sábado, 30 de enero de 2016

En que consiste la educación para emprender

Durante los últimos meses me ha tocado vivir un interés fuera de lo común en las instituciones educativas por incluir contenidos sobre emprendimiento. Anteriormente algunas universidades los incluían pero hoy se ha vuelto generalizado, y ya no solo sucede en las universidades sino incluso en el bachillerato. Celebro que así sea, a mi no me todo cada de esto, no era frecuente plantearse el tema sino venías de una familia empresaria; si no era tu caso, era francamente raro que surgieran ese tipo de inquietudes.

Viviendo en un país donde la labor empresarial no tiene buena prensa, donde abunda la imagen de un empresario explotador y abusivo de los derechos de los trabajadores, ser empresario no era una actividad social atractiva para amplias capas de la población. En mi juventud resultaba más atractivo ser funcionario que empresario, al menos mis compañeros de escuela más ricos no eran empresarios sino funcionarios públicos. Había más dinero y futuro trabajando para el estado que de forma independiente.

Son loables los esfuerzos que sea hacen desde las universidades y otras instancias para incluir estos temas en sus currículas y animar a los jóvenes a que contemplen la actividad empresarial como una actividad remunerada y con impacto social. Sin embargo la educación para emprender no comienza en la escuela sino en la casa.

Necesitamos una educación que los prepare para resolver problemas que todavía no existen, que los ayude a crear y a generar la mejor versión de si mismos. Emprender es tomar ciertos riesgos y aprender a vivir en incertidumbre para seguir la vocación profesional de cada uno.

En una investigación que vengo realizando desde hace algunos años, me día la tarea de profundizar sobre el origen y funcionamiento de 22 startups desarrolladas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México entre los años de 2012 y 2014. Si bien es cierto que las startups suelen tener algunas características especiales que las hacen diferentes a los emprendimientos tradicionales en algunos casos se sigue el mismo patrón. En su oportunidad publicaré los datos de toda la investigación, pero por ahora solo daré algunos datos que son reveladores. De las 22 startupa analizadas:

En 20 de los 22 proyectos su fundador tiene algún antecedente empresarial en su familia, 80% de los casos fue alguno o sus dos padres y en otros casos un abuelo o un tío cercano.
20 de los 22 fundadores nacieron y crecieron en una familia integrada, con papá y mamá viviendo bajo el mismo techo.
Solo 10 de los 22 recibieron influencia en las instituciones educativa donde cursaron sus estudios para decidir emprender.

Si bien, en los últimos años la cultura emprendedora esta permeando en nuestra sociedad, es innegable que el peso específico para tomar la vocación de emprender se da en el hogar y no en la escuela.

Los emprendedores tenemos algunas condiciones innatas que una educación emprendedora podría despertar:
  • Aprender a manejar el fracaso, enseñarnos desde pequeños que fracasar es algo natural y que a todos nos sucede; que podemos aprender del fracaso cada vez que nos levantamos para intentarlo de nuevo.
  • Aprender que es importante seguir tu vocación y no estudiar una carrera solo porque es la que se puso de moda o la que ofrece los mejores sueldos.
  • Aprender que el dinero es importante pero que no es lo único que se persigue con la actividad profesional.
  • Que la actividad empresarial es una actividad noble y necesaria en la sociedad. Que ser empresario no es ser un ladrón de cuello blanco.

Cuando hablamos de la influencia de la educación formal, si de verdad se quiere incidir en las competencias emprendedoras de los jóvenes se debe pensar en:
  1. Desarrollar habilidades
    • Habilidades creativas que los hagan pensar diferente, que los hagan pensar que tienen grandes cosas que aportar a este mundo.
    • Aprender a hablar en público y dar sus opiniones.
    • Aprender a diferir discutiendo ideas.
  2. Desarrollar actitudes
    • Aprender a trabajar en equipo
    • Saber cooperar y colaborar con otros con objetivos comunes
    • Practicar deportes para que aprendan a perder y sepan que del fracaso se pueden sacar muchas cosas buenas si lo sabemos superar.
    • Aprender que las ideas de los otros pueden ser mejor que las nuestras.
  3. Adquirir conocimientos
    • Conocimientos como las matemáticas, la física, la biología, la historia, economía, administración personal, etc. son un bagaje con el que los jóvenes deben comprender que los problemas de la vida se resuelven más fáciles si has usado el cerebro con regularidad anteriormente. Las materias que te plantean retos son como lagartijas mentales que te habilitan para el futuro.
    • Obvio en los estudios universitarios deben ser una buena lista de conocimientos específicos que un profesional debe conocer.

Estas recomendaciones no son solo para jóvenes con vocación a emprender de forma empresarial, sino también para todos aquellos que quieren emprender algo valioso con su vida y que quieren ser médicos, pintores, bailarines, futbolistas, filósofos o cualquier otra actividad humana noble; ya que con su decisión serán blanco de críticas y recomendaciones de adultos "experimentados" y que debemos orientar pero no coartar su vocación.

La escuela no lo es todo, pero si en casa hacemos nuestra parte y en la escuela los educadores hacen la suya para que los jóvenes sigan su vocación profesional, cualquiera que esta sea y de verdad los orientamos a tomar buenas decisiones; nos espera un futuro mejor con tantos talentos en potencia que estarán por surgir. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup



sábado, 23 de enero de 2016

4 retos que un CEO no puede delegar

Tal vez una de las tareas más relevantes al arrancar un startup o un nuevo proyecto es el manejo de la incertidumbre. Tomar decisiones con poca información y con recursos limitados es una labor compleja, que no es apta para cardiacos.

En ese escenario es muy difícil dar prioridades en las actividades que debes realizar; saber que hacer en cada momento es un reto muy grande y suele ser fácil perderse, más cuando falta experiencia y cicatrices.

Es usual dedicarle esfuerzo a temas que parecen importantes pero que en el fondo no lo son tanto; muchas veces son temas a los que les damos urgencia por ansiedad o porque son temas que nos interesan o nos gustan, lo cual no siempre significa que sean importantes. En muchas ocasiones, reflexionando sobre ese tipo de acciones, nos damos cuenta que pueden esperar para otro mejor momento sin afectar el resultado y de que fue el acelere injustificado lo que llevó a tomar decisiones equivocadas.

Decidir que hacer y en que momento hacerlo es el reto más complejo de un emprendedor, de otra forma ni la empresa, ni él mismo llegará demasiado lejos,  porque el tiempo es un recurso escaso y uno de nuestros principales activos. En la juventud escasea el dinero y lo único que se tiene es tiempo.

Entre ese cúmulo de actividades, las más importantes desde mi punto de vista son cuatro: Decidir el rumbo, armar el equipo, asegurar el flujo, construir marca.

1.- Decidir el rumbo.
Armar una empresa es una aventura que requiere de plantear un propósito   verdaderamente ambicioso para que valga la pena tanto esfuerzo; si no se trata de resolverle un problema al mundo o de meternos en algo que nos haga ilusión, emprender es algo muy desgastante y a las primeras de cambio vas a tirar el arpa.

Con un propósito claro y una visión inspiradora, lo que faltaría es una ruta con un plan de acción concreto, con metas parciales e indicadores que permita ir monitoreando si vamos o no por el buen camino, e ir tomando decisiones para corregir el rumbo. La estrategia esta justo ahí, en definir el rumbo y definir la ruta para llegar.

Las decisiones de rumbo corresponden al líder, no son delegables, se pide opinión al equipo pero la responsabilidad es exclusiva de quien tiene el liderazgo.

2.- Armar un equipo talentoso.
La visión necesita de un equipo que nos acompañe en la aventura. Es difícil encontrar compañeros para un camino lleno de incertidumbre, pero lo es más, si escasea el dinero y se tiene que ilusionar a personas talentosas a las que no les faltan otras oportunidades y mejor remuneradas de forma inmediata. Sin una visión inspiradora y un liderazgo claro será difícil armar un equipo de buen nivel.

La remuneración siempre será necesaria, pero también todos los intangibles que trae un gran proyecto como lo son el ambiente, aprendizaje, retos, reconocimiento y todo aquello que nos mantiene con la ilusión a tope no obstante las dificultades económicas.

3.- Asegurar el flujo

Tenga o no formación en negocios, cualquier líder de un startup debe asegurar la subsistencia en las distintas etapas del proyecto. En ocasiones aún cuando no haya utilidades será necesario asegurar el flujo, lo mejor será a través de ventas explotando el modelo de negocio pero en algunos momentos posiblemente sea necesario recurrir a pasivos o a capital.

Vender siempre será el mejor camino para salir adelante; es el camino natural al que cualquier startup debe aspirar para salir adelante. Como dice el buen José Mora (Founder de Atlantia Search) el puesto más importante es el de CVV (Cabrón que vende un chingo)

4.- Construir marca

Aunque parezca un tema sólo útil para empresas grandes, es algo también importante para un startup. En una etapa temprana los emprendedores y sus proyectos deben ganar en reputación porque con ella se pueden conseguir muchas cosas más, de tal forma que la construcción de marca es importante, tanto para la empresa como la marca personal de los emprendedores.

Toda empresa debe asegurar su futuro generando ingresos, generando valor; es indispensable poner el foco en la venta y mantener la operación cuidando el flujo, sin flujo todo lo demás pierde sentido. La mejor forma de asegurar el flujo será vendiendo, de tal forma que lo más importante será vender y lo segundo más importante será vender. La responsabilidad del CEO esta ahí, habrá actividades que son delegables, la responsabilidad no.

¿Tu que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 16 de enero de 2016

Nacimos originales, algunos se empeñan en ser copias

Vivir en un país en vías de desarrollo favorece que las referencias a seguir provengan, en muchos casos de otros países. No se trata de identificarse con un nacionalismo absurdo, más aún en una época en la que la globalización nos hace ciudadanos del mundo, sino de que esas referencias sirvan para mejorar no para copiar.

Si bien las economías desarrolladas tienen muchas ventajas, cada lugar tiene sus retos, aún esos lugares de ensueño tienen sus retos y complicaciones, por lo que cada lugar debe plantear sus propias soluciones de acuerdo a su manera de ser, a su idiosincrasia.

Con todas las limitaciones que tenga un lugar, los seres humanos nacemos únicos e irrepetibles, con todo el potencial que tiene la naturaleza humana, nacemos con todos lo talentos que podemos heredar de nuestros padres y con una historia por construir. Sin embargo, tampoco se puede negar que no todos nacemos en las mismas condiciones ni todos tenemos las mismas oportunidades; algunos nacen en familias y lugares que favorecen su desarrollo y otros lo hacen en medio de la adversidad.

Siempre me ha llamado la atención que no siempre el nacer en la abundancia garantiza el éxito, ni tampoco crecer con limitaciones es un impedimento sin alternativa; la historia nos señala que el éxito y el fracaso no depende sólo de las circunstancias ni de lo recibido sino del camino que cada persona se va construyendo.

En todas las actividades humanas existen referentes con los que podríamos buscar esos modelos a seguir. Sucede en el deporte, en el mundo del espectáculo, en la ciencia y en la mayoría de las actividades humanas que existen personas destacadas que se convierten en líderes de opinión. La actividad emprendedora no es la excepción; también buscamos las referencias en esas empresas tecnológicas que nos sorprenden por su capacidad de generar adeptos y de crecer exponencialmente. Sus fundadores no han aprendido su talento de las aulas ni de familias acaudaladas.

Los nuevos héroes son esos personajes sui-géneris que nos han sorprendido por llegar a la cima bajo nuevas rutas, ya no es el capital, ni el apellido, ni la riqueza previa lo que a construido sus emporios, es el talento y el aprovechar las oportunidades que presentaban consumidores insatisfechos. ¿En un país con más de cien millones de habitantes y lleno de problemas como el nuestro no tendrá grandes oportunidades?

Algo pasa en lo más recóndito de nuestra cultura que lo de fuera nos deslumbra, Cortés deslumbró a Moctezuma y podríamos contar un sin fin de ejemplos en los que pensamos que por ser en inglés o venir de fuera es mejor. ¿Será que algún día lo podremos superar?

Talento existe, problemas existen, conocimiento existe, ¿Qué nos falta? ¿Por qué conviene hacer un clones de startups gringas en lugar de pensar en nuevos desarrollos? Existen cientos de programadores en México, tantos como para convertirnos en una potencia de la programación que atienda un inmenso mercado en Latinoamérica, porque siempre miramos hacia el norte cuando tal vez convenga mirar hacia adentro y sacar todo el potencial.

Nos sobra creatividad, abundan los “memes” casi de cualquier tema, en que momento perdemos esa capacidad de crear, de construir nuevas propuestas de reinventar nuestro destino. Preferimos adaptar ideas que correr riesgos, preferimos comprar ideas probadas que construir nuevos caminos. Es un asunto de desconfianza en el propio talento.

Hay muchas cosas por hacer, pero tal vez la primera en la que debemos reflexionar es en esa posibilidad de aprovechar nuestro talento, de ser nosotros mismos, porque nacimos originales y será muy triste que tu sueño sea sólo ser una copia.

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 9 de enero de 2016

La nueva misión de Recursos Humanos

Vivimos tiempos en los que la necesidad de innovación se ha convertido en un requerimiento en las organizaciones. Los clientes cambian a una velocidad de vértigo sus gustos e intereses y llevan a que la organización requiera continuamente revisar sus propuestas de valor para actualizarlas.

Ningún directivo esta en contra de avanzar y actualizarse, si esto lleva a generar más negocio y a crecer rentabilidad nadie esta en desacuerdo, el problema es que lograrlo implica un esfuerzo que siempre lleva por sacar a las personas de su zona de confort y eso es precisamente lo que no nos gusta.

Nos gusta más la planeación, ir por el camino seguro, que nos garanticen un plan de carrera, que nos digan por donde ir para que nuestro camino tenga la menor cantidad de sobresaltos posibles. Sin embargo te tengo una mala noticia, cualquier posición de relevancia en la organización tiene que ver con la toma de decisiones y ésta se resuelve actualmente en un escenario de mucha incertidumbre.

Tal vez uno de los criterios que más cuestionaría es que la experiencia siga siendo un factor determinante para la selección de talento. Si bien la experiencia puede ser muy positiva no sustituye la flexibilidad, la capacidad de aprendizaje, la multidisciplinariedad que hoy son necesarias en un profesional que debe adaptarse frecuentemente a cambios desde distintas perspectivas.

La labor de quien dirige los recursos humanos ha dejado de ser una labor más con perfil administrativo de administrar recursos, y se ha convertido en una labor ma´s orientada a la de identificar y potencializar el talento; más una labor estratégica que una labor operativa, más necesitada de talento y flexibilidad que de tanta planeación. La organización que conciba la labor de Recursos Humanos como la de sólo seleccionar, contratar, despedir y pagar una nómina vive en el siglo pasado.

La principal labor del área de recursos humanos en una organización debe estar orientada a la identificación y desarrollo de talento para construir ventajas competitivas organizacionales; de otra forma se verá como un centro de costos y no como una herramienta para construir el talento que nos llevará a generar rentabilidad. Entre más sofisticado sea el modelo de negocio de una organización será más necesario un talento con capacidad de adaptación constante.

Hoy la experiencia es deseable cuando ha logrado construir capacidades de adaptación en las personas, no cuando se busca que repliquen conocimiento que pudo ser útil en otro momento, en otras circunstancias en otra organización. Necesitamos más personas que piensen, que personas que repitan acciones pasadas. Si la experiencia ha contribuido a que desarrollen competencias, bienvenida la experiencia; si la experiencia sirve para ahorrarse camino y para vivir de éxitos pasados, no nos es útil.

El talento busca más un espacio donde desarrollarse que la seguridad que da la estabilidad. Si bien la estabilidad es necesaria, cuando esta se da a costa del crecimiento personal se convierte en una cadena que daña la capacidad de aceptar retos. La capacidad de aprendizaje ha sustituido a la experiencia como una de las competencias más necesarias en la organización actual.

No permitas que los cambios te den miedo, los cambios son buenos pero sobre todo son inevitables. Por esta razón, más que experiencia requieres estar dotado de capacidades que te permitan aprender lo necesario y desarrollar una capacidad de adaptación para funcionar en cualquier circunstancia y ante cualquier reto. Todo cambio cuesta trabajo y deja heridas, pero dejará más si te resistes.

Toda organización que quiera transformase requiere de poner al área de recursos humanos y gestión de talento como un pilar para que se convierta en un cambio real y no en una mera apariencia de cambio. Hoy más que nunca se requiere una función de recursos humanos que desarrolle talento y construya capacidades que una mera administración de nóminas.

Jorge Peralta
@japeraltag


@japeraltag