domingo, 30 de abril de 2017

No puedes cambiar el mundo siendo obediente

No se trata de violentar el orden de las cosas sólo por el hecho de hacerlo, pero todos hemos vivido reglas de las que han perdido su razón de ser y debemos tener el valor de cuestionarlas.

Sin esa “desobediencia útil” la humanidad no avanzaría. Siempre habrá la posibilidad de cuestionar de forma ética, intelectualmente honrada y responsable reglas que ya no se adaptan a la realidad y que habrá que replantearse, que necesitan encontrar cauces adecuados.

Entender que en todos los ámbitos hay temas de esencia y otros accesorios, entender que mientras no se violenten los límites de la moral y la honradez se vale cuestionar el status quo, es clave para que una sociedad pueda evolucionar. Aferrarse a formas es una forma de envejecer al no romper moldes que no corresponden con la realidad.

Martin Luter King, Copérnico, Gandhi, fueron grandes desobedientes de su tiempo y también provocaron grandes cambios que permitieron a sus sociedades dar grandes pasos con el objetivo de un futuro mejor. La ciencia, la política, el arte, la convivencia social requieren de esos “rompimientos” que nos permiten avanzar.

No dejarse llevar por el status quo provoca grandes aprendizajes y permite abrir horizontes en campos que de otra forma no se abrirían. Por esta razón siempre me ha parecido una frase genial la de Tomas Bulat:

“ Cuando se nace pobre el mayor acto de rebeldía es estudiar”

Todos necesitamos romper esas sutiles cadenas que nos unen al status quo, porque de otra forma entramos necesariamente a una zona de confort que nos lleva no solo a perder el impulso por seguir avanzando en ser mejor persona, tal vez lo peor es que al dejar de luchar también dejamos de pensar en los demás y meternos en un profundo egoísmo.

Todos tenemos necesidad de estudiar, de buscar alternativas, de aprender cosas nuevas para ser más útiles para los demás. Rebeldes para buscar como dar un mejor servicio a esta sociedad nuestra que busca referentes, que no le gusta lo que hay, pero prefiere la queja estéril a la desobediencia inteligente.

Hace unos meses participé como mentor en un programa que impulsa emprendimientos con impacto social, el programa irrazonable, donde se puede constatar que se puede ser un desobediente útil porque se buscan nuevas formas de romper barreras que no nos dejan avanzar como sociedad. Emprender con ese foco también es un acto de rebeldía que busca modelos de negocio que buscan rentabilidad y al mismo tiempo lograr un impacto en la sociedad, ambas cosas son posibles.

Hasta el MIT esta ahora premiando la desobediencia inteligente El MIT premia a los desobedientes

Tal vez a todos nos convendría analizar si no necesitamos un poco de rebeldía porque hemos entrado en una zona de confort y existen muchos temas que hoy la reclaman. Esa rebeldía saldrá solo de aquellas personas con capacidad de pensar más allá y vencerse a si mismos para intentar una y otra vez hasta lograrlo.

Jorge Peralta
@japeraltag


@idearialab

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