Siempre he usado con mucho respeto este espacio para hablar sobre
innovación y emprendimiento, pero hoy quisiera usarlo querido lector, para verter algunas de una
gran cantidad de emociones que tenemos guardadas todos lo que vivimos de cerca
los sismos que se han sufrido en México en el mes de septiembre de 2017.
Los mexicanos pero en particular los habitantes de la zona
metropolitana del valle de México hemos vivido momentos muy especiales en los
últimos días. Después de dos sismos de gran magnitud, la ciudad se cimbró ante
la caída de medio centenar de edificios y el daño de otros cientos que si bien
no se derrumbaron han quedado inhabitables, y con ellos la muerte de poco más
de doscientas personas. Los que ya tenemos más edad pudimos recobrar la memoria de escenas similares, pero para muchos jóvenes era la primera vez que vivían un evento de esa naturaleza.
Estos eventos nos han dado la posibilidad de redescubrir lo
frágiles que somos y de cómo en unos momentos se puede perder la propia vida,
el patrimonio o perder a personas queridas. También han sido la oportunidad
para ensanchar el corazón de todos para darse generosamente en apoyo de los
demás. Todos han dado lo que podían, algunos saliendo a las calles a remover escombros,
otros a preparar despensas, otros a trasladar víveres, otros en el apoyo
logístico en los lugares de desastre, otros donando, otros rezando, todos dando
lo que podían dar.
Especialmente admirable es la labor de tantos jóvenes que nos han
hecho vibrar con la esperanza de que serán una generación que saque a nuestro
país del atolladero donde los de mi generación lo hemos metido. Los que no
somos tan jóvenes, al ver su valor y pasión con la que han decidido ser
protagonistas y no espectadores, nos hemos llenado de admiración y esperanza;
nos damos cuenta también que la edad no quebranta las ideas de cambio y la
confianza en un futuro mejor. Hoy son un gran ejemplo para las generaciones que
los anteceden.
Estos días me sirvieron para comprender la profundidad de aquellas
palabras sabias que escuche hace algún tiempo:
“Nadie es tan rico que no necesita algo, ni nadie tan pobre que no
puede dar un poco de lo que tiene”
Sentir de cerca el dolor y el sufrimiento nos debe llevar a pensar
lo afortunados que somos en saber que nuestra vida cuenta para otros, que
siempre habrá personas dispuestas a darse generosamente por nosotros. También
nos obligará a la correspondencia a sumarnos, a sentirnos parte de esta
sociedad porque no estamos nunca solos; tenemos tantas cosas que compartir,
tanto en común, por estar compartiendo el mismo tiempo y espacio.
Este sentido de pertenencia y agradecimiento nos debe llevar a
plantearnos lo que sucederá después de la emergencia, ¿seguiremos siendo los
mismos? ¿Cuándo termine la emergencia volveremos a nuestra indiferencia,
egoísmo y mezquindad? ¿De quién depende que mantengamos ese puño en alto para
escuchar a los demás?
Sin duda muchos de los mismos que hemos sido generosos ante la
tragedia, hemos sido negligentes en nuestra vida cívica ordinaria, porque con
más o menos culpa hemos permitido la corrupción e impunidad en la que se ha
sumergido nuestra vida social. Ojalá fueran sólo los políticos pero tú y yo
hemos permitido con nuestra pasividad que muchas de estas situaciones hayan
llegado a donde han llegado.
Ojalá que este gran movimiento cívico que ha surgido con esta
tragedia, similar al que surgió en 1985, logre perdurar y que la vuelta a la
normalidad encuentre una ciudadanía más madura para afrontar los retos que
tenemos pendientes, como por ejemplo la enorme brecha que se esta generando entre
el México que progresa y el que esta sumido en la pobreza, la del México que
compite en el primer mundo y la que no termina de salir del inframundo.
Tenemos pendiente esta corrupción e impunidad a la que debemos
sepultar de una vez por todas, aprovechemos este impulso que la tragedia a
generado para seguir unidos en la solución de tantos retos pendientes.
Ojalá presionemos lo suficiente para que los partidos políticos
regresen la mayor parte de nuestros recursos para que tengan mejor uso que
tirarlos en campañas que nadie quiere. Ojalá muchos emprendedores usen ese gran
talento que tienen en echar a volar sus ideas y no estar esperando fondos del
INADEM, ya debemos terminar con la política de subsistencia y apoyo que tanto
mal nos ha hecho.
Debemos regresar lo más rápido posible a la normalidad para que no
sea necesario dar más apoyo de subsistencia sino que podamos generar los
empleos que nos hacen falta no solo para la CDMX sino para Puebla, Morelos y
demás lugares que quieren trabajo permanente no sólo apoyos temporales. Recordemos que los empleos no los genera el gobierno sino los empresarios que arriesgan su patrimonio para generar más riqueza y para ello generan fuentes de empleo que hace generar riqueza para todos. Los que hacemos empresa debemos estar convencidos de la labor, es una labor necesaria que
debemos saber contagiar a tantos jóvenes que quieren profesiones que aporten un
gran valor a su comunidad; ser empresario aporta gran valor al país.
Hace unas semanas escuche una charla TED don el empresario mexicano Jorge Vergara quien comentaba que al sufrir algunas dificultades muy grandes en su camino aprendió a preguntarse en cada tropiezo "¿y esto para qué?" Su cuestionamiento no era un ¿Por qué me pasó? ¿Por qué yo? sino ¿Para qué? Pensemos en ¿Para qué será esta tragedia, qué sacaremos de ella? Seguramente encontraremos muchas respuestas, para sea para cada uno de nosotros un punto de partida que nos lleve a más y que nos lleve a la acción; a una acción responsable que nos haga protagonistas de lo que espera esta sociedad de cada uno de nosotros. Seremos nosotros los beneficiados.
Gracias México por enseñarme a que no hay un mejor lugar para
nacer y para vivir. Siempre se puede ver el vaso medio vacío pero yo prefiero
verlo medio lleno; tenemos muchos retos pero también grandes recursos y una gran nación. Los emprendedores siempre prefieren ver el vaso medio lleno porque así nos preparamos mentalmente para llenarlo más, para ir a más. Las dificultades no nos impiden cumplir nuestras metas, sólo las retrasan un poco más.
¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab