Estamos comenzando el último tercio del año y muchas empresas hacen su ejercicio de planeación para el 2019.
Recuerdo que hace años las empresas grandes solían vislumbrar los siguientes 5 años, pero ante un entorno tan incierto 5 años son demasiados e incluso, algunas personas, nos hemos comenzado a cuestionar los ejercicios de planeación.
Ya desde hace un año planteaba en el post las metas mediocres no inspiran a nadie de que ir por el camino tradicional de apoyarse en los resultados del 2018 para plasmar el plan de 2019 no siempre era el mejor camino. No se trata de minusvalorar o de destruir lo hecho sino más bien liberarse de las amarras mentales para pensar con mayor ambición.
Vivimos tiempos muy volátiles, cambiantes, donde entran y salen jugadores a nuestro sector, donde los sectores se cruzan porque surgen nuevos competidores que antes estaban en otras categorías y surgen nuevos o se transforman otros ya existentes.
VUCA surge del acrónimo en inglés de las palabras: Volatility (V), Uncertatinty (U), Complexity (C) y Ambiguity (A). Como podrás ver, todas estas son características de nuestro tiempo que nos implican una constante transformación de las variables que debemos considerar en cualquier industria o actividad y que abre nuevas oportunidades para todos.
Replantear nuestras metas para el 2019 no es un asunto menor, no se trata de tomar lo del 2018 y echarle más ganas, sino de repensar hacia donde iremos, si estamos dejando oportunidades en la mesa, si podemos movernos hacia otros mercados, si podríamos desarrollar nuevas líneas de negocio, si requerimos rediseñar nuestra propuesta, nuestra comunicación, la entrega de valor que hacemos, la forma en la que cobramos, ¿Estaremos dejando margen y volumen en la mesa que no estamos logrando aprovechar?
Intentar prepararse para el futuro siempre será un buen ejercicio, tratar de imaginar un 2019 como el 2018 será una mentira y más vale que provoquemos ser protagonistas y no espectadores de un cambio que puede afectar a todos. El futuro no es un tema menor, pero plantear hacia donde crecer es un tema obligado pero conviene hacerlo de la forma adecuada y los esquemas clásicos de planeación estratégica apoyados en Porter son buenos pero limitados.
Temas como la transformación digital, la tercerización de procesos, la integración de nuevo talento, la incorporación a nuevos mercados, el crecimiento acelerado, todo ello debe ser motivo de reflexión y de plantearse con seriedad si vamos a mantenernos en el mismo camino o si propondremos algunos cambios. En algunos casos será más bien una continuación de lo que ya veníamos haciendo, pero en otros requerirá cambios más profundos, más de fondo que implicarán o un cambio de estrategia o incluso hasta un cambio de lógica de negocio.
Ponerse metas ambiciosas es obligado, las personas quieren unirse a historias de éxito, las metas mediocres no inspiran a nadie, y una organización sin metas ambiciosas provocará que los más medianos se queden y los brillantes busquen horizontes nuevos, así que si quieres ponerte o mantenerte en la punta debes reflexionar de que mantenerse en la zona de confort no es una ruta razonable.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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