Vivimos tiempos en los que la necesidad de innovación se ha convertido
en un requerimiento en las organizaciones. Los clientes cambian a una velocidad
de vértigo sus gustos e intereses y llevan a que la organización requiera
continuamente revisar sus propuestas de valor para actualizarlas.
Ningún directivo esta en contra de avanzar y actualizarse, si esto
lleva a generar más negocio y a crecer rentabilidad nadie esta en desacuerdo,
el problema es que lograrlo implica un esfuerzo que siempre lleva por sacar a
las personas de su zona de confort y eso es precisamente lo que no nos gusta.
Nos gusta más la planeación, ir por el camino seguro, que nos
garanticen un plan de carrera, que nos digan por donde ir para que nuestro
camino tenga la menor cantidad de sobresaltos posibles. Sin embargo te tengo
una mala noticia, cualquier posición de relevancia en la organización tiene que
ver con la toma de decisiones y ésta se resuelve actualmente en un escenario de
mucha incertidumbre.
Tal vez uno de los criterios que más cuestionaría es que la
experiencia siga siendo un factor determinante para la selección de talento. Si
bien la experiencia puede ser muy positiva no sustituye la flexibilidad, la
capacidad de aprendizaje, la multidisciplinariedad que hoy son necesarias en un
profesional que debe adaptarse frecuentemente a cambios desde distintas
perspectivas.
La labor de quien dirige los recursos humanos ha dejado de ser una
labor más con perfil administrativo de administrar recursos, y se ha convertido
en una labor ma´s orientada a la de identificar y potencializar el talento; más
una labor estratégica que una labor operativa, más necesitada de talento y
flexibilidad que de tanta planeación. La organización que conciba la labor de
Recursos Humanos como la de sólo seleccionar, contratar, despedir y pagar una
nómina vive en el siglo pasado.
La principal labor del área de recursos humanos en una
organización debe estar orientada a la identificación y desarrollo de talento
para construir ventajas competitivas organizacionales; de otra forma se verá
como un centro de costos y no como una herramienta para construir el talento
que nos llevará a generar rentabilidad. Entre más sofisticado sea el modelo de
negocio de una organización será más necesario un talento con capacidad de
adaptación constante.
Hoy la experiencia es deseable cuando ha logrado construir
capacidades de adaptación en las personas, no cuando se busca que repliquen
conocimiento que pudo ser útil en otro momento, en otras circunstancias en otra
organización. Necesitamos más personas que piensen, que personas que repitan
acciones pasadas. Si la experiencia ha contribuido a que desarrollen
competencias, bienvenida la experiencia; si la experiencia sirve para ahorrarse
camino y para vivir de éxitos pasados, no nos es útil.
El talento busca más un espacio donde desarrollarse que la
seguridad que da la estabilidad. Si bien la estabilidad es necesaria, cuando
esta se da a costa del crecimiento personal se convierte en una cadena que daña
la capacidad de aceptar retos. La capacidad de aprendizaje ha sustituido a la
experiencia como una de las competencias más necesarias en la organización
actual.
No permitas que los cambios te den miedo, los cambios son buenos
pero sobre todo son inevitables. Por esta razón, más que experiencia requieres
estar dotado de capacidades que te permitan aprender lo necesario y desarrollar
una capacidad de adaptación para funcionar en cualquier circunstancia y ante
cualquier reto. Todo cambio cuesta trabajo y deja heridas, pero dejará más si
te resistes.
Toda organización que quiera transformase requiere de poner al área de recursos humanos y gestión de talento como un pilar para que se convierta en un cambio real y no en una mera apariencia de cambio. Hoy más que nunca se requiere una función de recursos humanos que
desarrolle talento y construya capacidades que una mera administración de
nóminas.
Jorge Peralta
@japeraltag
@japeraltag
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