Las
últimas dos semanas han sido de catarsis para muchos emprendedores en México,
al ser publicadas las primeras listas de proyectos que serían apoyados por el
INADEM (el recientemente creado Instituto Nacional del emprendedor). Parece que
la lista no ha dejado satisfechos a muchos, más aún a aquellos que pusieron
todas sus esperanzas durante los últimos meses en recibir un apoyo
gubernamental. También me tocó conocer empresas que decidieron no arrancar
proyectos de transformación hasta conocer si eran beneficiados o no con los
recursos de la última convocatoria lanzada por el INADEM.
En
ambos casos, nuevos proyectos y empresas con deseos de renovar su propuesta de
valor se han quedado con las manos vacías y con la molestia causada por la
generación de falsas expectativas sobre los recursos que se pensaba recibir.
Eran dineros que ya estaban gastados antes de contar con ellos. La realidad
siempre supera la expectativa, y si algo podía salir mal, salió.
En
primer lugar, la gran difusión que se hizo con el lanzamiento del INADEM,
generó expectativas más allá de lo ordinario; el desempleo y subempleo en la
joven población mexicana provoca que desde la mirada de las instancias
públicas, se vea al emprendimiento como una válvula de escape a la situación.
En los medios, en las escuelas, a media calle se pregona que “emprender es la
solución a los problemas causados por el desempleo”.
Nuevas
empresas tecnológicas como Facebook, twitter, google y algunas otras empresas
tecnológicas hacen que se vea asequible el hacerse millonario sin terminar
estudios construyendo un modelo de negocio poderoso sobre una gran idea. No
existe emprendimiento fácil, todos tienen sus riesgos y todos implican un gran
esfuerzo personal; las historias de emprendimientos “fáciles” son mentira y no
son contadas de forma completa, es decir incluyendo sus éxitos pero también sus
fracasos.
La
realidad es un poco más compleja, así como existen casos de éxito la tasa de
fracaso es muy grande. Emprender implica riesgo, pero emprender por pura
necesidad como último recurso ante el desempleo es un suicidio con altas
posibilidades de hacerse efectivo. Emprender es una labor ardua que implica un
compromiso fuerte del emprendedor y requiere sacrificios para salir adelante
aún cuando el resultado nunca esta garantizado, no te dejes llevar por las
modas.
Dada
esta situación quisiera hacerte algunas recomendaciones de sentido común:
1) “Siempre hace falta dinero”. Pero aún sin él se
puede emprender, existen muchos casos de organizaciones que comienzan pequeñas
y fundamentadas en crecer sus ventas antes que buscar capital.
2) “Es una gran idea”. Las ideas por si mismas no
valen nada, lo que realmente vale es la capacidad para convertir las ideas en
valor y en ejecutarlas con maestría.
3) “Hace falta más apoyo del gobierno”. Si lo que
quieres hacer no se puede lograr sin apoyo del gobierno, mejor no lo hagas,
dedícate a otra cosa. Las hadas madrinas no existen y si existen son muy caras.
Mejor comienza cuanto antes, valida, mide, aprende y mejora tu propuesta. Si
llega el apoyo del gobierno bienvenido pero no dependas él, nadie hará el
trabajo por ti.
4) “Sólo no se va a ninguna parte”. Es muy difícil
que un emprendedor “llanero solitario” triunfe, la realidad es tan compleja que
los equipos complementarios tienen más posibilidades de éxito. El emprendedor
que sabe reconocer sus limitaciones y se rodea de gente valiosa tiene más
posibilidades de éxito.
5) “No pidas consejo a quien no sabe aunque tenga
las mejores intenciones”. Existe una visión de la empresa excesivamente
corporativizada. No se puede valorar ni juzgar el desempeño de una startup con
criterios de una empresa madura en fase de crecimiento o consolidación.
Ordinariamente los directivos de corporativos ven el partido desde el palco, no
desde el césped.
6) “Es duro y complicado”, aún cuando surjan
numerosos apoyos y programas de gobierno para apoyar emprendedores que muchas
veces son más bien programas mediáticos para encumbrar políticos que para de
verdad apoyar emprendedores con impacto. Seguirán siendo necesarias muchas
horas de trabajo, pocas horas de sueño y manejar la incertidumbre sobre si
habrá frutos en ese esfuerzo o no.
7)
“Si fracasas hazlo rápido y barato” Es muy
difícil que un proyecto salga bien al primer intento, algunos lo logran pero no
es la generalidad, el fracaso tarde que temprano llegará. Ojalá que si llega,
llegue pronto y sea a etapa tan temprana que sus consecuencias no sean mortales
y se pueda pivotar para construir la segunda iteración y volver a empezar.
8)
“ Ve prevenido contra el fracaso y contra el
éxito”. El fracaso puede ser un golpe serio a la autoestima, es necesario
reponerse rápido y recomenzar. El éxito puede ser más dañino que el fracaso
porque si no se maneja correctamente puede ser muy fugaz. Ni el fracaso, ni el
éxito son para siempre. El éxito puede ser un riesgo para mantener los pies
sobre la tierra y ver que no se puede relajar el esfuerzo.
9)
Puedes pasar hambre. El arte de tragar sapos sin
hacer caras te llenará de fortaleza y si debes apretarte el cinturón, siempre
se puede hacer un poco más, nunca es demasiado.
10) Las ideas no bastan requieren de una ejecución a
prueba de balas. Existen ideas regulares que con una ejecución eficaz salen
adelante y se mejoran en el camino. Existen buenas ideas que una mala ejecución
impide que tengan un resultado satisfactorio. Ideación sin ejecución es pura
alucinación. El emprendedor conjuga en presente el verbo acción, es lo que
distingue al emprendedor de otras vocaciones.
Emprender
no es fácil, si tu proyecto requiere grandes apoyos para hacerlo, tal vez no
sea tan buena la idea, o tal vez no estés dispuesto a correr esos riesgos o tal
vez no es algo que realmente quieres. Tal vez requieras un alto en el camino
para reflexionar: ¿emprender es realmente mi proyecto de vida, o prefieres pensarlo
un poco más?
Jorge
Peralta
@japeraltag
@innovadisrup