La globalización ha logrado que
el consumidor tenga, casi de cualquier cosa, muchas alternativas a elegir. Ya
sea hables de ropa, automóviles, programación de TV, o de casi cualquier otro
producto o servicio las alternativas son muchas.
Por otro lado, el cliente se ha
vuelto más exigente, sus estándares de calidad más altos, sus necesidades más
sofisticadas, lo que ha metido en jaque a muchos productores y
comercializadores de bienes y servicios.
Estas características de mayor
competitividad en la dinámica de los mercados ha ocasionado que la innovación
se convierta en un tema no sólo de moda sino de sobrevivencia: ¿Qué hacer para
no ser rechazados en sus respectivos mercados?, ¿Qué hacer para no ser
deslazado por el “chino de turno” que siempre e invariablemente capaz de
ofrecer productos más baratos?
En el caso de los canales de
distribución y en particular en el caso de los comercializadores de productos y
servicios el tema se vuelve todavía más ambiguo, tal vez porque ellos esperan
que la innovación venga de las fábricas que les proveen de sus productos, pero,
y si la innovación no llega por parte de ellos, ¿Hasta dónde pueden esperar con
los brazos cruzados?
Tal vez en esos casos, es cuando
la palabra mágica “servicio” aparece en el escenario. ¿Qué es “servicio”?, ¿Qué
es un excelente “servicio”? Pareciera que todo consiste en dibujar una sonrisa
en la persona que atienda directamente al cliente, decir a todo que si, y darle
siempre la razón, todos tenemos grabada aquella máxima de que “el cliente siempre
tiene la razón”
Si bien la sonrisa y el buen
trato es muy importante, no es suficiente, un servicio eficaz al cliente
implica más retos que solo una sonrisa, implica que al terminar de ser atendido
el cliente salga con un buen sabor de boca, que generemos en él una
experiencia, que cuando necesite cubrir nuevamente la misma necesidad piense en
nosotros.
El servicio al cliente se
fundamente en 3 grandes pilares:
1)
Un producto
o servicio con un estándar de calidad lo suficientemente bueno para
competir con la oferta vigente y accesible.
2)
Procesos
que permitan atender al cliente que hagan posible su satisfacción.
3)
Eficiencia y actitudes
favorables en las personas que permitan atender al cliente con amabilidad y
cortesía y que sean capaces resolver de manera eficaz cualquier asunto que no
esté contemplado en los procesos o actuar cuando estos son superados por la
realidad.
Producto-Procesos-Personas, algo
así como las 3 “P´s” cuando hablamos de calidad en el servicio. Los tres son
elementos fundamentales para generar una experiencia satisfactoria, ninguno
puede sustituir a otro elemento de forma permanente porque no es sostenible,
como por ejemplo: por más amable que sea la señorita de la lavandería, sino no
está limpia y doblada la camisa que dejamos para lavado y planchado no me
sentiré satisfecho, y si por otra parte no está a tiempo de acuerdo con lo
comprometido, tampoco lo estaré. Si esto sucede una vez, tal vez regrese, pero
si es recurrente, no volveré a solicitar ese servicio. Por otra parte, si mi
camisa esta “perfecta” y a tiempo, pero la señorita tiene cara de pocos amigos,
tampoco me invita a regresar. Como puedes ver los tres elementos son
necesarios.
Mejorar la experiencia de tus
clientes puede ser un factor realmente diferenciador en tu mercado, más aún si,
te encuentras en un mercado maduro en el que la innovación en el producto no
depende de ti ni de tu empresa, y tal vez la única alternativa disponible será
lograr una innovación en el servicio o en el modelo de negocio.
Si te planteas que el camino
correcto es buscar por ahora una innovación en el servicio deberás plantear
como concretarla, seguramente deberás hacer un análisis del proceso con el que
atiendes a los clientes y también de las personas que están en contacto directo
con él, es ahí donde en la mayor parte de los casos se presentan las áreas de
oportunidad.
Los momentos de contacto con el
cliente se convierten en esos “momentos de verdad” en los que se quedan en la
mente del cliente y son su referencia para futuras experiencias, de esos
momentos de verdad depende que el cliente regrese.
Un buen examen será reflexionar
sobre si los clientes vienen hacia ti porque les has generado una experiencia
satisfactoria o porque no tienen otra alternativa, pero si la tuvieran ya no
serían tus clientes.
Jorge Peralta
@japeraltag
www.innovaciondisruptiva.mx
@innovadisrup
Jorge Peralta
@japeraltag
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@innovadisrup
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