“ ¿Cuándo fijarás tu voluntad en algo? – Deja tu afición por las
primeras piedras y pon la última en uno sólo de tus proyectos” San Josemaría
Escrivá (Camino 42)
Estamos en la víspera de la fiesta de San Josemaría y me gusta
recordar este punto de su mensaje donde nos lleva a reflexionar sobre la
tentación de comenzar y no terminar nuestros proyectos. Si, esa tendencia a
cambiar de rumbo cada vez que las dificultades nos desaniman y sentimos que la
cuesta es demasiado dura para continuar.
Una de las características más necesarias en la actividad
emprendedora y prácticamente en cualquier actividad humana es la perseverancia,
esa virtud que necesitamos todos para mantenernos en el propósito, en la
palabra dada, en los compromisos contraídos, en las metas trazadas. No se trata
de una falta de flexibilidad porque se puede cambiar la ruta más de una vez,
pero las metas permanecen firmes. También se puede cambiar el ritmo y alentar o
acelerar según convenga.
Muchos proyectos son locuras, al menos para mucha gente, incluso
en ocasiones se trata de proyectos que solo son posibles para el que lo ha
concebido y mientras no se ponga en marcha, solamente se trata de un loco más
que sueña. Sobre todo en los inicios, cuando todo esta por hacerse hace falta
esa locura que te permite ponerlo en riesgo casi todo e intentar lo que otros
no han intentado, poniendo en juego la fortuna, el prestigio, el poco capital
que te acompaña y sobre todo hipotecando el futuro al dejar a un lado otras
oportunidades concretas y más seguras.
Cualquier persona que tiene una nueva propuesta que viene a
cambiar el “status quo” provoca polémica, desconfianza, sin embargo es ahí
donde se presenta la gran oportunidad de abrir nuevos caminos, nuevas formas
para resolver problemas o bien aprovechar oportunidades que hasta el momento no
han sido consideradas. Ese es el camino de un emprendedor, de los que fundan
empresas, de los que fundan instituciones o de aquellos que desde dentro de las
organizaciones o desde el gobierno cambian la forma de actuar y provocan
cambios profundos.
Los cambios no nos gustan a nadie, por más que digan que a los
millennials les gusta el cambio, puede ser que a muchos les gusta más bien la
novedad, pero el cambio de verdad, el de poner en juego todo, eso no es
cuestión de edad sino de tener un propósito firme, de aquellos que se buscan su
sueño al precio que sea, sin importar el tiempo, el esfuerzo, poner en juego la
fortuna, el prestigio. Tal vez el reto más importante para un millennial es no
dejarse vencer por la comodidad; no elegir el camino que lleve a tus sueños
sólo porque es difícil sino elegir el camino más cómodo, aún cuando no siempre
te lleve a tu sueño.
Muchos están dispuestos a comenzar, a poner las primeras piedras,
pero las últimas, para eso se necesita esfuerzo, ganas, perseverancia,
mantenerse en el propósito en las buenas y en las difíciles. Ese es un legado de las grandes personas que
han pasado por este mundo, de aquellos que han desafiado la realidad a costa de
parecer raros, de ser criticados y aún a pensar de las dificultades se
mantienen firmes en su propósito, en su sueño. Ese es uno de los grandes mensajes
que dejó San Josemaría.
Ojalá después de leer estas líneas te propongas revisar la forma
en la que sigues tus sueños y mantienes tus propósitos, independientemente de
tu edad y de tus circunstancias conviene revisar tus metas y plantearte que es
lo que harás con el pedazo de futuro que Dios te permita vivir. Revisa si estas
perseverando con tus proyectos o si amas poner las primeras piedras pero pocas
veces pones las últimas.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup