sábado, 27 de junio de 2015

Ser profesor universitario es un buen negocio

Se habla mucho de que los profesores universitarios no están bien retribuidos, sin embargo es una profesión que tiene otras ventajas como son los horarios, la cantidad de vacaciones, días festivos, etc.

La universidad es una institución que lleva cientos de años y que se ha venido transformando a lo largo del tiempo, pero que en los últimos años, la transformación del mundo ha sido más acelerada que su cambio de modelo. Si bien, en algunas instituciones se hacen grandes esfuerzos por mantenerse vigente, es evidente que en muchos otros casos, se sufre una desvinculación de la realidad o se mantienen prácticas, métodos y contenidos que no siempre son los más adecuados para el mundo en el que vivimos.

Durante algunos años preferí no participar de esa noble ocupación y concentré mi actividad académica en impartir sesiones para la formación de MBA´s, actividad que dejé después de algunos años para concentrar mi atención en el desarrollo de proyectos de innovación. Fue un tiempo maravilloso en el que aprendí muchas cosas y conocí gente valiosa, pero la pasión por emprender un nuevo proyecto ocupó la mayor parte de mi tiempo.

Poco tiempo después, por invitación de un colega acudí a dirigir un taller para emprendedores universitarios en su último semestre de licenciatura y recuperé esa pasión por el aula y por el intercambio de ideas. También aprendí que lo que ellos esperan es a gente verdadera, que pueda platicarles su experiencia vivida y que logre generar un proceso de aprendizaje que de verdad les deje un conocimiento relevante.

Un estudiante espera que un profesor le transmita algo más que información, algo que no pueda encontrar en google, también requiere que le transmita sus pasiones, sus experiencias, sus convicciones, sus ilusiones.

Esforzarse por enseñar requiere un aprendizaje constante, hacer volar la imaginación, retar la inteligencia de forma constante, intentar transmitir la experiencia vivida para que otras cabezas recojan de los errores y los éxitos y experimenten en cabeza ajena.

Si dedicas un tiempo a la docencia universitaria ganas muchas cosas:
  • Conoces la forma de pensar de las nuevas generaciones.
  • Rejuveneces tu mentalidad.
  • Renuevas el hábito de estudiar y de leer.
  • Te obligas a nunca dejar de aprender.
  • Refuerzas tus conocimientos adquiridos. Enseñar es volver a aprender.
  • Descubres talento.
  • Participas en sus equipos de trabajo aportando la experiencia que tienes y adquiriendo la frescura que ellos tienen.
  • Vas renovando tu red de contactos con jóvenes exitosos que tarde que temprano serán actores relevantes de su comunidad.
  • Ganas años de juventud al convivir hacerte uno más en sus equipos de trabajo.
  • Le devuelves a la sociedad algo de lo que te ha dado y agradeces de forma muy concreta la generosidad con las que tus profesores te dieron parte de lo que ellos son.

Por mi parte, estoy viviendo un nuevo reto, experimentando un nuevo rol. El rol de mentor-profesor-inversor en proyectos emprendedores de equipos jóvenes; estudiantes universitarios de último año o recién egresados que aportan su talento dentro de un equipo con la intención de construir nuevos modelos de negocio, validarlos y arrancar nuevas empresas.

Creo que pocas cosas me ilusionan tanto como emprender de nuevo con sus manos, de vivir nuevas aventuras haciendo lo que más me gusta, aportando lo que puedo aportar y recibiendo lo que ellos tienen de sobra: energía, pasión, ilusión por el futuro. Cada vez que me veo entre ellos, trato de asimilar la valentía de quien tiene toda la vida por delante. Nada me emociona más que inspirarlos a que construyan la mejor versión de ellos mismos y sean felices.

Piénsalo, ser profesor universitario es un buen negocio, date tu tiempo para intentarlo, es la mejor inversión.  ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 20 de junio de 2015

¿La innovación ayuda en el corto plazo?

Últimamente he querido prevenir a las organizaciones que quieren comenzar un proceso de innovación sobre las implicaciones que este tiene.

Busco que reflexionen sobre si necesitan entrar a un proceso de esta naturaleza, si de verdad lo quieren y si están dispuestos a sacar adelante un proceso de cambio. Muchas veces se dejan llevar por modas y no porque tengan el convencimiento de que es el camino adecuado. 

Cuando no esta claro el beneficio y el proceso, ante la primera dificultad se aborta la misión logrando vacunar a los colaboradores contra los procesos de cambio.

Para resolver ese dilema los invito a reflexionar sobre algunas preguntas simples que sirven como guía:
  • ¿Tus productos y/o servicios son muy similares a los de la competencia y necesitas diferenciarte?
  • ¿Tu sector enfrenta cambios importantes y necesitas algo verdaderamente diferente para destacar?
  • ¿Tus crecimientos son similares o por debajo de tu sector o se han estancado en los últimos años?
  • ¿Generas nuevas ideas pero es muy difícil llevar las a la práctica?
  • ¿Tu organización se esta volviendo obsoleta y cuesta mucho cambiar? 
  • ¿Tu equipo de trabajo esta acomodado y en una zona de confort?


Si al escuchar cualquiera de estos 6 cuestionamientos sientes que embonan a tu situación actual estas ante una circunstancia en la que necesitas innovar.

También es importante sobre la situación económica actual de la organización. Si todo marcha bien, se tienen pocos incentivos para intentar algo nuevo, porque lo que han hecho los ha llevado a ser exitosos. En esos casos, habrá que recordarles que nada es para siempre y que existen muchas historias de empresas exitosas que ante un cambio tecnológico han quedado fuera del mercado.

En el caso contrario, cuando la organización vive al día o esta pasando dificultades, el foco suele ponerse en el corto plazo y es tan importante el día a día que difícilmente se piensa en innovar si el resultado no es a corto plazo. Es frecuente que ante estas circunstancias los jefes envíen un mensaje de eficiencia y no de futuro:

¡Vamos a ahorrar!
¡Vamos a ser más eficientes!
¡Vamos a bajar gastos!

Nadie duda que estas medidas muchas veces son buenas e incluso necesarias, sin embargo también es momento de replantearse otros retos para generar más ingresos y concentrarse en el resultado inmediato.

Es muy frecuente escuchar a gerentes o dueños de empresa decir ¡Queremos innovar!, pero al mismo tiempo dar señales a la organización de que no deben perder tiempo en intentar nada nuevo: “concéntrate en lo de hoy, porque debemos pagar las cuentas”. Pensar en como sacar adelante los temas urgentes de flujo siempre será necesario, pero ¿Será un impedimento para pensar en futuro, en estrategia, en la facturación de los próximos años? Es necesario asegurar el hoy, pero también mirar hacia delante.

Pensar en el futuro puede ser un tema ocioso para algunas personas, pero en realidad es la única forma de enfrentarlo con una intencionalidad precisa y no dejarse llevar por las circunstancias. La innovación sirve precisamente para gestionar el futuro de una forma más eficaz porque se van construyendo las ventajas competitivas que marcaran la diferencia no pensando sólo en hoy sino pensando en el mañana.

Si se busca un resultado inmediato del proceso de innovación, lo más probable es que los cambios no sean radicales, sino que sólo sean mejoras marginales de lo que ya se hace, y si el presente no es como lo queremos estaremos condicionando a que el futuro no sea muy distinto. Si se comienza un proceso de innovación pensando que es magia y que los resultados serán inmediatos se presionará más allá de lo prudente al proceso creativo generando una tensión que no contribuye al éxito del proceso.

La labor más importante del director es diseñar el futuro hacia el cual quiere llevar a la organización; cuidar el día a día es importante pero dejar de ver el futuro puede ser mortal y esa es la principal responsabilidad del director general, sólo él puede hacerlo. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup




sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué es un Knowmad?

Se trata de una palabra nueva en nuestro lenguaje que surge de la unión de Know (conocimiento) y Nomad (nómada), traducido al castellano como nómada del conocimiento. El concepto fue acuñado por John Moravek al referirse a los trabajadores nómadas del conocimiento y la innovación. Se caracteriza por ser innovador, imaginativo, creativo, capaz colaboración con casi cualquier persona, resilente, automotivado, digital, desarrollando trabajo en equipo en cualquier momento, lugar y circunstancia.

En la sociedad industrial que predominó en el siglo XX el trabajador estaba sujeto, por lo general a un horario, a unas actividades concretas y a una ubicación física; en cambio las actividades en las que se desarrollan los Knowmads están apoyadas en la tecnología para desarrollar una buena parte de sus actividades de forma virtual generando la capacidad de configurar y contextualizar su espacio de trabajo en cualquier momento, y provocando de forma intencional el intercambio de información e ideas con otros profesionales.

Dadas sus circunstancias y su preparación, se pone el ambiente adecuado para la generación de ideas, productos y servicios muy diferentes a lo que haría una persona con una actividad profesional tradicional. Este tipo de profesionales permite el desarrollo de innovación abierta de una forma natural y con mayores posibilidades de éxito. Este nuevo profesional le pone un reto distinto a los modelos educativos vigentes porque la forma de aprender, jugar, trabajar, relacionarse, divertirse y compartir se adaptan a cualquier contexto.

Pareciera que este tipo de personajes ha existido siempre, y que tal vez ahora sea más frecuente y más evidente su presencia. En el se conjugan algunas carácterísticas que aquí te quiero evidenciar para ver si coincides o no con ellas:

Una red de colaboración. Este tipo de profesionales aprovecha las relaciones que va dejando a lo largo de su carrera profesional para colaborar de forma amplia con ellos. En ocasiones estas relaciones tienen un ingrediente de naturaleza económica pero en muchos otros sólo están fundamentados en la colaboración y la confianza. Los «knowmads» habitan en redes de conocimiento, trabajando generalmente en una o más redes productivas. Su aprendizaje, su trabajo, sus cliente y toda su experiencia vital y profesional es una experiencia conectada y en red.

Talento. Se entiende por talento tanto la inteligencia lógica como la inteligencia emocional que logra integrar sus capacidades para sacarles en máxmo provecho, generando las empatías suficientes. El talento esta apoyado en una sólida preparación intelectual que les lleva a estar actualizados permanentemente de los adelantos de su disciplina particular y también de aquellos conocimientos de cultura general que los llevan a aprovechar las oportunidades que se les presentan. Son personas que nunca terminan de estudiar, la lectura y el estudio son una constante.

Mucha gente se pregunta si es el tiempo de los knowmads o si todavía convendra estar atado a los esquemas profesionales tradicionales trabajando para una gran empresa que tiene todavía mucho de la ola anterior, de cómo se trabajaba en el siglo XX. Sera una transición, en la que algunas personas estarán conviviendo con ambos mundos, migrando cada vez a una situación más flexible y colaborativa.


Con esta forma de trabajar, se están rompiendo muchos paradigmas, principalmente de personas que con mucho talento no encajan en organizaciones tradicionales donde se ejercita más la procastinación que la creación, donde importa más seguir la regla que generar nuevas oportunidades, donde la jerarquí pesa más que el talento. Afortunadamente para muchos, los caminos se abren nuevamente, y se puede sobrevivir siendo un knowmad, construyendo oportunidades donde muchos sólo ven problemas.

sábado, 6 de junio de 2015

Emprendiendo a los 40´s

 La primera vez que tome la decisión de fundar una empresa fracasé, la segunda no, la tercera ni gané ni perdí y en la cuarta voy avanzando con buenas posibilidades de éxito. Si emprender no ha sido fácil; dicen algunos es un acto de valentía pero en realidad es hacerse consciente de una vocación particular. 

Dicen por ahí que:

 emprender es una enfermedad incurable, progresiva y sólo en algunos casos mortal

Para muchos, emprender es un acto de valentía, un ideal a seguir; para otros emprender es un proceso en el que periódicamente se prueban cosas nuevas, se intenta aprovechar nuevas oportunidades.

Hace algunos días, un amigo me decía que una de las cosas por las que le gustaría emprender es que no tienes jefe, no tienes horario y tenías la libertad de hacer las cosas como tu quisieras, también tomar decisiones sobre tu futuro. Mi respuesta fue orientada a dejarle ver lo equivocado que estaba. Mi jefe son mis clientes, no tengo horario fijo pero muchas veces trabajo largas jornadas y tengo la libertad de hacer lo que yo quiera siempre y cuando sea lo que debo hacer, respecto a la libertad, tal vez en eso tenía razón, sólo que la libertad no la pierdes si tu no quieres, independientemente de tus circunstancias. Después de mi respuesta se dio cuenta de que no todo era color de rosa y miel sobre hojuelas.

Después de mi primer fracaso fueron muchas las voces que me invitaban a ya no intentarlo más, a buscar un empleo estable que me permitiera ingresos constantes que disminuyera el riesgo de mi actividad profesional. Lo pensé con detenimiento y hasta lo intenté consciente de que necesitaba probar y descubrir si realmente ese era un buena camino para mi. Acepto que fue muy grato el recibir un cheque cada 15 día, disminuir la incertidumbre y planear mejor sobre ingresos fijos.

En una gran empresa el perfil emprendedor suele revolucionar la actividad en los primeros meses, aprovechando nuevas oportunidades de negocio, agilizando los procesos, aligerando las políticas y mejorando al ambiente volviendo más plana la organización. Cuando llegaron los primeros éxitos, todo parecía marchar bien, pero la actividad emprendedora no se detiene, se siguen intentando nuevas alternativas y como sucede en la actividad empresarial también llegaron los fracasos y ante ellos fue difícil sostener la confianza volviendo al camino de cuidar lo logrado.

Fue buena experiencia, al menos para darse cuenta que el emprendedor no deja de serlo y regresa una y otra vez a buscar oportunidades; lo cual no siempre es lo más adecuado para la vida corporativa que por lo general busca más la eficiencia que la innovación.

Comenzar a los 20 suena una gran opción, recomenzar a los 30´s algunas personas comienzan a dudar, recomenzar a los 40´s más de alguno te llama loco. Sin embargo comenzar a los 40´s con 20 años de experiencia encima, con los laureles de las victorias y las cicatrices de los fracasos te convierte en un espécimen más efectivo, en un emprendedor audaz pero prudente, sin prisa pero sin pausa, enfocado y seguro de lo que se es capa. Emprender a los 40´s es una nueva aventura en la que te corre la adrenalina por las venas como si tuvieras 20 pero con los pies bien plantados en el suelo buscando más el éxito que la fama.

Tal vez el mayor impedimento es que en esta etapa de la vida los fracasos son más peligrosos, tienes más obligaciones, tienes más compromisos contraídos, los flujos requeridos son menos flexibles y eso le mete una presión adicional a la que ya de por si tiene la actividad emprendedora. Sin embargo estas circunstancias pueden verse en dos dimensiones: una que te lleva a moderar el riesgo, y otra la que te lleva a ser muy audaz porque sabes que solo tienes una opción, salir adelante independientemente de las circunstancias.

Para esta etapa de mi vida he pensado que podría acelerar mi actividad emprendedora si lo hago acompañado de emprendedores talentosos más jóvenes, donde podamos conjuntar capacidades. Yo apoyarme en ellos para emprender nuevamente corriendo todos los riesgos que implica un startup y por mi parte aportarles una red de colaboración que les permita llegar más lejos y una mentoría que les haga menos compleja la ruta.

Pienso que esta podrá ser una alternativa para dedicarle 50% de mi tiempo a las actividades remuneradas que me permitan a mi y a al equipo pagar las cuentas y empujar a otros para que triunfen y su triunfo nos jale a todos, en un esquema ganar-ganar, socios de verdad. 

Creo que soy muy afortunado al encontrar jóvenes talentosos dispuestos a fundar en sociedad nuevas startups en los que se combine el talento complementario, la juventud y la experiencia. Bajo esta esquema es necesario que todos que quieran compartir lo que cada uno pueda aportar: Yo les comparto mi talento y mi presente para que ellos me compartan su talento y su futuro. El tiempo dirá si fue una buena apuesta o no. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup