La palabra serendipia proviene del
inglés, serendipity, que a su vez viene del vocablo árabe Serendib o Sarandib, que es un
nombre persa del país fabuloso de la historia de Simbad, Las mil y una noches.
Por tanto, la
serendipia es un descubrimiento o un hallazgo que se da por accidente, por
casualidad, algo inesperado y afortunado, de cosas que no se están buscando ni
investigando, ni se preguntaba por ellas, y ni siquiera se tenía la intención
de buscarlas y que son la solución para otro problema.
Tal ves una de las "serendipias" más famosas es aquella en la que una manzana se cayó justo encima de Newton partiendo para desarrollar la teoría de la gravedad. Pareciera que entonces
serendipia esta relacionada con la suerte, con la buena fortuna, sin embargo,
parece que es algo similar a lo que mencionaba Picaso en su frase célebre respecto a la inspiración:
“La inspiración existe
pero te tiene que encontrar trabajando”
De la misma forma la
serendipia existe pero te tiene que encontrar en actividad, buscando cosas,
curioseando. Tal vez durante mucho tiempo la curiosidad se ha visto como algo
negativo, como algo que te lleva a distraerte de lo importante, un instrumento
que dota a la imaginación para inventar cosas que no son, y llevarnos por
caminos que no debemos andar.
Según dicen los
neurólogos, nuestro cerebro es atravesado por distintas descargas eléctricas
que llevan nuestros pensamientos o nuestras ideas de una neurona a otra
conectándolas y generando un estado de “enganche” con lo que se percibe del
mundo de una forma distinta y la permite ver con unos ojos distintos que logran descubrir nuevos enfoques de la
realidad o inventar cosas nuevas que resuelven problemas.
En el 2007 un
neuro-científico llamado Robert Tatcher investigo sobre los estados de
estabilidad del cerebro y los estado de “ruido” cuando se conectan neuronas que
antes no se habían conectado. El estado de estabilidad es cuando el cerebro
ejecuta un plan establecido y el estado de “ruido” es el que nuestro cerebro
utiliza en los sueños o cuando se estudia una situación nueva o se debe responder a un situación en marcha.
De esta forma, cuando
las neuronas están en el proceso de generar nuevas ideas o descubrir cosas
nuevas se da una conexión distinta entre ellas. Así pasa con nosotros, cuando
queremos descubrir nuevas realidades necesitamos exponernos a nuevo horizontes viajando, conociendo nuevas personas, estableciendo nuevas conexiones que nos
permitan el proceso creativo.
El novelista contemporaneo
John Barth lo describe así:
“No se llega a la
serendipia trazando un plan para ello. Tienes que partir de buena fe hacia otro
destino y perder la ruta en el camino por pura serendipia”
Pero la serendipia no
consiste en dejar todo al azar, se trata de sucesos inesperados y afortunados
que tienen sentido para ciertas personas y para otras no. Son sucesos
afortunados para aquellas personas que por su formación y estructura le
encuentran sentido, no para todos.
La serendipia puede ser
especialmente útil en ciertos entornos, entornos donde puedan darse esas
conexiones, esos entornos adecuados pueden ser nuestro cerebro, nuestro grupo de trabajo,
en organizaciones más grandes y en nuestras sociedades, cualquier espacio es bueno siempre que se permita la expresión libre de las ideas.
La rutina diaria va
limitando nuestra capacidad para provocar nuevas conexiones y debemos habilitar
nuestro cerebro para pensar cosas distintas y no dejarlo caer en la rutina. Los
viajes, la lectura, las charlas con amigos con distinto perfil, la observación
de la naturaleza, la música, el arte pueden generar ese desorden mental que
requieren nuestras neuronas para generar nuevas ideas, para hacer nuevas
conexiones para pensar diferente.
Como menciona Steven
Johnson en el estupendo libro De donde vienen las buenas ideas:
“ Detrás de las grandes
ideas, hay ideas que han sido conversadas”
La innovación florece
ahí donde las personas han tenido posibilidad de conversar y compartir sus
ideas, ahí donde estas ideas se pueden conectar y re-combinarse con otras ideas
de forma casual, ahí donde surjan esas discrepancias y similitudes que llenen
esos “huecos” que faltaban para generar algo más grande.
Por eso no creo en las
barreras, ni en la actitud de no querer compartir lo que tienes y lo que sabes, porque al compartir siempre terminas ganando. No me gustan los entornos cerrados,
aquellos en los que se preocupan más de cuidar lo que tienen que en sumar con
los demás para construir cosas más grandes. Prefiero trabajar en red
compartiendo lo poco que tengo, de esta forma me aseguro de que los demás también quieran compartir conmigo.
Las buenas ideas son aquellas que logran conectarse con otras
y hacerse más grandes. La serendipia existe pero tiene que encontrar un terreno fértil de una mente que sabe compartir y que sabe aprender de las experiencias de otros.
¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup