Todos los que tratamos de ser factores de cambio en nuestra
organización o en nuestra sociedad y que no necesariamente seguimos patrones y
actitudes que el común de nuestros colegas y con ciudadanos, necesitamos ser
resilientes. Si, resilientes, principalmente porque a las personas no nos gusta
el cambio, preferimos lo que esta probado, usar el camino que ya sabemos, las
reglas que funcionan.
Así que cualquiera venga a cuestionar lo establecido solo por una
promesa de que podemos lograr algo mejor será mirado con serias dudas, con
desconfianza y más de alguna vez surgirán dificultades para convencer de que se
tomen ciertos riesgos para ir por una opción distinta, poco común, o
simplemente diferente de lo que se suele hacer.
Como todo en la vida, cualquier alternativa de acción implica
riesgos y tiene sus dificultades, en ocasiones hasta en temas que parecían bajo
control la realidad se encarga de cambiar los planes perfectos que se plasmaron
en un Excel y en un Power Point.
Sobre ponerse al fracaso, sobre ponerse a la dificultad, ver la
realidad compleja con optimismo requiere de un temple distinto, de poner tan
clara la meta buscada que las dificultades no llevarán a cambiar de plan sino
que se retoma el camino convencidos de estar en el camino correcto. Esa actitud
se llama Tolerancia a la frustración y actualmente conocida como resiliencia.
Es tan importante la resiliencia para el desarrollo de todo tipo de
proyectos porque la realidad es más compleja que los supuestos y al momento de
la ejecución no todas las variables se tienen bajo control y no todos los
resultados son los esperados. Para ello es necesario poner acción con ciertas
actitudes que permitan ganar en resiliencia, de otra forma será difícil sacar
adelante cualquier proyecto.
A continuación de comparto ciertas actitudes que la experiencia
nos ha demostrado que suelen provocar una mayor resiliencia en las personas:
- No perder nunca de vista la meta planteada.
- Ilusionarse con la meta o bien cambiarla o bien no participar en ese proyecto porque sin la ilusión es fácil bajar la guardia o abortar la misión.
- Sentirse responsable del resultado. No poner en los demás la responsabilidad de lo que a mi me toca y asumir el resultado de mis decisiones.
- Entender el error y el fracaso como un proceso de aprendizaje.
- Ser tolerante con el error de los demás y solidario cuando las cosas no salen bien.
- No hacer dramas, todo o casi todo tiene solución.
- No pensar en el plan B para temas de fondo, en la forma puedes intentar el plan B, el C o el que sea necesario.
Seguramente a ti se te ocurrirán otras, o más bien habrás
descubierto algunas otras en el camino de ganar en resiliencia. Por lo pronto de
dejo estas para poderlas discutir contigo.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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