Cuenta la historia que un pobre campesino tenía un caballo que era
un instrumento para el trabajo del campo, pero un día se cayó en un pozo seco.
Inmediatamente se asomo y constató que, aún cuando el pozo estaba muy profundo,
su caballo estaba vivo y no se había lastimado. Sin embargo después de
intentarlo con cuerdas, con otras personas que vinieron a ayudarle perdió la
esperanza de sacarlo.
Además de que era prácticamente su único instrumento para labrar
la tierra tenía gran cariño por él porque había sido una herencia de su padre,
por lo cual decidió que lo mejor sería sepultarlo con tierra porque no quería
verlo morir ni sufrir. Por esta razón, él y sus amigos comenzaron a echar
tierra con la intención de sepultar el caballo, pero lejos de sepultarlo el
caballo se fue sacudiendo la tierra y para posteriormente irse parando en ella
conforme se iba acumulando en el fondo.
Todos se dieron cuenta de que el caballo no se dejaría sepultar
sino que cada vez estaba subiendo hasta que consiguió estar a una altura tal
que lo pudieron sacar.
Después de escuchar esta historia milenaria, la conecté con otra
historia más reciente que escuche un amigo regiomontano que me aseguraba que
tradicionalmente en el los fines de semana largos como el que recientemente
tuvimos del 20 de noviembre, muchos de ellos vacacionaban en la Isla del Padre,
un lugar de vacaciones típico para las familias regiomontanas adineradas. Este
20 de noviembre de 2016 la costumbre no
se vivió igual, no fueron tantos los regiomontanos que cruzaron la frontera,
que según mi amigo, no presentó las colas que en otras ocasiones, ya que muchos
decidieron no ir a gastar su dinero por el ambiente de animadversión que ha
generado Trump hacia los mexicanos.
Al meditar estas historias estoy convencido de lo que lo mejor que
le puede pasar a México es la llegada de un personaje como Trump como
presidente de Estados Unidos. Es innegable la dependencia económica y cultural
que tenemos con nuestro vecino del norte; durante muchos años los mexicanos sin
oportunidades se fueron para encontrar lo que no podían lograr aquí, y en las
últimos años también los mexicanos que podían invertir porque preferían hacerlo
en un lugar más próspero y también mexicanos pensantes que encontraban en aquel
país un mejor lugar donde desarrollar su talento.
Ahora que no será tan fácil emigrar a ese país, muchos se
cuestionarán si de verdad es su mejor opción o se quedan a desplegar sus
talentos en su país, y muchos otros, con posibilidades económicas se estarán
planteando si convendrá consumir y vacacionar en México, tal vez sea un gran
oportunidad para desarrollar nuestro mercado interno, pero más aún una gran
oportunidad para darnos cuenta que nuestro futuro sólo depende de nosotros y
que además es obligación nuestra dejar un mejor país.
Vivir en un lugar próspero tiene dos alternativas, una de ellas es
llegar a un lugar próspero y aprovechar sus ventajas, la otra es trabajar para
que nuestro lugar sea un lugar próspero, parece que más a fuerzas que por
convicción el destino nos esta llevando hacia allá.
En estas primeras semanas de presidente electo Trump ha logrado
que los mexicanos tengamos una meta común, un objetivo común, sentirnos otra
vez una nación unida, aún por los motivos menos gratos. Habrá que aprovechar
esta situación para darnos cuenta que con esfuerzo colectivo todo es posible,
que debemos preparar de mejor forma el 2018 para no caer en los vicios de
siempre, de querer reeditar un pasado que durante tanto tiempo nos ha
demostrado que no es el camino correcto y reemprender un cambio.
Solo me gustaría hacerle una petición a Trump: Por favor, no dejes
de jodernos, nos hace mucho bien.
Tu que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@idearialab
No hay comentarios:
Publicar un comentario