Al igual que sucede en otras áreas de la vida como son los
deportes o el arte, la única forma de aprender a emprender es emprendiendo,
intentando una y otra vez hasta que salga bien. Ojalá en la primera todo fuera
un éxito, existen excepciones que se hacen famosas, la gran mayoría tiene que
sobrevivir a los fracasos. De tal forma que el éxito depende de la forma en la
que se aprenda del fracaso.
Hace unos días un comentario en mi red desato una polémica. El
punto concreto de la discusión fue sobre si las universidades estaban diseñadas
o no para desarrollar emprendedores, yo sugería que en realidad se forman en
sus casas de la mano de sus padres.
Como suele suceder en estos casos, unas son las palabras escritas
y otra la interpretación que hacen de ellas las personas que las leen y me toco
de todo. Desde los que lo tomaron como ataque personal, los que se sentían
liberados porque suscribían mi planteamiento y los que se metieron en la
discusión de si emprendedor es lo mismo que empresario, etc. etc.
Mi primera conclusión del tema es que se trata de un tema sensible
y que hay que andarse con cuidado porque aún personas bien intencionadas pueden
sentirse agredidas. No fue esa mi intención, sino poner en la mesa, de forma
coloquial algunas conclusiones mi tesis doctoral que presente hace algunos
meses en la Universidad Nacional Autónoma de México, entre ellas la de analizar
quienes eran esos emprendedores jóvenes que arrancaban proyectos de alto
impacto, de esos que apoyados en la tecnología desarrollan proyectos con
potencial de ser escalables y con impacto en la generación de riqueza y
desarrollo.
El concepto fue sencillo, detectamos las statups que se generaron
en el valle de México entre 2012 y 2014, verificamos su origen, quienes las
fundaron, revisamos sus resultados y vimos quienes fueron los fundadores. No se trata de una recomendación fruto del análisis profundo sino de
una “foto” que pretende describir quienes son, para que a partir de ello sea
posible un análisis más concreto.
Considero tan importante el ADN que adquieren las personas en la
convivencia con su familia que, sin generalizar y por supuesto siempre hay
excepciones, que no hemos dimensionado suficiente la influencia que tiene una
persona la forma en la que sus padres generan su ingreso. Cuando desde niño se
vive un poco la incertidumbre sobre la agenda del papá, la incertidumbre sobre
el lugar de vacaciones, la duda sobre si habrá suficientes recursos o no para
comprarse un juguete y en ocasiones la respuesta es NO, no te lo podemos
comprar esta semana, tal vez la siguiente… genera un aprendizaje que no se
sustituye con nada.
Siendo muy breve te mencionaré algunas de las conclusiones sobre
quienes son esos emprendedores del alto impacto en el valle de México entre
2012 y 2014:
- Emprenden antes de los 25 años.
- Emprenden en equipo, ya no lo hacen solos.
- Hijos de familias integradas, con papá y mamá.
- Clasemedieros, sin excesos y sin angustias.
- Con hermanos, así aprenden a colaborar desde temprana edad.
- Con algún antecedente empresarial en casa: papá, mamá, tío, abuelo, etc.
- Inquietos, rebeldes, con ganas de cambiar el mundo.
- Tolerantes a la frustración, colaboradores, pensamiento lateral, líderes.
- Perfil amplio, podrían hacer estudiado varias carreras.
- Hacen redes de colaboración.
- Universitarios, sin importar si se trataba de universidad pública o privada y en todos los casos confirman que la escuela no influyo positivamente en su actividad emprendedora.
Los estudios universitarios pueden ser un gran apoyo para formar
una base de conocimientos generales que servirán para enfrentar la vida en
varios aspectos, pero entre ellos no esta la actividad emprendedora. Sin duda
habrá excepciones, pero en la generalidad no sucede.
No existe otra forma de entrenarse para emprender que emprendiendo
y esto no siempre se da en las aulas, por la sencilla razón de que la mayor
parte de sus profesores no los impulsará a hacerlo porque con buena intención
quieren evitar sus fracasos ampliando los análisis y los estudios sobre el
tema.
La realidad es que no es evitando el fracaso como se logra el
éxito sino estando cerca de ellos en sus fracasos para desarrollar
aprendizajes, el punto clave es que puedan fracasar rápido y barato, en eso
consistirá la mejor mentoria, ayudando a que superen esos traumas de la mejor
forma y acompañando su proceso. Llevarlos a la acción para que experimenten y
aprendan de su proceso es lo mejor que pueden hacer.
¿Quieres emprender? ¿Cuándo comenzamos?
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
Excelente información. Me sirvió de mucho para una investigación de la carrera de licenciatura en contaduría.
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