Suelo decir que la innovación se ha hecho siempre en la organización, todas
las empresas que perduran van haciendo cambios en la medida que van
descubriendo oportunidades o van incorporando nuevos productos o servicios que
resuelven problemas de sus clientes. Sin embargo, lo que actualmente ha
cambiado es la velocidad con la que se dan esos cambios lo que requiere de
ajustes más ágiles en las organizaciones.
Todavía es común encontrar que las grandes escuelas de negocios tienen una
gran cantidad de programas orientados a la institucionalización, gobierno
corporativo, que principalmente están orientados a darle “seguridad” a la
organización. Sin embargo, es poco común que las empresas busquen de forma
institucional desarrollar nuevos productos/servicios o nuevas líneas de negocio
que se salgan del “core” eso suele ser de mayor riesgo y los riesgos no le
gustan a nadie.
La “corporativización” tiene mejor imagen que la innovación; muchos
prefieren implantar un gobierno corporativo que les de seguridad que un pequeño
equipo que les lleve a navegar con riesgo controlado. Las estrategias
defensivas se venden mejor que las de ataque.
Las organizaciones deben hacerse cuestionamientos de fondo:
- ¿Tienen armas para diferenciarse y volverse los líderes en algún factor apreciado por sus segmentos de cliente o terminarán siendo una más?
- ¿Prepararán su estructura para avanzar más rápido hacia las oportunidades o emplearán sus esfuerzos en resguardarse?
- ¿La corporativización que muchos pretenden como ideal a seguir será un modelo para la complejidad de las empresas grandes o también para las medianas y pequeñas?
- ¿Será más importante buscar la velocidad o la seguridad? ¿Será que ambas son excluyentes o se podrá buscar ambas de forma simultánea?
Ha llegado el momento de plantearse quién será el responsable de buscar los
diferenciadores y lo que permita a la empresa salir adelante en el futuro. Los
directores generales muchas veces están, y deben estar, metidos en la
operación, en el hoy, en la eficiencia, ¿Quién entonces se encargará de diseñar
el futuro? Si bien los Directores Generales hoy requieren de habilidades
ambidiestras (presente y futuro de forma simultánea) no siempre tienen el ancho
de banda y la estructura para gestionar ambas.
¿Será que ha llegado el momento de poner dos cabezas en la organización? ¿Una
qué gestione el presente y otra que construya el futuro? ¿Será que ambos temas
pueden confluir en una sola persona?
Sin duda alguna, la innovación se ha vuelto indispensable en todas las
organizaciones. Si bien innovar tiene su riesgo, no hacerlo es letal, así que,
el meollo del asunto estará en cómo gestionar la innovación.
No existe un único camino, cada empresa deberá encontrar el suyo, sin
embargo pienso que la manera más fácil de desarrollar innovación en la empresa
es contando con un pequeño equipo que tenga esa labor a cargo, que conozca de
metodologías, que forme parte de redes de colaboración que le permitan formar
un ecosistema de innovación abierta, que tenga un presupuesto independiente de
la operación y que este visionando el futuro, entregando periódicamente
propuestas de proyectos para su análisis que podrían ampliar la visión de la
organización y potencializar su crecimiento acelerado.
Sin innovación no hay futuro, y no habrá innovación sin un equipo que la
desarrolle.
La eficiencia que requiere una operación y la mente abierta que requiere la
innovación parte de un “midset” distinto. Lo deseable será que quien hace
cabeza en la organización hable y entienda ambos idiomas y que cuente con
equipos que puedan colaborar con el con esos focos distintos. Si no se avanza
de esta forma, con un responsable, una estrategia clara, una metodología e indicadores, lo más probable es que la innovación sea un buen deseo.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab