domingo, 26 de agosto de 2018

Planear 2019 en un ambiente VUCA ¿Será necesario?

Estamos comenzando el último tercio del año y muchas empresas hacen su ejercicio de planeación para el 2019.

Recuerdo que hace años las empresas grandes solían vislumbrar los siguientes 5 años, pero ante un entorno tan incierto 5 años son demasiados e incluso, algunas personas, nos hemos comenzado a cuestionar los ejercicios de planeación.

Ya desde hace un año planteaba en el post las metas mediocres no inspiran a nadie de que ir por el camino tradicional de apoyarse en los resultados del 2018 para plasmar el plan de 2019 no siempre era el mejor camino. No se trata de minusvalorar o de destruir lo hecho sino más bien liberarse de las amarras mentales para pensar con mayor ambición.

Vivimos tiempos muy volátiles, cambiantes, donde entran y salen jugadores a nuestro sector, donde los sectores se cruzan porque surgen nuevos competidores que antes estaban en otras categorías y surgen nuevos o se transforman otros ya existentes.

VUCA surge del acrónimo en inglés de las palabras: Volatility (V), Uncertatinty (U), Complexity (C) y Ambiguity (A). Como podrás ver, todas estas son características de nuestro tiempo que nos implican una constante transformación de las variables que debemos considerar en cualquier industria o actividad y que abre nuevas oportunidades para todos.

Replantear nuestras metas para el 2019 no es un asunto menor, no se trata de tomar lo del 2018 y echarle más ganas, sino de repensar hacia donde iremos, si estamos dejando oportunidades en la mesa, si podemos movernos hacia otros mercados, si podríamos desarrollar nuevas líneas de negocio, si requerimos rediseñar nuestra propuesta, nuestra comunicación, la entrega de valor que hacemos, la forma en la que cobramos,  ¿Estaremos dejando margen y volumen en la mesa que no estamos logrando aprovechar?

Intentar prepararse para el futuro siempre será un buen ejercicio, tratar de imaginar un 2019 como el 2018 será una mentira y más vale que provoquemos ser protagonistas y no espectadores de un cambio que puede afectar a todos. El futuro no es un tema menor, pero plantear hacia donde crecer es un tema obligado pero conviene hacerlo de la forma adecuada y los esquemas clásicos de planeación estratégica apoyados en Porter son buenos pero limitados.

Temas como la transformación digital, la tercerización de procesos, la integración de nuevo talento, la incorporación a nuevos mercados, el crecimiento acelerado, todo ello debe ser motivo de reflexión y de plantearse con seriedad si vamos a mantenernos en el mismo camino o si propondremos algunos cambios. En algunos casos será más bien una continuación de lo que ya veníamos haciendo, pero en otros requerirá cambios más profundos, más de fondo que implicarán o un cambio de estrategia o incluso hasta un cambio de lógica de negocio.

Ponerse metas ambiciosas es obligado, las personas quieren unirse a historias de éxito, las metas mediocres no inspiran a nadie, y una organización sin metas ambiciosas provocará que los más medianos se queden y los brillantes busquen horizontes nuevos, así que si quieres ponerte o mantenerte en la punta debes reflexionar de que mantenerse en la zona de confort no es una ruta razonable.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab

domingo, 19 de agosto de 2018

¿Qué es el emprendimiento corporativo?

La mayor parte de las empresas buscan su crecimiento, y por esa razón la innovación se ve como una opción para lograrlo.

Todos tenemos ideas, y las podemos convertir en proyectos, pero eso no es equivalente a innovar. Para innovar se requiere que esos proyectos tengan objetivos que realmente lleven a la organización a otra instancia, al aprovechamiento de oportunidades que los lleven más allá de sus límites actuales.

Existe una gran cantidad de literatura sobre innovación, pero en la mayor parte de los casos son teóricas en exceso o se convierten en manuales de autoayuda donde se nos pinta a unos superhéroes que vencen toda adversidad y que tiene como fin el hacernos ver que si es posible aspirar a sueños más altos pero que no ofrecen una ruta clara y concreta respecto de como innovar con mayores posibilidades de éxito.

Para que un proyecto verdaderamente funcione con cierto nivel de éxito, se requiere de algo más que motivación y teoría, de un camino que nos permita convertir esas ideas en un proceso de cambio real que impacte en la forma en la que se genera valor y en la manera en la que una organización se organiza internamente para entregarlo, de acuerdo con la promesa que le han ofrecido a sus clientes. Pasar del discurso a la acción, pasar del deberíamos de... a lo hacemos así y lo medimos de esta forma.

Cuando hablamos de innovación, se trata de un proceso que lleva a la organización a construir nuevas ventajas competitivas, que generen un valor adicional a sus clientes o usuarios. Para ello se requiere una visión clara de lo que se quiere hacer y capacidades de ejecución para convertir la visión en acciones concretas para lograrlo.

En algunos casos, organizaciones establecidas están adoptando algunos conceptos más propios de los emprendedores para el desarrollo de sus ideas, con la intención de fallar rápido y barato. Sin embargo, no siempre es factible para una organización salirse de la operación ordinaria para “crear” o echar a volar ideas nuevas, es ahí donde el concepto de emprendimiento corporativo tiene cabida.

El emprendimiento corporativo es el proceso a través del cual, las organizaciones desarrollan nuevos productos, nuevos servicios, experiencias de usuario, nuevas líneas de negocio o incluso incuban nuevas organizaciones.

El problema no es tener ideas, lo difícil es que sean buenas ideas y todavía más difícil es tener la capacidad de ejecutarlas exitosamente. Este proceso no siempre es factible desarrollarlo en forma paralela a la operación y por esta razón, es necesario que el desarrollo de los proyectos no se mezcle con la operación porque usualmente suceden dos fenómenos:

  • Los proyectos son poco disruptivos en relación a lo que la empresa ya esta haciendo
  • Los proyectos avanzan lentamente porque le dedican el tiempo que le sobra a la operación y tardan tanto que pueden perder impacto cuando terminan.

El emprendimiento corporativo es un camino para que dentro de la misma organización se construya un futuro con una visión renovada. Se logra cuando existe una intencionalidad muy clara desde los que tienen el poder de decisión, de correr riesgos prudentes para impulsar la construcción de diferenciadores claros para ponerlos en el liderazgo de su sector, así como las decisiones correctas para hacer realidad la promesa.

Para impulsar este tipo de iniciativas siempre serán necesarios recursos y en muchos casos la incorporación de tecnología, pero lo que resulta indispensable, es contar con un equipo de personas que tengan un perfil innovador que posibilite el desarrollo y puesta en marcha de los proyectos. Será necesario que un pequeño equipo dentro de las organizaciones que funcione como catalizador y gestor de estas iniciativas de forma diferenciada de la operación para que tenga el foco correcto.

Adicionalmente este equipo requerirá de ciertos elementos que harán posible que el emprendimiento corporativo se convierta en una realidad:

1)   Equipo catalizador enfocado en el desarrollo de proyectos
2)   Estrategia de innovación
3)   Metodología, herramientas y métricas
4)   Espacio físico adecuado
5)   Presupuesto con cierto nivel de autonomía.

El emprendimiento corporativo permite explorar nuevas oportunidades de negocio fuera de los límites de la organización, tomando mayores riesgos sin poner en peligro la marcha del negocio actual. Se podría decir que es el mejor escenario, una visión renovada fuera de los límites actuales de la operación, que permitirá grandes avances más ambiciosos, con unos riesgos medidos y mayores posibilidades de efectividad.

Pensar con una visión ambiciosa sobre el futuro requiere de una mente que aprenda a correr ciertos riesgos con prudencia. Innovar puede ser riesgoso, pero no hacerlo es fatal.

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

domingo, 12 de agosto de 2018

Presencialidad o virtualidad ¿Qué conviene?

En ocasiones pareciera que es un tema generacional. Una hipótesis es pensar que las personas más jóvenes gustan de lo virtual y las maduras de lo presencial; sin embargo, tal vez no es una cuestión de edad sino de ocasión, algunas actividades requieren presencialidad y otras no, algunas requieren de algo más que la acción concreta, requieren de una comunicación más personal, aquello que llamamos inspiración.

Inspirar requiere algo más que la simple transmisión de ideas. Inspirar consiste en provocar ciertas emociones en las personas que las estimulan a hacer algo con las ideas recibidas, principalmente a tomar decisiones sobre su actuación. Inspirar te lleva a realizar algo que no habías visto con anterioridad o que no habías tenido la voluntad de actuar. De tal forma que el conocimiento en si mismo no lleva a la acción sin la inspiración.

¿Qué necesitamos para provocar esa inspiración?

Sin duda el mensaje es vital porque es ahí donde se transmiten las idas y también las emociones, las herramientas visuales permiten suplir la presencialidad, escuchar una charla Ted en YouTube logra transmitir el mensaje y provocar emociones en quienes la escuchamos. Sin embargo, quien la imparte no puede interactuar más con quienes los escuchan, no somos capaces de recoger impresiones y hacer la comunicación de dos vías.

La tecnología permite la colaboración a distancia y eso trae grandes ahorros de tiempo, esfuerzo y dinero a las organizaciones que tenemos que sacarle el máximo jugo y nos lleva a reflexionar también sobre la irrelevancia de tantas reuniones con tu equipo de trabajo o con clientes, quedarnos con la sensación de que lo mismo se hubiera logrado con una llamada telefónica o con una videoconferencia. ¿Será que ya se ha superado la presencialidad? ¿Qué ya no necesitamos vernos cara a cara? ¿Qué da lo mismo reunirnos en equipo o no para discutir algún punto?

Convendría usar un filtro cada vez que tenemos la decisión de provocar o no una reunión física en la que amerite reunirnos y sea posible hacerlo:
  • ¿Es relevante el tema a tratar? Porque si la respuesta es NO, no conviene verse ni físico ni virtualmente.
  • ¿Sería suficiente hacerlo en un formato no presencial?
  • ¿Las personas tienen esa capacidad de comunicar para darle un valor a la presencialidad?
  • Conviene encontrar el lugar adecuado y el momento adecuado dependiendo de la ocasión

Hay ciertos temas, principalmente los que son importantes para los interlocutores que será necesaria la presencialidad, porque se requiere de esa cercanía, de ese sentir al otro cerca, de darse un apretón de manos o un abrazo, porque en ocasiones también es necesaria esa comunicación más directa que con la virtualidad no se logra.

Hay situaciones que requieren de una conversación cara a cara, y que de ora forma no lograríamos transmitir todo lo que traemos dentro. Debemos lograr vencer la pereza y el miedo para buscar esas conversaciones que nos hacen falta, o las que pensamos que le hacen falta a los demás, porque de otra forma no le sacaremos todo el jugo posible.

Nuestro tiempo obliga a una reflexión entre la necesidad de la presencialidad para lograr toda la inspiración posible y la necesidad de la virtualidad para ganar en agilidad e inmediatez. Cada situación requiere de instrumentos específicos, no dejarnos llevar por la costumbre y de la comodidad de la virtualidad. Pensar en cada situación particular como lograremos el máximo impacto.

Huye de la irrelevancia, trata de transmitir mensajes con valor, logra la mayor inspiración posible cada que lo requieras y después decide en cada ocasión el mejor camino para lograrlo.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab


domingo, 5 de agosto de 2018

¿Tus retos están a la altura de tu talento?

Una de las situaciones que más enriquece al hombre es la convicción del valor que genera su actividad, sino fuera de esta forma, tendría motivos suficientes para la frustración.

Sentirse útil, darse a los demás, aportar algo, puede ser dicho de distintas formas, pero en última instancia se trata de generar algo valioso; sin embargo, esa “valiosidad”, no la debe medir quien realiza la actividad sino los que reciben el beneficio.

La satisfacción por generar valor tiene un impacto importante en la actitud de las personas y su fundamento radica en dos variables que deben estar íntimamente conectadas, el reto al que se somete una persona y talento que tiene para enfrentarlo. Digo conectados porque el reto debe ir en la proporción al talento de la persona. 

A mayor reto se requiere más talento; si las personas atienden retos que están en sintonía con su talento provocará que la persona vuelque todo su interés y termine apasionado por su actividad, redundando en dar más allá de lo ordinario. Cuando las personas trabajan con retos sensiblemente menores a su talento terminarán en una actitud de apatía.

Hace algunos años, leyendo un artículo de un de mis gurús (Luis Huete) que hacía una reflexión sobre los retos de las personas talentosas tome un cuadro que busque simplificarlo para facilidad de mi entendimiento, e intentar explicar cómo el hecho de meterse en una zona de confort no depende exclusivamente del talento de las personas sino de los retos que se vayan poniendo.


En la medida en que una persona talentosa se va poniendo retos a su altura, el apasionamiento surge porque la persona tiende a dar lo mejor de sí; en cambio cuando una persona no se pone retos relevantes o acaba desempeñando una actividad que no lo reta suficientemente entra en la zona de relajación que lo meterá por un camino de rutina que es la puerta de entrada a la zona de confort.

Cuando una persona no tiene talento suficiente para el reto que se le está planteando, posiblemente entre en un estado de ansiedad que le impida dar su mejor versión; de la misma forma cuando escasea el talento y además no se proponen retos mínimos, las personas pueden entrar en un estado de apatía que los lleve a un estado de círculo vicioso del que no se saldrá hasta que no se haga consciente de ello.

¿Porqué será tan importante para las personas ponerse retos de acuerdo a su talento? Incluso si es posible elegir siempre convendrá ponerse retos por encima del talento para provocar un sano crecimiento; los retos siempre te llevan a más. El reto es un disparador del intelecto y de la emotividad que nos lleva a dar lo mejor de nosotros mismos, a superarnos, a avanzar siempre más allá; sin ellos se nos introduce el virus del conformismo que es el comienzo del envejecimiento del alma.

Seas quien seas, te dediques a lo que te dediques, tengas la edad que tengas, si no provocas que tu talento de lo mejor de sí a través de retos que lo hagan crecer terminarás metiéndote por caminos de mediocridad. Recordé aquel viejo de dicho que dice: “ si decides subir en bicicleta, si dejas de pedalear te caes”.

Siempre es buen momento para preguntarte si te estás poniendo retos a la altura de tu talento, de cuestionarte si tu actividad profesional te plantea los retos necesarios o bien si necesitas cambiar de actividad o reinventarte, o si no tienes otro remedio, ponerte un reto en una actividad lateral como un deporte o un hobbie. 

Ponerse retos siempre depende de ti.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab