Las nuevas compañías tecnológicas tienen un protagonismo relevante
en nuestras economías. Esta situación hace que cada vez sean más el centro de
las miradas de muchos actores como suelen ser las grandes empresas. Se dan
cuenta que en la medida en que una empresa se convierte en un gran corporativo
su capacidad de transformación se limita y en algunas ocasiones las aleja de la
innovación.
Si bien las startups están desarrollando grandes innovaciones y
nuevas formas de generar riqueza, la generación de empleos continúa siendo una
asignatura pendiente. Por más que sea deseable construir una cultura
emprendedora, los emprendedores seguirán siendo minoría comparados contra la
demanda de empleos de todo tipo y categoría que seguirán demandando nuestras
sociedades.
Por otra parte, las grandes empresas que son las que ofrecen esas
posibilidades de empleo requieren renovarse y mantenerse vigentes, situación
que se ve amenazada más frecuentemente por la aparición de nuevos modelos de
negocio que con menos restricciones avanzan más rápido que ellos en el gusto
del consumidor.
La economía y nuestra sociedad demanda ambas realidades: por un
lado nuevas tecnologías y el desarrollo de una cultura emprendedora que
dinamice la generación de riqueza; pero por otra parte que la demanda de empleo
de las empresas establecidas continúe porque ahí se fundamenta nuestra
estabilidad social a través del empleo. Parece que debemos encontrar una
fórmula que permita la colaboración entre ambas realidades, donde cada una
pueda cumplir sus objetivos y al mismo tiempo jugar un juego extraño: Competir
y colaborar de forma simultánea.
Esta labor de engranaje entre el mundo corporativo y las startups
es uno de los grandes frutos de los ecosistemas emprendedores, ya que las
startups buscan construir reputación y obtener recursos para su crecimiento; y
por otro lado las empresas establecidas buscan innovación a una velocidad que
sus estructuras no siempre lo permiten de una forma oportuna. La combinación de
ambos mundos puede ser una buena opción.
En México han surgido aceleradoras corporativas, destacando
Bluebox que encabeza mi buen amigo Gustavo Huerta, quien aprovecha su don de
gentes y su gran capacidad para construir relaciones en poner en contacto
mundos tan diversos. Empresas como cinepolis, Alestra y Volaris son una muestra
de estas alianzas rentables y prometedoras tanto para las startups como para
estos grandes corporativos. Gran labor la que hace Gustavo Huerta y Bluebox para el desarrollo de la actividad emprendedora.
Otros corporativos como Telefónica, VW, Ford y otras están explorando el camino de formar sus aceleradoras corporativas en la búsqueda de startups que contribuyan con su innovación al crecimiento.
Otros corporativos como Telefónica, VW, Ford y otras están explorando el camino de formar sus aceleradoras corporativas en la búsqueda de startups que contribuyan con su innovación al crecimiento.
Recordemos que los ecosistemas emprendedores son redes de
colaboración y confianza con la intención de promover la actividad emprendedora
y donde todos los actores buscan de forma simultánea favorecer su actividad
particular al mismo tiempo que colaboran con otros actores para favorecer sus
respectivos intereses dando como resultado un crecimiento en la actividad
emprendedora y en última instancia en el crecimiento económico.
La formula de la nueva economía es la colaboración y esta sólo se
da en un ambiente de confianza. ¿Favoreces la colaboración y la confianza en tu
forma de trabajar, o eres egoísta y vas solo por lo tuyo? ¿Tú que opinas?
Jorge Peralta
@japeraltag
@innovadisrup
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