Vivir en un país en vías de desarrollo favorece que las
referencias a seguir provengan, en muchos casos de otros países. No se trata de
identificarse con un nacionalismo absurdo, más aún en una época en la que la
globalización nos hace ciudadanos del mundo, sino de que esas referencias
sirvan para mejorar no para copiar.
Si bien las economías desarrolladas tienen muchas ventajas, cada
lugar tiene sus retos, aún esos lugares de ensueño tienen sus retos y
complicaciones, por lo que cada lugar debe plantear sus propias soluciones de
acuerdo a su manera de ser, a su idiosincrasia.
Con todas las limitaciones que tenga un lugar, los seres humanos
nacemos únicos e irrepetibles, con todo el potencial que tiene la naturaleza
humana, nacemos con todos lo talentos que podemos heredar de nuestros padres y
con una historia por construir. Sin embargo, tampoco se puede negar que no
todos nacemos en las mismas condiciones ni todos tenemos las mismas oportunidades;
algunos nacen en familias y lugares que favorecen su desarrollo y otros lo
hacen en medio de la adversidad.
Siempre me ha llamado la atención que no siempre el nacer en la
abundancia garantiza el éxito, ni tampoco crecer con limitaciones es un
impedimento sin alternativa; la historia nos señala que el éxito y el fracaso
no depende sólo de las circunstancias ni de lo recibido sino del camino que
cada persona se va construyendo.
En todas las actividades humanas existen referentes con los que
podríamos buscar esos modelos a seguir. Sucede en el deporte, en el mundo del
espectáculo, en la ciencia y en la mayoría de las actividades humanas que
existen personas destacadas que se convierten en líderes de opinión. La
actividad emprendedora no es la excepción; también buscamos las referencias en
esas empresas tecnológicas que nos sorprenden por su capacidad de generar adeptos
y de crecer exponencialmente. Sus fundadores no han aprendido su talento de las
aulas ni de familias acaudaladas.
Los nuevos héroes son esos personajes sui-géneris que nos han
sorprendido por llegar a la cima bajo nuevas rutas, ya no es el capital, ni el
apellido, ni la riqueza previa lo que a construido sus emporios, es el talento
y el aprovechar las oportunidades que presentaban consumidores insatisfechos.
¿En un país con más de cien millones de habitantes y lleno de problemas como el
nuestro no tendrá grandes oportunidades?
Algo pasa en lo más recóndito de nuestra cultura que lo de fuera
nos deslumbra, Cortés deslumbró a Moctezuma y podríamos contar un sin fin de
ejemplos en los que pensamos que por ser en inglés o venir de fuera es mejor.
¿Será que algún día lo podremos superar?
Talento existe, problemas existen, conocimiento existe, ¿Qué nos
falta? ¿Por qué conviene hacer un clones de startups gringas en lugar de pensar
en nuevos desarrollos? Existen cientos de programadores en México, tantos como
para convertirnos en una potencia de la programación que atienda un inmenso
mercado en Latinoamérica, porque siempre miramos hacia el norte cuando tal vez
convenga mirar hacia adentro y sacar todo el potencial.
Nos sobra creatividad, abundan los “memes” casi de cualquier tema,
en que momento perdemos esa capacidad de crear, de construir nuevas propuestas
de reinventar nuestro destino. Preferimos adaptar ideas que correr riesgos,
preferimos comprar ideas probadas que construir nuevos caminos. Es un asunto de
desconfianza en el propio talento.
Hay muchas cosas por hacer, pero tal vez la primera en la que
debemos reflexionar es en esa posibilidad de aprovechar nuestro talento, de ser
nosotros mismos, porque nacimos originales y será muy triste que tu sueño sea
sólo ser una copia.
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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