Todos hemos sentido esa falta de foco en lo que hacemos y la tendencia al
multitasking. Nos hemos vuelto celosos del tiempo y del estar conectados 24
horas; es difícil enfocarnos en una actividad al 100% por la gran cantidad de
distractores que nos lleva a distraernos.
Por otra parte, es innegable que la operación diaria consume la mayor parte
de nuestro tiempo, y cuando nos metemos a la operación diaria nuestro cerebro
se pone en “mood” de ejecución y la mayor parte de nuestros procesos creativos
los dedicamos a entender cómo operar mejor, como ser más eficiente, como
obtener mejores resultados. Este foco en la ejecución posibilita que la organización
vaya dando pasos hacia adelante perfeccionando nuestra funcionalidad.
Cuando ejecutamos mejor no cuestionamos el diseño de lo que hacemos,
atendemos más el cómo que al qué. Para ponerse en disposición de cuestionar el
diseño de la oferta necesitamos otro “mood” para nuestro cerebro, el que corresponde
al descubrimiento. Para lograr descubrir dónde existen nuevos problemas por
resolver o nuevas oportunidades por aprovechar necesitamos alejarnos de la
operación porque se trata de actividades de naturaleza distinta.
Para la ejecución necesito datos, conocimiento sobre mis capacidades y mis
recursos existentes y necesito foco en como operar mejor, comparando con
nuestras métricas. Estas reuniones conviene que sean periódicas para mantener
la tensión en la organización.
Para el descubrimiento, necesito la mente limpia de problemáticas de la
operación para profundizar en problemas no resueltos y que me lleven a
cuestionar el diseño de la oferta o el diseño del modelo operativo, es decir
cuestionarme el qué y no el cómo.
Los que tienen el rol de liderazgo necesitan tiempo para pensar y descubrir
nuevos rumbos, nuevos horizontes, nuevas oportunidades; tiempo para “perderse”
con actividades en apariencia no productivas que permitan socializar los
planes, las ideas, las preocupaciones, para tratar de “ver” el futuro.
¿Cada cuándo hacerlo? Pues suele ser útil destinar dos o tres horas por
semana, un día al mes, una semana por semestre. Tiempo para estudiar, para la
reflexión, para evaluar metas, para cuestionarse todo, para reinventarlo todo y
repensar aquellas cosas en las que se podrían descubrir.
Si no te das esos tiempos, lo más probable es que tu mente comience a
empequeñecerse, a meterse en zonas de confort, en zonas de pensamiento lineal
que te llevarán a una saturación y aburrimiento, comenzarás a meterte en las
rutinas que son la criptonita de tu creatividad y pensamiento lateral.
Periódicamente necesitas de ese tiempo para ponerse en “mood” de descubrir,
pensar es gratis, no lo olvides. No hacerlo es comenzar la ruta de la muerte
lenta, para ti y para la organización. Si no le das prioridad a pensar en el
futuro, éste te alcanzará y acabaras sin cambiar nada, sin proponer nada, lo que
terminará por meterte en caminos de mediocridad.
El peor aliado para innovar es cuando estás teniendo éxito, pero es el
mejor momento para comenzar, no te esperes a que las cosas vayan mal porque la
transformación te puede agarrar con los dedos en la puerta. Necesitas de 3 a 4
horas a la semana para innovar, sino comenzarás la ruta de la muerte lenta.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab