En la cotidianeidad del trabajo profesional nos encontramos
siempre con la decisión de priorizar las actividades que ocupen nuestra
jornada. Aunque hagamos muchos planes, la realidad rebasa lo que hemos
programado y terminamos haciendo actividades que no están contempladas, siempre
existe algo que nos mueve el plan original.
Suele suceder que cuando estamos a punto de comenzar con la
actividad que nos habíamos programado surgen otros temas que nos hacen
postergar su inicio. Nuestro proceso mental nos lleva a preferir otras
actividades cambiando nuestra agenda, dando como resultado dejar para otro
momento actividades que considerábamos importantes y que pensemos muy adentro
de nosotros: ¡No me alcanza el tiempo! ¡Quiero días de 30 horas!
¿Cuáles son los motivos que nos llevan a cambiar una actividad
importante?
Tal vez convenga comenzar con uno que suele ser un poco penoso,
pero que es muy común, el dejarnos llevar por la pereza. No me refiero a una pereza escandalosa que podría
significar quedarnos acostados en nuestra cama sin tomar en cuenta el reloj; me
refiero a esa pereza más sutil que nos lleva a desarrollar actividades
placenteras que implican menor esfuerzo como por ejemplo meternos a nuestros
sitios web favoritos, a consultar los resultados deportivos del fin de semana,
a revisar un video en YouTube que nos recomendaron, a meterle minutos valiosos
al Facebook o a Twitter, y que impiden cumplir con lo que tenemos agendado.
La recompensa inmediata nos mueve, sin embargo nos damos cuenta
que por ese camino terminaremos no haciendo lo que debemos hacer. Tal vez
algunas recomendaciones nos podrían ayudar a mantener la atención de acuerdo
con nuestro plan:
- Armar una agenda con horario aproximado, que se pueda modificar si algo verdaderamente importante sucede pero que nos de una guía sobre los horarios de comienzo y te término.
- Dedicar un espacio a pausas programadas que nos permitan descansar la mente, recuperar nuestra capacidad cognoscitiva y que nos permite responder un correo o hacer una llamada pendiente.
- Tener a la mano el material de trabajo necesario para evitar idas al auto o dedicarle tiempo a buscar cosas que podríamos preparar con anticipación.
- Evitar distracciones voluntarias en el Facebook, navegando sin sentido en la web, en tus chats de Whatsapp, en ningún lado esta escrito que todo lo debas responder inmediatamente, así que no caigas en el vicio de la hiper-conectividad.
En conclusión, como decía San Josemaría:
"estar en lo que haces y
hacer lo que debes"
Tal vez convenga hacer un poco de examen y evaluar como ha sido tu
semana, si has sacado las cosas que te habías propuesto o si has postergado
actividades que son importantes y que las vas dejando para después. Todos
podemos sufrir de una semana especialmente intensa que nos impida sacar
adelante los pendientes relevantes, pero si eso nos sucede una semana y otra,
tal vez estemos ante un problema de naturaleza distinta, estemos ante un vicio
difícil de desarraigar, en el vicio de la gente “eternamente ocupada” sin
tiempo y estresada.
El vicio en el que cae permanentemente el “bombero” el que se la
pasa apagando fuegos dejando para después temas relevantes y sacarlos de último
minuto con una calidad menor a la esperada y con resultados menores a los
esperados.
Tal vez los siguientes tips de podrían ser de utilidad para dejar
de ser “bombero”:
- Reserva tiempo de la agenda para los temas relevantes, así como si fueran una cita con un cliente, evitando moverlos a no ser de que se trate de algo verdaderamente importante pero moviéndolos a otro día y hora específica.
- Revisión semanal de las horas que le dedicas a tus distintas actividades, para darte cuenta si estás empleando demasiado tiempo a temas de “recompensa inmediata” pero poco relevantes y con poco fruto para ti en este momento.
- Detecta las cosas que frecuentemente dejas para después y reflexiona la razón, si es porque “las persigue la mala suerte” o porque estás postergando temas que no te gustan. Revisa su prioridad y si debes asignarles la categoría de relevantes atiéndelas como el punto 1.
- Delega o busca externos que puedan ayudarte con el exceso de trabajo. Tal vez convenga revisar si necesitas reforzar tu equipo con algún talento adicional.
- Analiza si estas cumpliendo con tus compromisos de agenda o si estas dejando cosas para después cuando tenían cierta prioridad. No dejes las cosas para “cuando tengas tiempo” porque seguramente las dejaras para nunca.
- Revisa tus números y analiza si esa actividad que realizas esta dejando los frutos que esperas o tal vez debas reorganizar tus prioridades.
El orden exterior casi siempre esta relacionado con el orden
interior, tal vez debas revisar tus prioridades, tus propósitos, tu nivel de
decisión y la disciplina mental que exige cualquier actividad exigente. Si no
eres capaz de avanzar en esta lucha personal por dominarte a ti mismo
difícilmente podrás llegar lejos.
Entonces ¿Apagas incendios o realmente trabajas? ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup