domingo, 22 de abril de 2018

Los innovadores suelen ser radicales

La mayor parte de las innovaciones en una organización comienzan por una minoría con un pensamiento más radical. En ocasiones comienza por la alta dirección, pero en muchas otras es por los líderes formales o informales que más allá de su nivel jerárquico visualizan cambios favorables para la organización o sus clientes.

 Sin embargo, en la organización los radicales siempre son muy pocos y deben armar equipos con personas más moderadas, con aquellos que pueden participar en iniciativas siempre y cuando no se afecte su posición. Esos moderados podrán participar en las iniciativas siempre y cuando no provoquen oposición en otros grupos porque este perfil suele no ser muy amigo de la confrontación.

Esos más “moderados”, cuando estén convencidos de los beneficios del cambio servirán para atemperar la oposición y mediar entre los que no se quieren mover, en aquellos que la incertidumbre los incomoda. La mayor parte de los casos la oposición al cambio viene de los colegas, de los cercanos, de los que viven satisfechos, los que prefieren no moverle porque ya las cosas caminan sin tensión, de los que no les gusta pensar por cuenta propia y prefieren recibir indicaciones. Las alianzas que logre hacer el radical con los moderados le servirá para llegar a la meta, sin embargo, esa visión compartida, esos objetivos comunes no son suficientes, es necesario clarificar cuáles son los siguientes pasos por dar. 

Entre más radical sea el cambio propuesto más oposición tendrá, entre más desconocido sean los elementos presentados mayores detractores tendrán, y eso es lo ordinario, lo desconocido generará siempre incertidumbre. Desafiar el status quo requiere de poner los medios para superar el escepticismo de los jugadores clave de la organización.

Violentar el pensamiento común no es el propósito sino el camino, mientras no nos cuestionemos profundamente las cosas que no nos gustan y estemos dispuestos a romper el status quo el avance será marginal. Por esta razón el pensamiento radical del propósito conviene atemperarlo con una táctica más pausada, para que el saldo del Hoy al mañana no sea tan violento. Cambiar el enfoque del porqué al cómo suele lograr que los radicales se moderen un poco; entrar a la explicación profunda de los “cómos” suelen aterrizar las cosas de tal forma que las personas las sientan cercanas.

Si queremos inspirar el cambio en los demás, debemos tener un propósito muy fuerte, un para qué; sin ello el miedo será mayor que la inspiración y los esfuerzos para avanzar serán muy medidos, ¡¡el miedo paraliza!! Debemos aprender a comunicar mejor nuestras ideas, a transmitir correctamente el propósito que hay detrás de ellas, sólo así lograremos que otros nos sigan.

Lo más importante para un innovador será no batirse a duelo antes de tiempo, elegir las batallas y conseguir que algunos de los que se oponían al cambio terminen convenciéndose de que ese camino es la mejor opción.
No siempre es cómodo ser radical, pero en ocasiones, sin una postura de esa naturaleza las organizaciones no avanzan y no consiguen sus objetivos o bien consiguen objetivos medianos conviviendo con la mediocridad.

Jorge Peralta
@japeraltag

@idearialab

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