sábado, 7 de febrero de 2015

Trucos para emprender exitosamente

Desde hace muchos se ha generado un debate sobre si los emprendedores nacen o se hacen en el camino. La realidad es que ambas afirmaciones tienen parte de verdad, los emprendedores se forjan pero necesitan tener “madera”, al menos esos emprendedores que destacan, que van más allá de un autoempleo y que dejan huella en eso que hacen, aquellos que su pasión es ejemplo  para otros.

En ocasiones se ha especulado sobre esa magia que se genera al ponerse en contacto con estos personajes; porque son capaces de generar alrededor de ellos una atmósfera que permite aventurarse en retos grandes, en asuntos que representan cierto riesgo pero que contribuirán a formar un futuro mejor.


¿Cuales son los ingredientes de esa magia?

He comenzado a leer el libro Lean Startup España 2014, un esfuerzo de colaboración, de algunos gurús españoles para comentar sobre la situación del emprendimiento en España. Una muy buena publicación y en su prefacio, escrito por Manuel Caño  señala que el emprendedor tiene tres medios propios para cumplir con sus objetivos:
  • Su personalidad
  • Sus competencias profesionales
  • Su red de colaboración
Las tres son necesarias para generar esa “magia” que construye donde no hay, que transforma lo que hay en algo completamente distinto y crea propuestas con ventajas competitivas diferenciadoras.

La personalidad son esas capacidades “innatas” pulidas a lo largo del tiempo, principios, valores, que le dan un marco de referencia a la persona para saber que si y que no.

Las competencias profesionales son esas que a lo largo del camino profesional vamos aprendiendo y que nos capacitan para “saber hacer” para dar resultados óptimos en aquellas tareas que debemos sacar adelante. En el emprendedor, las competencias “indispensables” desde la perspectiva humana: liderazgo innovador, capacidad para trabajar en equipo, resilencia y manejo adecuado de las emociones; de la misma forma cada proyecto requiere ciertas competencias técnicas que son la base para incidir en el ADN del proyecto.

Por último la red de colaboración, ya sea la red que se ha construido en el tiempo, como esa capacidad para seguirla construyendo en los distintos ambientes en los que se participa, es algo que siempre rinde frutos.

La magia del emprendedor es esa capacidad para aprovechar los dones que Dios nos ha dado, pulidos con el esfuerzo personal, aderezados por un bagaje de competencias adquiridas con el tiempo y la capacidad para formar red.

Cuando se admira en los emprendedores exitosos esa “magia” se llega a pensar que son personas especiales a las que se les ha dotado de ciertas capacidades que las llevan a destacar por encima de los demás. Nadie duda del talento innato que muchas personas tienen, pero pocas veces se ve el esfuerzo silencioso y dedicado que es indispensable para destacar.

Como lo menciona Malcom Gladwel en su estupendo libro Outliers, si se analiza la vida de varias personas fuera de serie, el éxito debe mucho al esfuerzo individual pero también en gran medida a la cultura de la que procedemos, la familia en la que crecimos, la época en que nacimos y las oportunidades que hemos tenido. La dedicación individual es tan indispensable que nadie llega a ser el mejor sin dedicar miles de horas a la práctica.

De acuerdo con estudios que comenzó el psicólogo Ander Erickson en la Academia de Música de Berlín en los años 90´s concluyen es que se requieren diez mil horas de práctica para alcanzar el nivel de dominio propio de un experto de categoría mundial, en el campo que fuere. Estudio tras estudio, independientemente si se trata de compositores, futbolistas, basquetbolistas, nadadores, escritores, patinadores sobre hielo, concertistas de piano, jugadores de ajedrez, este número se repite una y otra vez. Si se profundiza en la vida de cualquier profesional destacado de cualquier rama de la actividad humana aparecen esas diez mil horas como parte de su ecuación del éxito.

Los emprendedores tienen esa magia, que consiste en esos tres valiosos ingredientes: la personalidad, las competencias y la red. Sin embargo es el tiempo, y esas diez mil horas las que permitirán aprender de los éxitos, de los fracasos y de la madurez que la vida va dando para forjar historias personales de éxito, ese es el truco más importante para emprender.

El éxito más importante siempre será estar feliz con lo logrado por el esfuerzo realizado, independientemente de los juicios de los demás. ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag

@innovadisrup


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