sábado, 27 de septiembre de 2014

Los retos de nuestro ecosistema emprendedor

El jueves pasado participé en el Strategic Gowth Forum México 2014 organizado por la firma de consultoría Global EY en la Ciudad de México.

Uno de los paneles del foro  “La evolución del ecosistema emprendedor y empresarial en México” nos permitió conocer de primera mano de algunos actores relevantes sobre que esta pasando en México sobre el desarrollo del ecosistema emprendedor.

Emprendedores y empresarios consolidados de las más diversas actividades dieron una muestra de la capacidad empresarial de nuestro país.

Los participantes fueron de lo más diverso:
  • Daniel Moska del Tec de Monterrey
  • José Antonio Dávila del IPADE
  • Miguel Casillas de SV links
  • Pepe Villatoro de Crowdfunder
  • Juan Manuel Alvarado de Founders into Funders
  • Pablo Basañez Presidente Municipal de Tlalnepantla

Siempre surge la duda: ¿Existe un ecosistema emprendedor en México?

Según el último estudio publicado por Hugo Kantis (índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico, 2014) México como país ocupa un lugar relevante en el desarrollo emprendedor de América Latina, pero según el Startup Ecosystem Reporte de Noviembre de 2012 no figura ninguna ciudad mexicana como sede de algún ecosistema emprendedor relevante, y si Sao Paolo en Brasil y Santiago en Chile como únicos casos latinoamericanos mencionados.

A juzgar por los comentarios de los participantes, a quien me tocó el honor de moderar, nuestro ecosistema ha dado pasos agigantados en los últimos años pero todavía nos faltan elementos para considerar que estamos jugando a nivel global. En el panel comentamos que eran tres los ámbitos en los que se presentaban los retos más importantes en nuestra región:
  1. La falta de capital humano emprendedor.
  2. La falta de una cultura emprendedora más arraigada en la población.
  3. La falta de innovación, ciencia y tecnología en los proyectos de emprendimiento.

Comenzando por la primera, la coincidencia en que vamos tarde, en que se comienzan a tocar temas sobre emprendimiento ya en la fase universitaria y no desde antes cuanto todavía las personas tienen mayor capacidad de influencia. Daniel Moska nos comentó de la necesidad de comenzar antes, al menos desde bachillerato para influir en más jóvenes y llevarlos por un camino de validar en fase temprana sus ideas para ayudarlos a llegar más lejos.

José Antonio Dávila comentaba que esos perfiles emprendedores deben contar con un estándar alto de ética y responsabilidad que permita mantener los fines de la responsabilidad social y la ética empresarial, no todo es generar dinero, sino construir empresa. Mencionó la estupenda frase del fundador del IPADE, nuestro querido maestro Carlos Llano de que todo depende de la amplitud de miras:

“Más vale ponerse la meta de la excelencia y no lograrla que la meta de la mediocridad y conseguirla”

Es evidente la gran necesidad de contar con modelos de acción que pongan la función del empresario, del emprendedor en su justa dimensión, como una persona que arriesga su patrimonio para construir riqueza para todos, como dice Leonor Ludlow en su compendio 200 emprendedores Mexicanos:

“Los emprendedores construyen una nación”

En una sociedad en la que muchas personas prefieren ser narcos, futbolistas o funcionarios públicos es justamente porque son evidentes sus altos niveles de vida y sus roles se convierten en aspiracionales. No se trata de comparar una actividad ilegal como el narco con otras profesiones que pueden ser honestas y admirables, sino que son esos roles los que se convierten en los prototipos de personas exitosas.

Emprender es una vocación que implica la capacidad para correr mayor riesgos que otras personas, así como también la capacidad de manejarse en la incertidumbre e inspirar a otras personas lo que les permite pensar en grande y arrancar proyectos que los trasciendan; por ello emprender implica más que formar una organización que genere recursos económicos, es una actividad que transforma la vida de muchas personas y por ello “construyen una nación”.

Esa vocación emprendedora rinde más frutos si se cuenta con otros dos elementos adicionales: proyectos con influencia de ciencia y tecnología para construir ventajas competitivas innovadoras diferenciadoras, así como una red de colaboración y confianza que catapulte el talento de los emprendedores a través del capital social. Esa red de colaboración es el ecosistema emprendedor.

No cabe duda que la formación emprendedora comienza desde casa, será más fácil que se formen empresarios en las casas de empresarios, “ahí aprenden del esfuerzo y de lo que ven de sus padres, del ejemplo que reciben, de ahí se inspiran para querer ser emprendedores cuando llegue el momento oportuno” nos mencionó Juan Manuel Alvarado.

Miguel Casillas nos mencionó ejemplos de mexicanos que al emprender en Silicon Valley sumaban a su talento la visión global que aporta la capital mundial de la innovación y la tecnología, sin embargo también se evidencio que no son incompatibles la visión global con la puesta en marcha de proyectos con impacto local: visión global con acciones locales.

Visión global es algo más allá que fundar un startup con nombre en inglés, es pensar en el mundo como tu mercado aunque comiences en cualquier lugar dando los pasos necesarios para atacar los mercados que consideres oportunos.

Pepe Villatoro nos hacía ver que seguimos cargando con lastres que no ha sido fácil desterrar, que están muy arraigados todavía en nuestra cultura y en la forma de proceder de muchos ambientes de nuestra sociedad: la corrupción, el camino fácil, la falta de rendición de cuentas, en resumen: la debilidad de nuestras instituciones.

Pablo Basañez contó de los esfuerzos que se hace desde los gobiernos locales para facilitar los trámites ciudadanos y no ser un obstáculo para la generación de nuevas empresas.

Falta mucho por hacer, pero parece que vamos en el camino: instituciones educativas, organizaciones de varios tipos, empresas que impulsan a nuevos emprendimientos a través de sus cadenas de valor, gobiernos actuando a través de la política pública, fondos buscando proyectos innovadores para impulsarlos y al mismo tiempo generar su rentabilidad, etc.; todos haciendo su parte, todos con la intención de formar un ecosistema que construya un México más próspero.

Cuando vemos que la transformación va en marcha pero vemos tantas áreas de oportunidad todavía que es evidente que todos requerimos un nivel de liderazgo mayor que nos permita tener mayor influencia, nuestro ecosistema emprendedor todavía esta en fase temprana, nos falta mucho por hacer. Parece que uno de nuestros principales retos están relacionados con la educación: generar cultura emprendedora, formar más y mejores talentos para emprender, incorporar ciencia, tecnología e innovación a los proyectos, parece que todos estos puntos pasan por la educación.

Para mi fue una gran experiencia, aprendí que talento atrae el talento, que debemos socializar más nuestra actividad, de mostrarle al mundo esta gran pasión por generar valor y por construir un mejor país. Necesitamos ir más rápido, llegar más lejos antes, más y mejor.  ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 20 de septiembre de 2014

Sin enfocarte, el éxito tardará más en llegar

Que difícil es hacer lo que debes hacer y estar en lo que debes estar. Y la dificultad radica en la debilidad que tenemos todas las personas para hacer lo que nos gusta pero que muchas veces no es compatible con lo que nos conviene.

En nuestra cultura estamos aprendiendo a enfocarnos en lo que nos gusta, lo cual genera que le pongamos pasión a lo que hacemos y que enfoquemos nuestra actividad a nuestros talentos. Sin embargo existen actividades ordinarias, independientemente del talento que requerirán un esfuerzo y que sin ellas difícilmente podremos sobresalir.

Los emprendedores necesitamos de foco, de concentrar el esfuerzo en determinadas épocas en temas que son necesarios sino de otra forma nos dejaremos llevar sólo por aquellas actividades que nos son placenteras y no por aquellas que son necesarias para que lo placentero ocupe un lugar relevante en nuestra actividad.

Es natural que en momentos llegue el cansancio, o que el esfuerzo en lograr las metas nos impida pensar con claridad y que inconscientemente busquemos no mortificar nuestro gusto. La “mala noticia” es que tienes responsabilidades que son impostergables para lograr la sustentabilidad de tu actividad. En ocasiones implicará hacer actividades que te gustan menos pero que son necesarias para tu rentabilidad, la clave esta en tener claras en cada momento tus prioridades para llegar a tu objetivo.

Cuando eso pase, convendrá  que imaginariamente te pongas en una posición de “arranque”, es decir, pensar base cero, sin los cuestionamientos que tiene el status quo. Una forma de plantearlo podría ser la siguiente:

  1. Enlistar las actividades que más disfrutas para construir tu modelo alrededor de ellas.
  2. Enlistar aquellas actividades para las que tienes talento
  3. Tratar de conciliar el tema uno y dos para clarificar aquellas actividades para las que tienes talento y además las disfrutas.
  4. Enlistar una lista de oportunidades que veas por ahí: macro tendencias, problemáticas locales, etc.
  5. Relacionar las actividades resultantes del punto 3 con las oportunidades del punto 4 y buscar las coincidencias.

Emprender es una vocación en la que se disfruta el proceso porque te dedicas a lo que te gusta, a lo que te genera pasión, sin embargo no es cierta la actitud ingenua de que todo, absolutamente todo se disfruta. La realidad es que, como sucede con todas las actividades humanas, hay temas que no son gratos, que no da gusta hacerlos, que no generan placer, que no disfrutas y que puedes caer en la tentación de NO hacerlas porque vives pensando que sólo debes hacer lo que te gusta.

La actitud de un emprendedor te lleva a reponerte de la animadversión que te generan las actividades poco gratas porque van de la mano de la madurez que implica el priorizar de forma correcta y no dejarte llevar sólo por lo que te gusta.

Suele suceder que acabas perdiendo el tiempo en actividades que no son prioritarias pero que las haces porque te representa menos esfuerzo físico, menos esfuerzo intelectual o simplemente no las quieres enfrentar por evasión.

Los emprendedores son valientes, y toman el riesgo de hacer lo que les gusta, pero los emprendedores valientes deben ser maduros para hacer las cosas que deben hacer cuando las deben hacer y de la forma en la que las deben hacer.

Ya lo decía San Josemaría: “estar en lo que haces y hacer lo que debes” es una regla que aplica en cualquier circunstancia pero que en los emprendedores se vuelve indispensable porque los activos mas importantes que tenemos es nuestro talento y nuestro tiempo. Si no te enfocas correctamente estarás perdiendo tu activo más importante: el talento y el tiempo.

El foco implica trabajar en un esquema de prioridades que te permita tomar buenas decisiones, y ese esquema de prioridades es reflejo de un orden en tu vida en la que sabes poner a cada cosa en su sitio y distingues sobre las cosas que no puedes postergar, que debes enfrentar con la mejor cara, sean de las que te gustan y disfrutas o bien de las que no te gustan tanto pero que sabes que son necesarias. La priorización implica reflexión, madurez y la fortaleza para actuar.

Sin foco y perseverancia, el éxito tardará en llegar; o ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

sábado, 13 de septiembre de 2014

Diferente o barato, ¿Qué prefieres?

Es muy difícil concebir un mercado sin competencia, por lo tanto las compañías siempre buscan elementos de diferenciación para construir ventajas competitivas y barreras de entrada para sus competidores.

Este continuo movimiento provoca que los mercados se muevan con agilidad y en ocasiones esos movimientos son tan grandes que dan lugar a cambios fuertes en las industrias. Michel Porter, uno de los grandes gurús de la estrategia empresarial moderna, ofrece un marco conceptual que permite entender de mejor manera a los sectores y de cómo las empresas construyen ventajas competitivas a través de la diferenciación o el liderazgo en costos.

Nunca he sido un ferviente seguidor de Porter y considero que el estudio de un sector influye pero no determina la forma en la que debe competir una empresa, incluso W. Kan Chin en su estupendo libro “La estrategia del océano azul” plantea que se pueden ambas cosas de forma simultánea: la diferenciación en la propuesta de valor y el liderazgo en costos.

Me parece especialmente interesante la postura de Kan Chin porque reivindica la diferenciación no sólo como un concepto económico sino como un concepto creativo que resulta de una estrategia no sólo de ser mejor, sino de ser diferente y plasmarlo en un modelo de negocio que obedece a una estrategia concreta. La diferenciación es particular a la empresa y no de un sector porque eso llevaría precisamente a parecerte a la competencia que es justo lo que quieres evitar.

Existen necesidades de los clientes que se pueden explorar de forma directa, preguntándoles a través de cualquier herramienta, pero existen otras, que son menos evidentes y que no necesariamente saldrán de una consulta sino que requieren mayor profundización y por lo tanto herramientas distintas. En ocasiones los clientes quisieran cosas que no necesariamente saben explicar porque se trata de necesidades latentes. Ordinariamente los clientes irán por los caminos conocidos y pocas veces plantearán un cambio radical.

Tal vez un primer análisis del sector sirva para analizar cuáles son los factores que determinan la decisión de compra de los clientes para posteriormente comparar las ventajas competitivas de tu propia propuesta de valor contra la de los competidores y así plantear una diferenciación analizando los fundamentos de la estrategia de cada una de ellas. De este análisis probablemente salga una visión más completa de que cambios o ajustes habrá que hacer en la propuesta propia, sin embargo tal vez sea momento de pensar de forma más radical y preguntarse ¿Verdaderamente esos ajustes me llevarán a plantear una propuesta diferencial y ganadora? ¿O tal vez lo único que sucederá es que me iré pareciendo a la competencia?

La frase de Guy Kawasaki resulta genial:

"Al final eres diferente o eres barato"

Esta duda sólo podrá resolverse si se intenta conocer con mayor profundidad cuáles son las motivaciones de compra de los clientes y sólo entonces cambiar la propuesta, no solamente mejorando lo que se tiene sino tratando de diseñar algo distinto para que la diferenciación sea más radical y sostenible. En estos casos resultan útiles las herramientas que analizan las motivaciones de compra de los clientes y la raíz de los problemas, como por ejemplo las herramientas de pensamiento de Diseño (Design Thinking).

De estas dos comparaciones saldrán conclusiones sobre cuáles son esos elementos de diferenciación en los que una empresa podrá fundamentar sus ventajas competitivas y determinar la mejor forma de construirlos. Para eso te recomiendo el mapa de propuesta de valor propuesto por Kan Chin que me parece especialmente útil por su sencillez y claridad conceptual.  Por un lado permite ver, con gradualidad de los cambios para reducir o incrementar tu oferta.




Este mapa te ayudará a definir cuáles son esos cambios que debes hacer a tu oferta y de paso definir que tan diferencial quieres ser de los competidores porque eso te llevará a tomar mejores decisiones, posiblemente definir si continúas avanzando a través de una innovación incremental o si corres el riesgo de proponer una innovación más disruptiva. Recuerda que no sólo compites con empresas del mismo sector sino que también lo haces todas aquellas que generan un producto o servicio que puede cubrir la misma necesidad. En muchos casos, será tal el diferenciador que tengas entre manos que no competiras con los demás sino que estarás en esa lucha por entender al cliente y explorar los no clientes para que el crecimiento sostenido sea una realidad.

¿Tú que opinas?


Jorge Peralta
@japeraltag

www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup

sábado, 6 de septiembre de 2014

El emprendedor y su ansiedad

Emprender es una de los retos más grandes que se plantea una persona. Correr el riesgo de invertir tu patrimonio, y lo que es peor aún, el patrimonio que todavía no construyes, en una aventura de tal naturaleza que requiere cierto grado de locura. Así que suele suceder que te gane la angustia, que pierdas el sueño, que te den envidia tus amigos que cobran cada 15 días y que viven mejor que tú, que te inquiete el pasar del tiempo y que las cosas no salgan como quisieras, y un largo etcétera de situaciones que te generan inquietud.

Sin embargo, es muy importante señalar que ese camino lo has elegido tú y nadie más; que no son las circunstancias las que te han llevado a ello, sino que hay una decisión personal detrás. Emprender es un acto de libertad que si bien es cierto lo disfrutas también trae consigo situaciones no tan agradables y que van generando ansiedad y en muchos casos minando la confianza en ti mismo.

Hace algunos días me comentaba un emprendedor días después de una sesión de trabajo en la que revisábamos la oferta que lanzará al mercado y me decía:

“se me quito el sueño, me dejaste acelerado y al mismo tiempo me quede con la preocupación de….y si no funciona”

Cuando me lo decía, pasó por mi cabeza las veces en las que yo también he sentido lo mismo, y veía que una de las grandes responsabilidades de un mentor es la empatía, ponerse en los zapatos del otro y recordar cuando hemos estado en esa posición de angustia. Conviene recordar que empatía significa ponerse en los zapatos del otro, pero que ponerse en los zapatos del otro implica quitarte primero los tuyos.

Mi respuesta fue casi inmediata: “¿qué es lo peor que puede pasar?”

Tal vez enfrentarse con frecuencia a esa disyuntiva te lleva a estar siempre consciente de que el fracaso es una posibilidad y que hay que estar preparado en su momento para ello; sin embargo esa misma tensión, esa misma adrenalina es la que te permite ir sorteando las dificultades con una sensación de alerta. En el proceso de emprender siempre estaremos necesitados de tiempo, de recursos, de contactos, de conocimiento, situación que siempre nos lleva a cierto nivel de angustia, proporcional a nuestras áreas de oportunidad.

Esa angustia es generada por la incertidumbre, por no tener las cosas bajo nuestro control, el convencerse de que en ciertos momentos, debemos trabajar más, pensar más, invertir más, sufrir un poco más, manteniendo la esperanza de tiempos mejores. Saber que se acerca el día de pagos y todavía no cobras, saber que tenías un compromiso y parece que no llegas, o saber que se acerca la fecha en la que vas a inaugurar y todavía faltan muchos detalles ¿te suena familiar? Llorar es permitido, pero no lo es dejarse dominar por el miedo y la ansiedad.

Uno de los factores de éxito de cualquier emprendedor será la forma en la que maneja sus angustias, la forma en la que las procesa, la rapidez con la que pide ayuda y confronta puntos de vista para no terquear, para saber pivotar cuando sea necesario, para reconocer cuando las cosas no van bien y tener la humildad de pedir ayuda.

Emprender es una fábrica de hombres y mujeres valiosos; en ocasiones el proceso tarda un poco, pero el final casi siempre es feliz, o ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup