sábado, 27 de julio de 2013

La planeación estratégica ha muerto

Ya no es suficiente la planeación estratégica en un mundo que cambia más rápido que nuestra capacidad de planificar. Los tiempos aquellos en los que plasmaba la visión  de la empresa a 5 y 10 años han concluido y sólo será válido un ejercicio que nos permita revisiones en periodos de máximo 6 meses, para analizar nuevamente si nuestros parámetros siguen siendo los mismos, y así no meter a la organización en una camisa de fuerza que le da cierta seguridad, sobre premisas hipotéticas y cambiantes pero que muchas veces no aplican.

En la labor directiva sigue siendo esencial diseñar el futuro, más como un asunto de creación que como un asunto determinado por tendencias, ya que el modelo de negocio de cada organización debe diseñarse de forma particular. Las organizaciones que perduran son aquellas que no sólo logran adaptarse al futuro sino que logran inventarlo, o al menos modificarlo y aprovecharlo en su favor. En el modelo anterior, cuando la velocidad del cambio era menor, se ponía un énfasis en el control porque la ruta estaba definida; hoy requerimos énfasis en la flexibilidad y en la gestión del cambio, encontrando la forma de dirigir la resistencia de las personas en esas circunstancias cambiantes.

La naturaleza humana ha sido dotada de una gran capacidad de adaptación, y esa misma capacidad nos hace que nos vayamos adaptando con gran rapidez al status quo y evitemos cualquier situación que nos saque de la ruta adoptada, dotándonos de grandes deseos de mantenernos en el mismo lugar. En la empresa nos vamos llenando de procedimientos, de procesos que nos ayuden a estandarizar y ganar en eficiencias, pero que nos restan la capacidad de pensar y de cuestionar. Los procesos de planeación nos daban seguridad en el rumbo y las herramientas de management nos dotaban de los controles necesarios para no salirnos del camino, sin embargo hoy lo que esta cambiando es el camino y en ocasiones también el destino.

Hoy esas rutas tienen una caducidad más corta, necesitamos revisar los planes una y otra vez, en ocasiones los cambios serán menores pero en otras se nos exigirá reinventarnos porque el mundo va más rápido que nosotros. Perdamos el miedo a revisar los planes, nuestro tiempo exige que nuestros procesos de planeación, siempre necesarios, sean revisados periódicamente y no sean escritos con “pluma indeleble”, todo es cuestionable, todo es cambiante, nada es para siempre.

Hoy es momento de planear con innovación, estar pendiente del cliente para ver como vamos capturando su atención, pero sobre todo pendientes de los no clientes que son los que nos van a permitir crecer nuestras ventas, explorando nuevos mercados o nuevos segmentos.

La visión requiere ampliar sus alternativas, no podemos partir para diseñar esa visión desde las limitaciones de nuestra realidad sino más bien desde la riqueza de la oportunidad. Nuevos clientes, nuevos mercados, nuevas líneas de negocio nos llevarán a replantearnos reinventar nuestra organización diseñando nuevamente la forma de ganar dinero, de atender oportunidades diseñando satisfactores (productos o servicios) o bien diseñando nuestras organizaciones para hacer posible las visiones más disruptivas.

Hoy recordaba aquel ilustre empresario tapatío que le gustaba decir: “visión sin ejecución es pura alucinación”. Poner la visión será un ejercicio que puede ilustrar en espacios relativamente largos de tiempo (no más de un año)donde queremos estar, ejecutar y tomar decisiones para llegar implicarán una revisión más constante que nos lleve a pivotar sobre nuestros planes una y otra vez para no perder la flexibilidad que estos tiempos requieren. Debemos ejercitar vivir con la mente puesta en el futuro y los pies puestos en el presente, será la única forma de inventar el futuro que queremos.

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

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