A lo largo de estos años he visto proyectos de innovación de
distinta envergadura, algunos con un alcance muy pequeño y otros con una misión
transformadora muy profunda. También me ha toca verlos culminar exitosamente y
otros fracasar.
¿Cuáles han sido esos puntos en común, tanto del éxito como del
fracaso? Te quiero compartir algunos puntos clave que desde mi punto de vista
son indispensables a tomar en cuenta en los proyectos de innovación:
- Los proyectos necesitan un liderazgo y un equipo comprometido
Los proyectos necesitan responsable, indicadores y un equipo
colaborando.
Las personas deben estar enteradas de la relevancia del proyecto y
de la forma en la que cada uno participa en él.
Las máximas cabezas de la organización deben tener conocimiento y
apoyar el proyecto de otra forma en la primera dificultad fracasarán.
- No a todos les gusta innovar.
A las personas normales no les gusta innovar, les gusta más
mantener la situación actual, el cambio nos aterra y la posibilidad de perder
lo ganado nos pone en una situación mental difícil.
Es muy importante poner las bases para que un equipo pueda
“habilitarse” para los proyectos de innovación de otra forma la ruta al fracaso
será corta.
Suele ser útil poner el ambiente adecuado con unas lecturas, con
un espacio propio en la agenda para destensar las relaciones entre los miembros
del equipo. Sin confianza no se podrá avanzar.
- Identificar los liderazgos informales que ayudaran al triunfo o al fracaso.
En todas las organizaciones existen liderazgos, y muchas veces
estos no coinciden con el organigrama jerárquico, en ocasiones los liderazgos
se encuentran en todos los niveles de la organización. Estos liderazgos son los
que generan el ambiente “ a nivel de cancha”, los que suelen generar optimismo
o pesimismo en los equipos de trabajo. No es conveniente tenerlos en contra de
los proyectos porque dificultarán el camino.
Si existe algunas personas “afectadas” con el proyecto conviene
identificarlas y hacer una labor de incorporarlos al cambio.
- Perseverar
Cuando se decide iniciar un proyecto no vale la pena
detenerlo ni los cambios de planes
bruscos porque de otra forma la organización quedará “vacunada” y ya no creerá
que el cambio es en serio. Cualquier otra iniciativa y los que las encabecen
perderá credibilidad.
- Cuidar el tiempo para innovar.
Dar un tiempo preciso y sagrado para innovar. Si no le dedicamos
tiempo y nos comprometemos con un proceso, el mensaje que se estará dando es
que no es importante para la organización. No faltarán voces que quieran
retrasar las reuniones porque es cierre, porque hay un problema con un cliente,
porque fulanito tiene un viaje importante, etc., etc. Es fácil dejarse llevar por las inercias, por
las urgencias, por la rutina y volver a lo de siempre para que nada cambie.
Para ello también será importante trazar un plan, usar un método,
dejarse apoyar por personas que pueden guiarnos en el proceso y todo eso
requiere de invertir tiempo y dinero.
Lo que es importante es importante y no lo que no, no.
- No reconocer el avance y a las personas que colaboran
Si no se toma en cuenta que las personas están empleando un tiempo
valioso y se van reconociendo sus logros, las personas pueden cansarse o pensar
que no es importante su labor, entonces prefieren volver a sus actividades
normales y seguir sus indicadores, que a final de cuentas es por lo que le
pagan.
- Involucramiento de la Dirección General.
Si la dirección general no ha comprado la idea, lo más probable es
que el proyecto sea de muy escaso impacto porque todos tienen miedo de meterse
en temas que no agraden al jefe y los riesgos poca veces son bien vistos.
Desafortunadamente no existe innovación sin riesgos, al menos no la que genera
un valor relevante.
Si la dirección no es al tanto de los nuevos proyectos la
organización irremediablemente caerá en las rutinas y en cuidar el negocio
maduro que es lo que hace posible que la organización facture y genere
rentabilidad.
Sin no cuidas estos 7 puntos no te auguro un buen final con las
consecuencias que esto tiene para toda la organización. Una organización que no
crece, que no avanza, que no ve el futuro con ilusión termina expulsando a su
talento quedándose solamente con los talentos más medianos, aquellos que
seguramente harán un buen trabajo pero que no marcan la diferencia en un
mercado que compite ferozmente. ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup