domingo, 3 de marzo de 2019

7 pasos para llegar a un MVP

MVP es un término que se ha hecho popular en los últimos años en el mundo de las startups y posteriormente en empresas ya constituidas. Desarrollar nuevas líneas de negocio aprovechando nuevas oportunidades o capturando necesidades no atendidas es un tema obligado para todos.

Los tiempos de la mejora continua de buscar la excelencia en el core business siguen vigentes pero ahora caducan más rápido; los modelos de negocio tienen fecha de caducidad y las empresas requieren reinventarse cada cierto tiempo.

La forma más eficaz de desarrollar nuevas líneas de negocio es poniendo la responsabilidad de su desarrollo en un ambiente fuera de la responsabilidad operativa. La lógica de lo incremental no ayuda a pensar base cero y con cierta libertad sobre temas que le vienen bien al cliente y al negocio pero no siempre al status quo en el que vive nuestra organización.

Los MVP son fruto de ese trabajo que se realiza para el desarrollo de nuevos productos o servicios. El MVP es un producto/servicio que esta en la etapa previa a su fase comercial. Es la última prueba antes de lanzarlo al mercado en condiciones de normalidad.

El MVP no es un objetivo, no es la meta, es apenas una fase previa donde hemos incorporado los aprendizajes que nos han permitido su construcción. Llegar al MVP significa que hemos pasado del desarrollo del concepto a la materialización de la propuesta, pasar de las ideas a los conceptos es un reto más de tipo abstracto; pasar del concepto al MVP implica la materialización y la interacción con usuarios reales para tener una propuesta mínima previa a la fase comercial.

A la mayoría de los clientes no les gustará esa propuesta mínima, pero nos dará una idea de los detalles para dar un paso más, sino somos capaces de vender algo no podremos probar si vale la pena aventurarnos a comercializarlo de una forma más intensa. De tal forma que para hacer esas pruebas finales necesitamos no sólo una funcionalidad mínima sino un modelo comercial también mínimo que nos permita analizar al menos el precio y la forma en la que se dará la relación con los clientes (física y on-line) y también la forma en la que entregaremos la promesa (física y on-line).

Lo más peligroso de arrancar una nueva idea es que nos dejemos llevar por supuestos sin validarlos y no hay otra forma de validar que poner la propuesta en acción.

 El MVP fue un concepto acuñado por Frank Robinson a principios del Siglo XXI y después fue usado de forma particular por Steve Blank, Ries y Ash. Cada autor le ha venido incorporando al concepto algunos detalles en particular añadiendo algunos aspectos más allá del producto/servicio en si mismo sino también contemplando parte del modelo de negocio. Más allá de plasmar aquí las diferencias entre ellos el objetivo es de clarificar que un MVP requiere no sólo de mostrar la funcionalidad sino también su modelo comercial, para que se convierta en una prueba real de si seremos capaces de comercializarlo o no en condiciones reales.

Al finalizar este proceso de pruebas con early adopters se podrán definir los detalles deseados en la funcionalidad y el modelo comercial para pasar a otra instancia: la de un producto que no se quede con la funcionalidad mínima sino aquellas que completan mejor la promesa y cumplen mejor los retos específicos definidos desde el usuario.

Los pasos que te recomiendo para llegar a un MVP son los siguientes:
1) Plantear un reto detonador. Es un problema que identificamos pero que al faltar análisis no se puede llegar a conclusiones sino que se tienen apenas algunos supuestos sobre la relevancia del problema y lo valioso que sería para algunos actores resolverlo.
2) Desarrollar insights. Se requiere una investigación de usuarios para definir la relevancia del problema para ciertos actores, sin una investigación seria lo más probable es que se trabaje con supuestos no comprobados incrementando el riesgo de fracaso.
3) Definir el reto específico. Después de la investigación se debe estar en condiciones de definir con mayor claridad el reto específico que queremos resolver para usuarios específicos.
4) A partir de esa reformulación del reto detonador dándole especificidad, se avanza con un proceso de ideación para encontrar soluciones al reto, haciendo posteriormente un filtrado que permita decidir por la mejor solución posible para ese momento.
5) Con la solución a nivel concepto se debe trabajar en el diseño de la promesa que en su momento debe ser validada en sus distintas etapas a través de prototipos
6) Prototipado y Validación. Cada aprendizaje posterior a cada validación debe incorporarse a las características del prototipo que irá evolucionando, desde un prototipo visual de un concepto, hasta un prototipo funcional que permita la interacción con usuarios reales. Esa materialización de los aprendizajes y las validaciones con usuarios reales es lo que permite el avance.
7. La construcción del MVP es el acumulado de funcionalidades, características y modelo comercial que han sido el resultado de la validación.

Se dice fácil, pero esos 7 pasos están llenos de pruebas en las que es necesario estar desprendido de nuestros deseos para experimentar con empatía al ponerse en los zapatos de los usuarios para desarrollar un producto/servicio mínimo que verdaderamente sea vendible porque recoge con precisión sus necesidades y preferencias.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab

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