Este es uno de esos temas en lo que se puede discutir ¿Qué fue
primero? El huevo o la gallina. En la mayor algunos de los estudios sobre
ecosistemas emprendedores se incluye el crecimiento económico como un factor de
impulso al crecimiento económico. Sin embargo, el crecimiento económico no
siempre se traduce en desarrollo y movilidad social; en la reducción de la
brecha de la marginación y la opulencia que suele ocurrir en Latinoamérica.
Latinoamérica no sólo tiene en común el idioma y de alguna forma
la cultura, también tiene el estigma de la desigualdad social. En muchos casos,
las dinastías de grandes empresarios y políticos siguen siendo las mismas,
apellidos ilustres que se repiten en varias generaciones y que no se abren a
nuevos aires.
La tecnología permite que ya no sea el capital el factor más
importante para el desarrollo de nuevas empresas; con relativamente pocos
recursos se puede desarrollar un concepto que aproveche grandes retos por
resolver y que logre desarrollar modelos escalables de productos o servicios.
El acceso a fuentes de capital más allá del financiamiento tradicional abre
puertas a personas que antes no podían cruzar el umbral de su realidad social
familiar.
Parece que aparecen nuevos instrumentos que permiten a cualquier
mortal llegar más lejos que lo que lo hicieron sus padres y sus abuelos. Sin
embargo, mantenemos trabas en nuestra forma de pensar, no es común encontrar
ambición, deseos de cambiar el mundo, pero sobre todo ganas de cambiar el mundo
tomando en cuenta el precio que hay que pagar.
Se han abierto nuevos caminos pero se requieren mentes abiertas y
generosas capaces de tomar ciertos riesgos, dispuestas a salir de zonas de
confort y de crecer hasta donde su visión les permita. Hoy no nos faltan
recursos, nos falta visión; no nos falta ambición, nos falta entender que no
hay caminos fáciles, que no todo lo podemos lograr con apoyos del INADEM, que
no nadie hará lo que tu debes hacer por ti mismo.
Como lo menciona el buen César Salazar en el Campus Night"Entrepreneur Edition" 2015: la única diferencia entre los que se han nacido
en el mundo desarrollado y los que hemos nacido y crecido en el tercer mundo,
es que en ocasiones compramos con facilidad que “no hemos tenido esas
oportunidades”. Las oportunidades te las creas tu mismo, y eso es una
mentalidad emprendedora.
Gran favor le harían todas las instituciones universitarias de
Latinoamérica si pusieran mayor énfasis en el cambio de mentalidad tan
necesario en nuestra sociedad: Lo podemos todo, todo aquello que queramos
lograr lo podemos lograr.
La cultura emprendedora provoca movilidad social porque empodera a
las personas a soñar y a construir sus propias metas, convencidos de que no
habrá presidente gringo o político local que resuelva nuestros retos, contamos
sólo con nosotros mismos. Emprendas una empresa o no, la cultura emprendedora
de hace responsable de tu futuro. El nuevo sueño Americano esta en México y en
cada uno de nuestros países al sur del Río Bravo.
Nos falta tanto por hacer…
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab