¿Cuántas veces has visto la
incertidumbre reflejada en la cara de tu esposa cuando le dices “comenzaremos
de nuevo”? Tal vez la primera vez fue cuando estaban recién casados, pero cuando
eso lo dices después de más de una década, tal vez ya ha tenido más de una
experiencia, ¿cuál es el impacto en ella? Ella ha experimentado en más de una
ocasión lo que significa “comenzar de nuevo”.
Ellas te conocen bien, saben que
es algo que lo traes dentro y que no te lo puedes quitar, se han convencido de
que ser emprendedor es una enfermedad incurable, progresiva, contagiosa y
algunas veces mortal. Si los emprendedores somos individuos que con frecuencia
estamos insatisfechos con la realidad que nos toca vivir y vemos en esas
dificultades oportunidades de negocio, que ponemos nuestras capacidades en
juego para lograr nuestros objetivos, que nos da miedo pero que nos lo
aguantamos.
Somos tipos en ocasiones
inadaptados a la vida corporativa que frecuentemente somos señalados como
locos, como rebeldes porque tenemos conectada la cabeza con las manos, nos
gusta actuar y poner por obra lo que creemos que es mejor de acuerdo a nuestras
convicciones. Muchas veces rompemos el status quo en las organizaciones y
sacamos de su zona de confort a mucha gente, lo que nos genera detractores y
algunos enemigos gratuitos. Es frecuente confirmar la frase de que “tus
enemigos son admiradores secretos que no entienden porque los demás tanto te
aman”.
Si, los emprendedores somos
líderes que ilusionan a los demás con su visión; personas que arrastran a los
demás con el ejemplo de ponerse por delante y ayudarles a los demás a ponerse
metas grandes. Un líder: “Quiere mi bien”, “me pone metas grandes”, “va por
delante”; así coincidían esencialmente mis queridos y admirados Joan Ginebra y Carlos Llano, dos de los personas que más han
influido positivamente mi vida con sus enseñanzas, en las que se conjugaban su
conocimiento, su ejemplo y su arrastre.
Es inevitable, por la unidad de
la persona, que esa rebeldía, esas jornadas largas de trabajo, esos fracasos a
cuestas, ese liderazgo, ese volver a comenzar una y otra vez, también marca a
las familias, a la esposa a los hijos. Ellos, silenciosamente se convierten en
los verdaderos héroes de la historia, porque ¿de dónde sacan los emprendedores
esa fuerza y esa convicción? ¿Quiénes están incondicionalmente a su lado en las
buenas y en las malas?: la esposa, los hijos, la familia, los amigos cercanos,
en ocasiones nadie más, más aún si el éxito tarda en llegar.
¿Cómo puede entonces el
emprendedor, balancear la dedicación a su ocupación profesional tan demandante
y a su familia que es por otra parte la clave del éxito? Tal vez suena sencillo
pero es uno de los temas más complicados de vivir: se llama equilibrio; poner
cada cosa a su hora y cada tema en su lugar, saber hablar cuando algo no puede esperar,
saber cortar a la hora que debes cortar, estar cuando debes estar; del otro
lado siempre habrá comprensión y por eso no debes nunca de abusar. Darle su espacio
a la familia y a la actividad profesional como los temas que alimentan tu vida.
Muchas veces será necesario
quitarle horas al sueño, a la diversión, al descanso, a los gustos personales,
pero siempre debes tener tiempo para ellos. No dejes de asistir a los
festivales de día de las madres, al festejo del día del padre, a sus
cumpleaños, a las reuniones del colegio, asistir a misa juntos el domingo, a
comer en familia el fin de semana, sacar un tiempo para un café, desayuno o
cena semanalmente con tu esposa, al igual que en el beisbol es necesario tener
la jugada inesperada en el momento inesperado, todo por hacerlos felices. Si
dejas de hacerlo perderás el equilibrio y perderás el rumbo y tu motor de vida.
También será necesario poner en
su sitio a la vida social, el buscar tener una vida social familiar y no solo
personal, pero ambas son necesarias y complementarias. Sacar tiempo para hacer
deporte y fomentar actividades de recreación que te hacen crecer de otra
manera. Sacar tiempo para formarte en todos los aspectos necesarios de una
persona: profesional, humana, espiritual, y de otros aspectos importantes en tu
vida.
Tu familia sabrá reconocer que
siempre estás ahí porque ellos son lo más importante y lo verán en hechos
concretos de cariño, el tiempo que les dedicas en cantidad y calidad, el amor
siempre está en los detalles. Sabrán acogerte cuando los fracasos lleguen,
porque sabrán que siempre te levantas una vez más para comenzar de nuevo, esa
es la gran herencia que les dejarás, más allá de lo económico, la convicción
que el futuro está en sus manos y que serán capaces de lograr sus metas por
difíciles que parezcan. Solo así podrán entender una y otra vez el “comenzaremos
de nuevo” y a pesar de la incertidumbre sabrán que ese es tu camino.
Todos los matrimonios y las
familias tienen sus momentos de crisis, pero siempre que estés a punto de
perder lo más importante que es tu familia mete el freno de mano, será momento
de poner nuevamente todo en riesgo porque lo más importante, es lo más
importante; sin tu familia los éxitos no son dulces y tampoco duraderos. El
dinero, solo es dinero, y no te sirve para lo más importante que es mantener el
respeto de los que te siguen y de los que te quieren.