Esta semana comenzamos nuevamente la actividad con algunos grupos
de universitarios emprendedores. Siempre es grato “ganar algo de juventud” al
interactuar con ellos, y tal vez lo que más me gusta en esas primeras reuniones
es preguntarles en relación con su visión de futuro:
¿Cómo te imaginas en algunos años? ¿Cuál es tu sueño?
Las respuestas son de lo más variadas, desde los que quieren
seguir la misma profesión de sus padres para continuar con el negocio familiar,
hasta los que piensan en formar una empresa nueva, los que ya tienen un sueño
pero quieren darle forma, pasando por aquellos que todavía no tienen tan claro
lo que quieren ser de mayores pero también con grandes deseos de triunfar, de
trascender.
Pienso que a esa edad, los sueños están relacionados con las
influencias que recibimos, nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, el barrio
donde crecemos, la familia en la que nos formamos, ya que ésta es nuestra
primera red de colaboración. Si estamos rodeados de personas triunfadoras y
felices será más probable que nos animen a seguir nuestros sueños y que puedan
orientarnos cuando las cosas no marchan como lo pensábamos. También a esa edad
solemos pensar con frecuencia que no podemos superar las barreras que
observamos y nos entra la tentación de tirar la toalla para buscar algún camino
más sencillo; en esos casos la orientación de otros que han recorrido ya ese
camino puede ser de gran ayuda.
Necesitamos esos mentores que nos permitan construir nuestros
sueños, aún más, que se den el tiempo de soñar con nosotros para animarnos en
el camino, para ayudarnos a soñar más lejos y con más ambición de lo que
podríamos hacerlo nosotros solos. Personas que más por su valentía que por su
capacidad logran hacer realidad sus sueños y ayudan a los demás a cumplir los
suyos.
Después de esas respuestas llenas de ilusión en personas jóvenes
que comienzan su camino profesional que reflejan en la mirada me surge la pregunta de porqué,
esos mismos jóvenes, al transcurso del tiempo, cuando ya están adentrados en la
vida profesional han perdido en muchos casos la ilusión.
¿Qué sucede durante 20 años que logra cambiar la perspectiva y hace
perder el brillo en los ojos, ese que comunicaba la pasión por lo que se hace?
En algunos casos, fueron seguramente los fracasos los que nos
hicieron perder el gusto por las cosas y
los que poco a poco fueron minando la alegría, los que nos fueron llevando por
caminos de inseguridad. En muchos otros casos son esos “destructores de sueños”
los que matan la posibilidad antes de intentarla, personas “prudentes” que nos
animan, con buena intención, a recorrer un camino más seguro, a buscar “un
trabajo de verdad” en el que tengas un horario y un sueldo fijo que te permita
un “balance” perfecto entre el trabajo y la vida para que tengas mucho tiempo
para ti. “Eso de ser emprendedor no es para ti, es para personas que tienen la
vida resuelta” o “espérate a que tengas más experiencia”.
Hoy más que nunca se requieren mentores que provoquen los sueños
que inspiren a la gente joven, que los inviten a llegar lejos, que los inviten
a ser audaces, a correr el riesgo de hacer lo que te apasiona. Muchas veces te
asaltará la duda de si es conveniente seguir tus sueños o “ser más prudente” e
ir por el camino seguro. Los obstáculos siempre estarán ahí, tus sueños también
si los sabes alimentar y te dejas guiar.
Los rápidos cambios que experimenta nuestra sociedad abren la
puerta a muchas posibilidades de nuevos negocios, nuevas formas de resolver los
viejos problemas, nuevas funciones que no han sido inventadas, nuevos productos
y servicios que revolucionen. Seguramente si reflexionas sobre tantas cosas que
quisieras comprar y no las encuentras como quieres, te darás cuenta que hay un
sin fin de oportunidades allá afuera que esperan una solución, proyectos que
esperan un emprendedor y ese emprendedor tal vez puedas ser tu, si avanzas con
tus sueños.
Hay un tercer bloque, esos que intentan seguir su sueño, pero lo
siguen sin quemas las naves, sin echar toda la carne al asador, solo dándoles
el tiempo que les sobra y sin quemar las naves, siempre más como un plan B que
como ese proyecto que les abrace toda la energía. Déjame decirte que muy
probablemente el resultado no será lo esperado. Si en ocasiones poniendo toda
la energía el resultado no llega!! Poniendo solo una parte de tu dedicación lo
más probable es que el resultado no sea el esperado.
Nunca llega el tiempo oportuno para lanzarse y correr el riesgo,
tú lo haces oportuno con tu pasión y dedicación. ¿Tu que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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