento y motivos que inspiren, las dificultades siempre pueden superarse.

Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup

 

domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Cuándo perdimos la creatividad?

¿Cuántas veces no hemos visto algunas películas caseras en las que cantábamos y bailábamos cuando estábamos pequeños?, me atrevería a decir, que lo hacíamos con mucha gracia. Parece que a los niños pocas cosas les dan pena, se equivocan y hasta nos reímos con ellos, no hacen dramas de una caída o un error, se caen e inmediatamente se levantan, parece que pueden ir retando al destino todos los días haciendo cosas nuevas sin mucho temor a equivocarse.

Luego, pasa el tiempo, vamos creciendo y nos vamos volviendo más racionales. ¿Qué nos pasa en el camino?, así como aprendimos muchas cosas en la escuela como leer, escribir, matemáticas básicas, etc. hay otras cosas que vamos perdiendo. Poco tiempo se le dedica a otros temas como lo son las artes: música, pintura, danza, etc. pareciera que estas disciplinas están destinadas a las actividades extraescolares como si fueran de segunda categoría o no indispensables para la formación de una persona. El miedo a equivocarnos crece, nos enseñamos a ir por el camino seguro, sin riesgos.

Parece que en el camino también perdemos el gusto por ir a la escuela, nos llenan de reglas y sentimos que aprendemos muchas cosas que no sólo no nos gustan, sino que tal vez no sirven para mucho. Dejamos de divertirnos, de reír, de disfrutar, sino fuera por las vacaciones y los recreos, pocas ganas tendríamos de ir. Nos tratan de uniformizar, más para ponernos a todos por encima de un nivel mínimo necesario sin ayudarnos a sacar nuestros talentos. Aprendemos a recibir órdenes y a cuestionar poco, a decidir poco, se investiga poco, se crea poco. En muchas ocasiones se privilegia la memoria sobre la razón, y en muchas otras la razón sobre la emoción como si estas última fuera menos útil, de la misma forma nos enseñan más a ver hacia atrás que en mirar hacia el futuro, a mirarnos el ombligo más que ver el mundo.

En muchos casos, si tenemos capacidades artísticas, surgen voces de “de artista no vas a vivir”,  empujándonos a decidir sobre vocaciones más comunes, más seguras, con menos riesgos, buscando la seguridad de un buen empleo. Nuestros padres pensaron en que dándonos una educación con la mejor calidad posible aseguraban para nosotros un futuro al mejor igual que el de ellos, porque tendríamos la seguridad de tener un buen empleo.

Hoy parece que esa premisa no siempre es válida, los títulos académicos no te garantizan un buen empleo, hoy son necesarias otras cualidades. Pareciera que la educación ha sufrido una especie de inflación, antes con tener una licenciatura era suficiente, hoy se requieren de posgrados, maestrías e incluso doctorados  para tener posibilidades de salir adelante.

La presión por competir, por sobresalir es tal, que desde pequeños los presionamos con calificaciones, con hablar inglés, con destacar en todas las disciplinas, lo cual no es malo, pero ¿será ese el mejor camino para sacar lo mejor del talento de cada uno?

Según la encuesta nacional de juventud del 2010, realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud, nos indica que el promedio nacional del % de jóvenes entre los 14 y los 29 años con edad de emprender es de 12.2% variando desde un 19.5% a un 3.6% Sin embargo ese 12.2% probablemente irá disminuyendo conforme pasa el tiempo, y lo mismo sucede con otras vocaciones creativas.

Hoy en México se generan cerca de 200,000 empresas cada año, comparadas contra nuestra población total de 112 millones de mexicanos sería el 0.17% y si lo comparamos contra la población entre 14 y 29 años aproximadamente 36 millones de mexicanos es el 0.5%. Significa que en el transcurso de su educación el 12.2% con intenciones de emprender muchos terminan por desistir. ¿Qué pasaría si la educación formal no te desalentara a seguir otros caminos menos ordinarios? ¿Cómo estarán los porcentajes para personas con capacidades artísticas que nunca son aprovechadas?

Hoy parece que el camino seguro de buscar un empleo, está comenzando a ser un camino riesgoso, llegas a cuarenta años y se vuelve misión imposible encontrar una buena oportunidad laboral, las hay pero ganando poco. Casi siempre hay una persona que sabe el doble de cosas que tú y que está dispuesto a ganar la mitad porque tienen la mitad de tus obligaciones familiares. Por eso las personas se dedican a cuidar su empleo, a ir por el camino seguro, sin correr riesgos para no equivocarse, sin arriesgar nada.

La mayor parte de las universidades mexicanas organizan ferias de empleo, ¿qué pasaría si al menos pusieran el mismo ímpetu en facilitar la formación de nuevos empresarios con la mismas ganas con las que organizan ferias de empleo?

Ante este escenario innovar se vuelve muy complicado porque reta al status quo, mueve los escenarios, nos saca de la zona de confort. Esto sucede con tal intensidad, que pareciera necesario que cuando somos adultos debemos ir a una escuela para desaprender una gran cantidad de historias que nos han llenado de paradigmas difíciles de vencer, porque hemos perdido la capacidad de asombro, de divertirnos con lo que hacemos, de correr riesgos, de ser quienes somos.

Algo tenemos que hacer con la educación de nuestros hijos para que no se echen a perder con la educación formal y no pierdan la creatividad con el transcurso del tiempo. Podremos estar tranquilos cuando se eduque de tal forma que puedas ser tú mismo, sin miedos y que los jóvenes sepan que pueden dedicarse a lo que ellos quieran, haciéndose un lugar en el mundo explotando sus talentos, buscando con ello no solamente ser los mejores en sus respectivos campos, sino tratando de ser distintos, de ser ellos mismos, así como han sido creados: únicos e irrepetibles.

Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 1 de septiembre de 2012

Las ventajas de emprender


Justo hace poco más de un año, me encontré en la disyuntiva de encauzar mi vida profesional. No fue una decisión sencilla, recomenzar a los 25 o recién llegado a los 40´s y con muchas más responsabilidades tiene sus momentos de incertidumbre. En ese momento, hacer un recuento de los últimos años fue importante para hacer un pequeño balance: aciertos, fracasos, logros y metas incumplidas; ¡¿Cuántos deseos que permanecían ahí, sin haberlos alcanzado?!

Reconocerse como emprendedor resulta relativamente sencillo cuando volteas hacia atrás y te descubres, queriendo siempre cambiar las cosas, acomodarlas, ir por más, sin descanso y sin cansancio. Cuando las metas son altas, el esfuerzo necesario no se ve como un impedimento, es más bien un acicate para avanzar. Si esto se hace una vez por la ilusión de comenzar con algo, parece natural, pero cuando esta actitud se tiene una y otra vez, año tras año, sin importar si se trata de un empleo, un encargo, una iniciativa tuya, de otro, etc. lo más probable es que tengas el perfil de un emprendedor.

Cuando mucha gente piensa en emprender, ve por un lado las dificultades, la incertidumbre, el riesgo, etc. pero también ve las ventajas de ser tu propio jefe, de poner las reglas, de ponerle “tu estilo” personal. Sin embargo, detrás de estas cosas, que por supuesto son ciertas, hay una decisión que involucra muchos aspectos de tu vida, de las personas que te rodean, de los que te quieren y también, por qué no decirlo de los que no confían en ti.

¿Para qué emprender? Yo siempre he pensado, aunque difiero de varios autores, que ser emprendedor tiene un contenido importante de vocación profesional, en el siglo XVII se les llamada piratas, en el siglo XX revolucionarios y en el siglo XXI se les dice emprendedores, en resumen: personas insatisfechas con una parte de la realidad en la que viven y se empeñan en cambiarla a un escenario mejor aún cuando sea una labor ardua y prolongada.

Las motivaciones para emprender pueden ser distintas, algunos lo hacen por motivos más mundanos como lo es el beneficio económico, en otros casos por motivos más humanos sacar adelante a la familia, otros por bienes más trascendentes como por ejemplo llevar agua al pueblo y otros por motivos sobrenaturales como por ejemplo los fundadores de las órdenes religiosas. Todos ellos coinciden en querer cambiar su entorno no importando las dificultades con las que se encuentren y todos ellos con madera para hacerlo, su vocación profesional.

Ya en otras notas hemos profundizado sobre las características deseables en el emprendedor, pero solo para mencionarlas brevemente diríamos que son: capacidad de riesgo, buen manejo ante la incertidumbre, alta capacidad de trabajo, una buena dosis de liderazgo, capacidad para trabajar en equipo, automotivado y sentido de negocio: ¿saber dónde está el dinero?

Todas estas características son necesarias, pero ¿Qué es lo que nos lleva a emprender?, ¿Qué es lo que nos lleva a tomar la decisión?, ¿Cuál es el motor que hay detrás? Las respuestas serán muchas, como por ejemplo: Hacer dinero, resolver una problemática social, abrir un negocio que cambie el mundo, fama, no tener jefe, deseos de ser exitoso, quedarse sin empleo,etc.

Tal vez te sirva lo que me dijo una de mis hijas, el día que les anuncié en la comida familiar sabatina, que comenzaría una nueva empresa y que había tomado la decisión de dejar mi ocupación de ese entonces como directivo en una institución: “¿papá te vas a quedar sin trabajo?” mi respuesta fue sencilla, obteniendo como resultado una sonrisa de aprobación y duda al mismo tiempo: “trabajo si tenemos, lo que no tenemos es un empleo”.

Una de las ventajas de ser emprendedor, es que aún cuando no tengas horario y trabajes medio día (de 8am a 8pm en el mejor de los casos, 12 hrs es medio día) puedes ir acomodando las cosas, para llegar algunos días con luz a casa y participar más de cotidianidad familiar; también puedes tomarte unas vacaciones más largas para convivir con ellos, este ha sido la primera vez en 15 años de matrimonio que tomamos unas vacaciones de dos semanas. Es posible mucho más convivencia en algunos días si te lo propones y te sabes organizar.

Todo tiene su precio, hay momentos en lo que se sacrifica un salario fijo, prestaciones y nivel de vida, sin embargo como dice la frase: “Ser un emprendedor es vivir unos años como otros nunca no lo harían, para intentar vivir el resto de tu vida como otros nunca podrían”

La convicción de hacer algo valioso para los demás, de cambiar al mundo resolviendo necesidades de otros, ganando amigos, gratitud, dinero y al mismo tiempo mejor persona, es el motor más poderoso para tomar y mantenerse en la decisión de emprender; para ser congruente con una vocación profesional y para ser muy feliz.

EL día de hoy, se cumple un año de haber comenzado esta nueva aventura, un año de darle muchas gracias a Dios,  un año de muchos logros y de mucho trabajo, que sin mucha gente valiosa que ha colaborado en ello no sería posible, y que sin mi familia cerca no habría con quien compartirlo.

Jorge Peralta

@japeraltag


@innovadisrup