Se habla mucho de que los profesores universitarios no están bien
retribuidos, sin embargo es una profesión que tiene otras ventajas como son los
horarios, la cantidad de vacaciones, días festivos, etc.
La universidad es una institución que lleva cientos de años y que
se ha venido transformando a lo largo del tiempo, pero que en los últimos años,
la transformación del mundo ha sido más acelerada que su cambio de modelo. Si
bien, en algunas instituciones se hacen grandes esfuerzos por mantenerse
vigente, es evidente que en muchos otros casos, se sufre una desvinculación de
la realidad o se mantienen prácticas, métodos y contenidos que no siempre son
los más adecuados para el mundo en el que vivimos.
Durante algunos años preferí no participar de esa noble ocupación
y concentré mi actividad académica en impartir sesiones para la formación de
MBA´s, actividad que dejé después de algunos años para concentrar mi atención
en el desarrollo de proyectos de innovación. Fue un tiempo maravilloso en el
que aprendí muchas cosas y conocí gente valiosa, pero la pasión por emprender
un nuevo proyecto ocupó la mayor parte de mi tiempo.
Poco tiempo después, por invitación de un colega acudí a dirigir
un taller para emprendedores universitarios en su último semestre de
licenciatura y recuperé esa pasión por el aula y por el intercambio de ideas.
También aprendí que lo que ellos esperan es a gente verdadera, que pueda
platicarles su experiencia vivida y que logre generar un proceso de aprendizaje
que de verdad les deje un conocimiento relevante.
Un estudiante espera que un profesor le transmita algo más que
información, algo que no pueda encontrar en google, también requiere que le
transmita sus pasiones, sus experiencias, sus convicciones, sus ilusiones.
Esforzarse por enseñar requiere un aprendizaje constante, hacer
volar la imaginación, retar la inteligencia de forma constante, intentar
transmitir la experiencia vivida para que otras cabezas recojan de los errores
y los éxitos y experimenten en cabeza ajena.
Si dedicas un tiempo a la docencia universitaria ganas muchas
cosas:
- Conoces la forma de pensar de las nuevas generaciones.
- Rejuveneces tu mentalidad.
- Renuevas el hábito de estudiar y de leer.
- Te obligas a nunca dejar de aprender.
- Refuerzas tus conocimientos adquiridos. Enseñar es volver a aprender.
- Descubres talento.
- Participas en sus equipos de trabajo aportando la experiencia que tienes y adquiriendo la frescura que ellos tienen.
- Vas renovando tu red de contactos con jóvenes exitosos que tarde que temprano serán actores relevantes de su comunidad.
- Ganas años de juventud al convivir hacerte uno más en sus equipos de trabajo.
- Le devuelves a la sociedad algo de lo que te ha dado y agradeces de forma muy concreta la generosidad con las que tus profesores te dieron parte de lo que ellos son.
Por mi parte, estoy viviendo un nuevo reto, experimentando un
nuevo rol. El rol de mentor-profesor-inversor en proyectos emprendedores de
equipos jóvenes; estudiantes universitarios de último año o recién egresados
que aportan su talento dentro de un equipo con la intención de construir nuevos
modelos de negocio, validarlos y arrancar nuevas empresas.
Creo que pocas cosas me ilusionan tanto como emprender de nuevo
con sus manos, de vivir nuevas aventuras haciendo lo que más me gusta,
aportando lo que puedo aportar y recibiendo lo que ellos tienen de sobra:
energía, pasión, ilusión por el futuro. Cada vez que me veo entre ellos, trato
de asimilar la valentía de quien tiene toda la vida por delante. Nada me emociona más que inspirarlos a que construyan la mejor versión de ellos mismos y sean felices.
Piénsalo, ser profesor universitario es un buen negocio, date tu
tiempo para intentarlo, es la mejor inversión. ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup