El concepto de innovación se ha venido transformando a lo largo
del tiempo. Sus ingredientes, su énfasis se han centrado en distintos
aspectos. En una primera etapa se planteo como primo hermano de la
investigación acuñando el viejo esquema de I+D, y ha venido evolucionando por distintos focos hasta que en muchos casos ha llegado al abuso del termino definiendo a cualquier cambio cosmético como innovación.
La revolución industrial permitió que la economía evolucionara de
un esquema de posesión territorial a uno donde la capacidad de la máquina
superaba a la del trabajo humano, generando riqueza bajo unas variables
distintas. La innovación estaba en el desarrollo tecnológico y por lo tanto era
propiedad de los departamentos de I+D (innovación 1.0)
En una segunda etapa la sofisticación del mercado provoca que las
empresas busquen estar más cerca de las necesidades de los clientes y comience
una diversificación de productos y el marketing se convirtió en la pieza clave
de la estrategia empresarial. En ese entonces pareciera que la innovación
pertenecía al mundo del marketing (innovación 2.0)
En una tercera etapa surge la convicción de que la innovación
surge como resultado del trabajo sistémico de todos los involucrados en una
organización. No es la tecnología o el marketing los únicos ingredientes de la
ecuación innovadora es el enfoque sistémico de una organización la que provoca
una innovación estratégica y no sólo tecnológica o de marketing. La estrategia tomo nuevamente el control
de la innovación que se había alojado en I+D y Marketing (innovación 3.0).
Para los 90´s el enfoque sistémico dejo de ser suficiente para
generar rentabilidad y diferenciación, de tal forma que las empresas buscaron
en los sistemas de calidad una forma de poner barreras a los competidores,
logrando asegurar la calidad en toda la cadena de valor. Cuidar la calidad
desde los proveedores hasta la cadena de distribución permitía lograr eficiencias
que repercutían en la rentabilidad. La innovación ahora paso a formar parte no
solo de una organización sino de la totalidad en la cadena de valor (innovación 4.0).
Para el siglo XXI la globalización trajo otros escenarios. El
cambio no viene de lo que tengo en casa sino del contacto con el exterior. La
ola globalizadora trajo nuevas ideas venidas de otra parte, otros países, otros
mercados, otras disciplinas. El concepto de innovación abierta generado por Chesbourg trajo una nueva visión
sobre el ámbito de la innovación; ésta ya no se encuentra sólo en la cadena de
valor sino en el conjunto de la economía (innovación 5.0).
Grandes personajes como Porter han puesto en las fuerzas de la
economía y los mercados los impulsos para la toma de decisiones en las
organizaciones, como si el futuro estuviera condicionado por esas fuerzas
ocultas y globales llevando al mundo por un camino sin alternativas de acción.
Lo externo influye y condiciona, pero la creatividad y el talento siempre
encuentran formas nuevas de diferenciarse y encontrar esos elementos que hacen
una propuesta única y atractiva.
Hoy más que nunca la innovación se ha vuelto una necesidad; sin
buscar el cambio por el cambio mismo sino buscando objetivos claros con una
estrategia detrás, la innovación es el instrumento que permite a las
organizaciones mantener al día sus propuestas de valor, para sostener su
rentabilidad y crecimiento.
Sin embargo para que una organización logre avanzar gestionando su
proceso de cambio requiere de personas innovadoras que sepan moverse en el ambiente
incierto que la organización propone. Sin innovadores no habrá una organización
innovadora; no habrá innovación si no existen personas que encabecen los nuevos
proyectos que quieran correr el riesgo de intentar un nuevo producto,
incursionar en un nuevo mercado, cambiar procesos o construir nuevas
propuestas.
La innovación podrá originarse en el desarrollo tecnológico, en el
marketing, en la estrategia, en el enfoque sistémico, en el mundo globalizado,
sin embargo sin una organización preparada para la innovación estas iniciativas
estarán condenadas al fracaso o a un éxito marginal. Xavier Marcet, un autor obligado en temas de innovación y una de mis referencias permanentes lo explica maravillosamente en su post los seis paradigmas de innovación definiéndola como la Innovación 6.0
El verdadero factor diferenciador para la generación de la
innovación esta en la persona y en la organización. Sin una cultura innovadora todo lo demás serán
piezas sueltas porque no habrá quien las integre y quien les saque su máximo
potencial.
¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innvoadisrup