sábado, 28 de marzo de 2015

El cáncer del miedo

Cuando le preguntas a un joven universitario sobre la posibilidad de emprender en lugar de conseguir un empleo casi siempre responde:

“ Me gustaría pero quisiera trabajar un par de años para agarrar experiencia y después emprender”

La realidad es que pasados ese par de años pocas veces esa intención de emprender se convierte en hechos.

Cuando preguntas sobre que le faltaría para decidirse a emprender además da la experiencia, la respuesta más mencionada tiene que ver con la falta de recursos para invertir en un su proyecto, pero la realidad es que aquellos proyectos que resuelven un problema relevante de forma innovadora y son planteados correctamente por un equipo emprendedor talentoso casi siempre encuentran fuentes de recursos interesados en ellos y en sus proyectos.

Esta situación es muy similar a la que sucede con las empresas ya constituidas para comenzar proyectos innovadores, en muchas ocasiones el pretexto perfecto es la falta de recursos para comenzar proyectos innovadores; la realidad es que los proyectos innovadores escasean más por falta de pasión y de visión que por los recursos, porque siempre hay posibilidades de avanzar cuando algo verdaderamente importa.

¿Qué es lo que sucede entonces con los nuevos proyectos tanto proyectos emprendedores como de proyectos innovadores en las empresas? ¿Es la falta de recursos la que impide que se desarrollen?

Es probable que la limitación de recursos sea un impedimento para algunos, para aquellos en los que se requiere gran infraestructura, pero en muchos otros casos la barrera más imposible esta relacionada con el miedo. Si, así como lo oyes, el miedo.

El miedo tiene un aspecto positivo, nos pone en señal de alerta cuando un peligro se avecina, pero si el miedo viene de adentro, de la desconfianza, es una sensación que nos nubla la mente y nos impide actual con libertad.

El miedo es un cáncer que impide la acción, que limita la visión, que lleva a desconfiar de tus capacidades y talentos, que te lleva a construir una barrera de que es imposible de que los demás derriben, sólo tu tienes la posibilidad de vencerlos. Los miedos impiden seguir tus sueños, incluso impiden soñar, dejándote con los pies en el suelo o volando bajito.

El miedo a fallar es natural, más aún si ya te has golpeado fuerte, si ya has caído, otras veces, si otros se encargan de hacerte ver “lo peligroso que es intentarlo de nuevo”. Se genera una especie de trauma que impide intentarlo nuevamente, ya sea porque las heridas siguen vivas o porque se genera una desconfianza en las capacidades o porque el futuro se ve más negro de lo que en realidad es.

En muchas ocasiones se puede concluir que los riesgos son reales, que tampoco es sano dejarse llevar por un optimismo desmedido que no te lleve a medir adecuadamente los riesgos posibles. Será necesario analizar a profundidad los hechos y  en más de una ocasión pedir consejo. En muchas otras después de hacer los análisis necesarios llegarás a la conclusión de que la principal razón para no seguir tus sueños es el miedo, no la falta de recursos, no la falta de apoyos, no la falta de consejo de mucha gente que quiere ayudar.

Cuando te vas haciendo mayor y los más jóvenes te piden consejo sobre emprender, cada quien platica de lo que ha sido su historia, los emprendedores impudentes los empujamos a seguir su sueño a pensar en el “cómo si” y otros más “prudentes” los previenen sobre todos los riesgos existentes que en realidad son un espejo de sus miedos: que la crisis, que el dólar, que la economía, que la inseguridad, y un largo etcétera.

Es el miedo el que impide intentarlo, es el miedo el que te paraliza, es el miedo que avanza como el cáncer y que no te deja soñar de nuevo. Es mejor fracasar después de darlo todo, que fracasar por no intentarlo.

 ¿Tú que opinas?

Jorge Peralta
@japeraltag


@innovadisrup

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