Durante las últimas semanas he venido colaborando con algunas
organizaciones en el desarrollo de su planeación para el 2018. Me ha llamado la
atención lo generalizado del uso del FODA como una herramienta de autodiagnóstico.
Sin embargo, en muchos casos no se llega a conclusiones que “combinen” los
bloques del FODA, haciendo parecer que se trata de una herramienta estática
donde los elementos no se mezclan.
Incluso el FODA, al ser un diagnóstico que mezcla lo interno con lo externo, nos da una perspectiva del presente pero no nos deja vislumbrar el futuro, lo
que da como resultado que nos mantengamos alrededor de lo actual y no se
planteen cambios bruscos respecto a lo que se viene. En general el FODA no
sirve para pensar en futuro sino para diagnosticar el presente. Quedarse
con un diagnóstico estático sin una visión clara del futuro te puede anclar a
un presente que no permita desarrollar todo el potencial posible.
En un mundo en el que las variables críticas solían ser estables, el FODA
resultaba de mucha utilidad. Sin embargo, el mundo ha cambia a
gran velocidad, por lo que el FODA, que es una fotografía del hoy, no nos permite pensar en
futuro y, por lo tanto, no puede ser la única herramienta que una organización
use para su planeación, de otra forma el futuro será muy similar al presente perdiendo
atractivo el esfuerzo que implica.
Introducir al FODA el concepto de oportunidad aprovechable y ventaja
competitiva le puede dar un uso correcto a ese diagnóstico preliminar.
Principalmente porque la estrategia tiene más que ver como lo que quiero del
futuro que lo que hoy soy. Resolver preguntas clave como ¿Qué es lo más
aprovechable de lo que tenemos hoy? ¿Qué nos proyecta en el futuro como líderes
en algo? ¿Qué nos hace diferentes? ¿Qué característica distintiva podemos
aprovechar? Nos genera un planteamiento donde se combina el análisis interno
con el externo y aunque tomamos en cuenta el presente lo que mueve es el
futuro.
La oportunidad aprovechable es un hueco que vemos en las
necesidades de segmentos específicos o bien dolores no resueltos; entre más
grandes y más generalizados estén estos dolores sería más atractivo intentar
resolverlos.
El FODA nos lleva a la reflexión de “dónde” se encuentra la oportunidad
aprovechable y dónde la ventaja competitiva, algo que nos haga capaces
de aprovechar la oportunidad de una forma distinta y mejor de cómo lo podrían
hacer los demás. Esas ventajas no siempre están en plenitud, en ocasiones están
en potencia, es decir, están más relacionadas con el futuro si tomamos acción
en lo que puede convertirlas en realidad.
Del análisis del FODA surgirá con mayor claridad la pregunta de “¿Para qué
somos buenos” “¿Qué nos hace supermanes en el mercado?” “¿Qué nos hace
diferentes?” porque de otra forma seremos uno más. Esas ventajas pueden ser
reales o deseos que nos orienten sobre los proyectos que cada organización debe
realizar para adquirirlas y para buscar aprovechar aquellas oportunidades que
ya están manifiestas o bien aquellas que vislumbramos podrían surgir de
resolver dolores a los clientes elegidos.
El FODA nos lleva a “mirarnos” con más detalle y nos permite entender que
elementos nos sirven para el futuro y cuáles no, pero no determinan el futuro
elegido, son una referencia. Se convertirán en un análisis sin sentido si lo
hacemos de forma aislada e inconexa y no como parte de un todo donde sus 4
bloques estén conectados.
Los bloques del FODA no son una varita mágica y no sirven si no van
acompañados de un análisis de causalidades y relaciones entre variables que
permitan priorizarlas y definir dónde están nuestras ventajas competitivas
diferenciadoras.
Una buena herramienta para definir la diferenciación que una organización
puede buscar es el mapa de la estrategia del océano azul. Ahí se podrán marcar
las diferencias en función de lo que el cliente quiere, lo que quisiera tener y
no existe, o bien el reducirle o quitarle dolores que nadie atiende. La clave
de la elección de la diferenciación es el usuario, no la operación, por esta
razón la estrategia no tiene que ver con el análisis del entorno sino con la
elección de la diferenciación.
Contar con un propósito claro, un conocimiento profundo del segmento al que
queremos atender y un buen FODA que nos permita una mirada al presente nos
ayudará a darnos cuenta que delinear una estrategia ganadora requiere algo más
que una “foto” que nos instale en el presente y no nos permita levantar la
mirada a un horizonte mucho más grande. La estrategia del océano azul permitirá
elegir los elementos de diferenciación para diseñar esos elementos que nos
hagan verdaderamente diferentes.
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
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